Por Aldo Battisacco -Enviado especial a Buenos Aires.

Este viernes se solicitó al Ministerio de Desarrollo y Hábitat porteño que cumpla con la medida cautelar que obliga al gobierno de la ciudad a entregar 150 litros de agua diarios a cada habitante de los barrios populares. El pedido de los vecinos tiene semanas. Este jueves se habían registrado 891 casos de coronavirus en los barrios populares.

El 5 de mayo la Justicia dictaminó que el gobierno de la ciudad debe garantizarle agua potable a los 400 mil habitantes de los barrios populares, un recurso vital para la higiene personal y domestica en la lucha contra el coronavirus, Sin embargo, parece que el Jefe de Gobierno porteño no escucha el reclamo de los vecinos.

La 31 y otras son la prueba de la distorsión y el resultado de ese modelo de país agro exportador sin desarrollo federal. Allí conviven argentinos de distintas provincias, y personas de países limítrofes. Hoy a esa construcción histórica de la pobreza en la gran capital se le sumó otra maldición, el coronavirus, que deja en evidencia las deficiencias estructurales producto de la desidia humana y la avaricia.

La Villa 31 ubicada en el barrio del Retiro está siendo fuertemente sacudida a causa del crecimiento de casos de personas infectadas de Covid-19,  Los habitantes demandan agua potable para higienizarse y poder cocinar, como también cloro y lavandina -que no llegó nunca- para garantizar las condiciones sanitarias del lugar.

La «Moni Bustamante», como se la conoce en la Villa 31, contó a Conclusión, que «hay más de 600 infectados por Covid-19», tanto es así que relató al iniciar la nota que se enteró que su vecino «esta internado con coronavirus».

«Usamos el mismo portón y yo no sabía que el vecino que vive arriba de mi casa estaba infectado, el gobierno nunca nos avisó. Me agarró un ataque de pánico. Y me acabo de enterar también que una compañera con la que trabajamos en un merendero esta aislada, ella me dijo que la aislaron» precisó Moni.

Para luego indicar que «hay un centro de manzana  en el que el 70% esta infectado, son compañeras que no llegaban al merendero, ayer me escribió una de ellas y hoy la otra. Me contaron que estaban encuarentadas». «Todo esto porque una mujer y su hijo que usaban la misma escalera que ellas, está internada por estar contagiada, y me dijeron que el gobierno les pidió no salir a ninguna parte».

Consultada sobre cuantas familias estaban en el galpón, Moni respondió que son alrededor de 150 familias» que contabilizan «cerca de 450 personas, todas ellas solo en un cuarto de manzana, pero que pasa en el resto del barrio que son 48 manzanas».

El 4 de mayo autoridades sanitarias de la Nación y de la ciudad de Buenos Aires iniciaron un operativo para detectar coronavirus en la Villa 31 de Retiro, luego que allí se registraran 151 casos positivos y un muerto.

«Hace un rato vino a verme otra chica, que me explicó que la habían aislado y no te avise de que faltaba porque me dijeron del gobierno que no hable y no fui a la olla popular para las viandas porque mi amiga del barrido se contagió y nos pidieron desde la Secretaria de la Ciudad que no hablemos», «le pregunte cuando fue eso, y me contestó, hace 5 minutos».

Es decir Moni tiene vecinos y compañeras de trabajo, con Covid-19, el panorama no es alentador, día a día se verifican el incremento de los casos y hay casos de ancianos que no son atendidos.

«Hay barredoras de la calle que no reciben los equipos de seguridad necesarios, pero ellas siguieron barriendo, resultaron ser 20 las afectadas, pero son cerca de 40 las que se tuvieron que aislar y puede ser peor porque además atienden un comedor comunitario, donde reparten mercaderías y bolsones a mucha gente, una de las chicas me contó que el análisis le dio negativo y la dejaron salir», pero «mienten hay muchos contagiados», dijo indignada la mujer.

Consultada si había advertido que se este trabajando en el barrio con obras para resolver la falta de agua, Moni respondió que «pasan fumigando con equipos de tres litros, es una cargada, eso no sirve para nada», dijo en tono grave, al tiempo que agregó que «no llega nada al barrio, pedimos desinfección hace más de dos meses, y pedimos los insumos para que nosotros hagamos la desinfección, podíamos hacerlo dos veces por semana, pero nada».

«No nos escuchan y estas son la consecuencias, por no dejarnos resolver las cosas en forma comunitaria, como hacemos siempre y si no muere nadie es porque comemos polenta, pero el barrio está infectado», manifestó.

En relación a como vivían y de que manera resuelven los ingresos de dinero para poder vivir, Bustamente expresó que hay «chicas que trabajan en geriátricos y que pueden ser ellas las que trajeron todo esto».

Al ser preguntada que hacen para evitar el contagio, Moni explicó que se los vecinos se «defienden con yuyos, la comunidad paraguaya y boliviana los venden, y los usamos como nuestros ancestros, se sabe que el eucaliptus, uña de gato, clavo de olor, la menta y la canela tienen antibióticos que combaten el catarro, hacemos vapor, las casas del barrio largan olor a eucaliptus y menta, otra no nos queda, en el hospital nos vamos a enfermar más».

Finalmente, Moni explicó que «un familiar tenía gripe y le recomendaron que se auto aisle y en dos días si no se agrava el cuadro llamaban la ambulancia para que los trasladen. Lo tratamos con infusiones. No entienden, porque cuando vinieron a testear, me acerque para pedir que lo hicieran con este familiar, y me dijeron que no, que teníamos que acercarnos al portal y desde allí recibimos la orden. Al consultarlo si no podían hacerlo ellos, me contestaron que se limitarían a los lugares donde los mandaban», y  «es todo una pantomima para la prensa, no otra cosa, vienen a sacarse fotos y recibir a los periodistas».