El diputado Sergio Massa buscará erigirse como la principal figura de la oposición, a partir del aumento de la representación parlamentaria del Frente Renovador en el Congreso y en la Legislatura bonaerense, que hará pesar para negociar espacios de poder, así como de la pelea por la conducción del Partido Justicialista (PJ).

«Con un resultado tan estrecho (en el balotaje), la relación con Massa y el Frente Renovador es clave para (el presidente electo, Mauricio) Macri en lo nacional y en la provincia de Buenos Aires. Es vital para tener gobernabilidad», afirmó a NA un vocero del massismo.

El propio Massa descartó días antes del balotaje que pretenda un cogobierno con Cambiemos y que dirigentes del Frente Renovador vayan a desempeñarse en cargos en el Gabinete de Macri y en el bonaerense, de María Eugenia Vidal.

Sin embargo, con la gobernadora electa ya hay acuerdos de gobernabilidad: la futura mandataria impulsará el fin de las reelecciones indefinidas de intendentes y, en materia de transparencia, la puesta en vigor de un gobierno abierto, ambas propuestas del Frente Renovador.

Como contrapartida, el massismo le brindará los votos en la Legislatura bonaerense para aprobar la ley de Presupuesto 2016 y una reforma en la ley de ministerios.

En la negociación también el Frente Renovador podría quedarse con puestos en organismos de control de la gestión y las finanzas de la Provincia de Buenos Aires.

En el massismo evalúan que «Macri sobreestimó el resultado electoral» y que su jefe de campaña, Marcos Peña, y sus operadores «hablaban de diez o más puntos de diferencia en el balotaje» contra el postulante del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, que finalmenteterminó siendo inferior a 3 puntos.

Massa tendrá en cuenta ese «resultado parejo» y hará sentir su fortaleza en la Cámara de Diputados, donde contará con al menos 32 integrantes, 27 del Frente Renovador y 5 de Unión por Córdoba, el espacio que lidera José Manuel de la Sota, con quien conformó el frente Unidos por una Nueva Alternativa (UNA), que en la presidencial de octubre salió tercero, con 5,2 millones de votos.

El ex intendente de Tigre considera clave el hecho de contar con esas 32 bancas a la hora de negociar la aprobación de leyes impulsadas por el Poder Ejecutivo.

En paralelo a su protagonismo en el plano institucional, Massa podría promover a De la Sota para la presidencia del PJ, que renovará autoridades en marzo del año que viene y que hoy está conducido por el saliente gobernador jujeño, Eduardo Fellner.

Una semana después de los comicios de octubre, Massa y De la Sota se reunieron en Córdoba, desde donde hicieron saber que ambos pelearán juntos por la conducción de lo que denominaron «el nuevo PJ», al que definieron como «un peronismo futurista, marinettista», en alusión al egipcio Filippo Tommasso Marinetti, fundador del movimiento cultural futurismo, desarrollado en Europa a inicios del siglo XX.

El massismo y el delasotismo se interesarán por la estructura del PJ una vez que Cristina Kirchner le entregue el mando a Macri, con un peronismo débil, en crisis y fuera del poder.

Días después de la reunión en Córdoba con el tigrense, De la Sota publicó una «carta abierta» al pueblo cordobés, en la que agradeció el apoyo a su espacio para la elección de su sucesor, Juan Schiaretti, y aprovechó para señalar que se dedicará «en los próximos años a construir un peronismo renovado».

Sostuvo que pretende un peronismo «pacificador, federal, con ideas innovadoras que devuelva la esperanza, y que sea una herramienta al servicio de la construcción de una Argentina feliz y republicana».