«Cuando se mira la composición de mi voto, el promedio del 37% que nos acompañó se integra en su gran mayoría por mujeres». Con estas palabras, el ministro de Economía y candidato a presidente por Unión por la Patria, Sergio Massa, puso énfasis en el apoyo que las mujeres le expresaron el pasado domingo de elecciones, destacando que de ese total, destacando que más del 45% de ese porcenaje fue voto femenino. Además, remarcó que los dirigentes no son «los dueños de los votos» y llamó a trabajar en la «unidad nacional».

El titular del Palacio de Hacienda brindó una conferencia de prensa para medios extranjeros y, durante la misma afirmó que las madres «no quieren vivir en una sociedad donde la venta de órganos o la libre portación de armas sea parte del sistema de valores». Y apuntó que del total de votantes que se decantaron por la fórmula de Unión por la Patria,  hubo un 45% de mujeres.

Consultado sobre el escenario que se abre de cara al balotje del próximo 19 de noviembre, remarcó que «los dirigentes que creen que son dueños de la voluntad ciudadana se equivocan» porque «el ciudadano va eligiendo de acuerdo a su estado de ánimo, expectativa, esperanza y a lo que le dé certezas». «Cuando alguien pretende apropiarse de la voluntad del ciudadano lo primero que hace es quitarle la confianza».

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En esa línea señaló que, lo que el mundo espera de la Argentina «es equilibrio, racionalidad, sentido común, templanza, multilateralismo y previsibilidad, frente a la imprevisibilidad de encontrarse con dirigentes que plantean la ruptura con el Mercosur, China y con la Santa Sede, siendo el Papa argentino».

También señaló como un «error» plantear que un eventual gobierno suyo esté «vinculado sólo al peronismo» porque buscará una administración de «unidad nacional» con «los mejores de las distintas fuerzas políticas, sin importar su procedencia».

Asimismo, reveló que recibió llamados de «varios los presidentes de América Latina y de dirigentes políticos y funcionarios de la Casa Blanca», además de «líderes europeos», lo cual lo «halaga y le agrega responsabilidad».

Por otro lado, anticipó un «cambio en el sistema del servicio exterior argentino», en referencia a que «el ascenso de los embajadores no se va a dar solamente por antigüedad» sino por «capacidad de generación de negocios para la Argentina». «No quiero embajadores que coman sanguchitos en los cócteles ni que tomen copas de champagne; quiero embajadores que hagan negocios para la Argentina y que traigan resultados para nuestras empresas», enfatizó.