Por Marcelo Chibotta

En pleno receso invernal, el edificio del Concejo Municipal no luce ordenado ni limpio. El polvillo se ha enseñoreado en cualquier lugar por el que se transita, debido a las reformas que se llevan adelante desde hace ya un tiempo.

Así y todo, los empleados administrativos siguen con sus tareas y varios concejales transitan entre muebles que quedarán en desuso, aparatos de aire acondicionado que ya no estarán y andamios que parecen tener la pretensión de seguir en el lugar, sin que tengan que ser sometidos a la elección popular.

Después de apretar el botón del ascensor que llega hasta el segundo piso, la concejala María Eugenia Schmuck recibió a Conclusión en su oficina, ubicada en un lugar que parece estar destinada más a la bohardilla de un artista que a la oficina de uno de los representantes políticos surgido del voto de los rosarinos.

Ante la primera consulta sobre cómo ve la gestión del cuerpo legislativo de la ciudad, Schmuck desliza su respuesta: «Me parece que es una buena gestión», aunque rápidamente aclara: «Nosotros quedamos desfasados en cuanto a las comisiones debido a que perdimos la elección por la presidencia del cuerpo (en el comienzo del presente período, frente a la titular del Concejo, Daniela León).

«Se ha hecho mucha obra pública y por ahí puede que falte equilibrar porque nuestro bloque no ha tenido ningún beneficio porque tengo la peor de las oficinas», subrayó.

En cuanto a la relación con los demás bloques, la concejala radical describió que la nueva composición del Concejo «hace más difíciles las construcciones de acuerdo», aunque calificó la situación «más interesante porque hay muchos concejales que tienen más inserción territorial».

«Bienvenida sea esta metodología, porque esto hará que los rosarinos y rosarinas tendrán a sus representantes que estarán más cerca de los problemas y a veces de las soluciones. Además tenemos una forma de construir que no nos quedamos con la presentación del proyecto o de la demanda, sino que somos así como pájaros carpinteros de los funcionarios que tienen que cumplir con esas ordenanzas y con estos decretos», señaló.

Al respecto del trabajo con otros bloques, la compañera de bloque de Sebastián Chale, explicó que «con los chicos de Ciudad Futura nos pusimos de acuerdo, incluso en mi candidatura (a presidenta del Concejo), y trabajamos algunas ordenanzas importantes como para los clubes sociales y culturales. También me pongo de acuerdo con el socialismo y tiendo puentes con Osvaldo Miatello y Carola Nin. Con esos sectores trabajo de manera más cercana».

«Con Norma López nos ponemos de acuerdo en el tema de género, aunque en los otros no nos pongamos de acuerdo en nada», completó.

Más adelante, y en cuanto a la gestión de la intendenta Mónica Fein, Schmuck valoró que la integración de Pablo Javkin, Federico Valentini y NIcolás Gianelloni «le ha dado un aire nuevo a la gestión» y que «el gran desafío de cara al año que viene y para los próximos tres, es demostrar que el Frente Progresista es capaz de generar su propia alternancia» ya que «hay una generación, que pertenecemos a distintos espacios político-partidarios, que está en condiciones de liderar el Frente Progresista y eso se tiene que empezar a mostrarse a partir del año que viene».

— ¿Cuáles son los problemas que la Municipalidad debe considerar prioritarios para resolver?

— El tema que nos traspasa todos que si bien no es de competencia municipal, sigue siendo el de la seguridad. Ha mejorado mejorado muchísimo a partir de la designación de Maximiliano Pullaro como ministro porque no solamente ante los problemas hay una apertura absoluta y una gestión de 24 horas o súper dinámica, sino que también hay una decisión de terminar con las cuestiones delictivas que no es poco. Por otra parte, hay dos temas en los cuales los concejales estamos involucrados y que hay que resolver: uno tiene que ver con la ordenanza de espectáculos públicos, de la noche y el otro es la cuestión de la vivienda. Para mí son los dos temas más importantes y si bien no es una función del Estado municipal tenemos que ser lo suficientemente creativos e innovadores para generar herramientas que nos permitan dar respuestas a ese grave problema que es el de la vivienda. Hace 5 años que presentamos un proyecto que es un sistema de ahorro público para la vivienda, que tiene la participación de la provincia y del municipio, para hacer un sistema de ahorro previo y demás destinado a la clase media. Con un subsidio de tasa del Banco Municipal, porque tenemos la posibilidad de tener una banca pública, más un porcentaje de impuestos a los casinos, se puede generar un círculo de ahorro para adquirir la vivienda; incluso hemos comprometido en la construcción de este proyecto a muchos representantes gremiales de la Cámara Empresarial. Necesitamos construir entre el Estado y los privados un crédito accesible.

— ¿Y qué pasó desde hace 5 años a esta parte porque todavía el proyecto no se pudo coronar

— No nos dan bolilla. Lo vamos a poner en debate este año, pero los otros bloques ponen reparos por la cuestión presupuestaria.

— Ahora pasamos a la política ¿Hay crisis de representatividad debido a que grandes sectores de la sociedad critica desde hace mucho tiempo al funcionariado o a la dirigencia política?

— A mí no me gusta construir un colectivo que se llame «la dirigencia política» porque la verdad es que somos todos muy diferentes. Me considero parte de la dirigencia política y soy también una mamá, una amiga y una militante política que tiene una responsabilidad pública coyuntural. No es que he ingresado a una élite de la que no voy a salir nunca. Es la que me han otorgado los rosarinos y rosarinas con su voto y hay que honrarla. Eso significa trabajar a tiempo completo como hago y construir una relación de cotidianeidad con la mayoría de los vecinos y vecinas de la ciudad en la medida de mis posibilidades. Creo que hay críticas a algunos dirigentes o a algunos funcionarios, principalmente por su deshonestidad, por ser participes de hechos de corrupción en muchos casos. Hay un desencanto con la política, ya sea con el gobierno anterior porque ha sido protagonista de hechos de corrupción que nadie puede negar y ocultar, más allá de hasta donde sigue la línea de responsabilidades;  y con este gobierno porque por lo menos el 50 % de la población había depositado muchas expectativas ya que se pensaba que iba a generar un gran cambio, y se encontró con un tarifazo imposible de sostener en el bolsillo de los sectores más vulnerables y también de la clase media que claramente lo apoyó en gran parte. Por todo eso me parece que las críticas tienen que ver con la lejanía, con la falta de empatía, porque eso no pasa por tocar timbre ni presentarse en una campaña, sino que pasa por estar cerca en todo momento y no cuando uno necesita el voto. Yo no soy así y por eso no me considero parte de esa dirigencia política. Ante cualquier critica la asumo, me siento y lo charlo porque puedo haberme equivocado, puedo no haber hecho algo bien, pero trato de remediarlo. No es que me doy vuelta y digo ¡Ay estos que me critican!

— ¿Hay que cambiar algunas cuestiones vinculadas a la forma en la que el sistema actual representa los intereses de la sociedad?

— El sistema de boleta única ha mejorado la representatividad de las minorías, no solamente de los partidos políticos que no tenían representación en el Concejo, sino que dentro de los partidos ha facilitado qué algunos militantes tengan más posibilidades de acceder sin depender de la dedocracia. Si no hubiera sido por la boleta única, jamás hubiera sido candidata por parte del radicalismo, porque son siempre los mismos, porque está el que tiene más plata y porque es un partido muy machista. Lo que sí creo es que hay que dar un debate sobre la reforma constitucional. Estoy de acuerdo con la iniciativa del gobernador porque es algo que estamos reclamando los rosarinos desde la reforma de 1994. Hay que dejar los discursos vacíos, hay que arremangarse y empezar a construir la Convención Constituyente para que Rosario pueda tener autonomía, para que pueda discutir si va a haber un viceintendente o si vamos a tener concejales por distrito.

— Dada su adhesión a Cambiemos a nivel nacional y al Frente Progresista en la provincia y la ciudad ¿Hacia dónde tiene que ir el radicalismo?

— La realidad es que hay una decisión del radicalismo de participar a nivel nacional de Cambiamos y una realidad provincial y local en la que particularmente nosotros creemos que hay que apostar al fortalecimiento del Frente Progresista. Nosotros tenemos críticas muy profundas hacia el gobierno anterior, vinculadas a la honestidad y a determinados hechos de corrupción. A mi juicio ello invalida muchísimas de las buenas políticas públicas, correctas, adecuadas y dirigidas hacia los sectores más vulnerables de la sociedad, que he reconocido públicamente a pesar de que jamás compartí la ideología del modelo kirchnerista. El «roban pero hacen» no funciona, porque todos los que ponemos el cuerpo y ponemos nuestro dinero y nuestro tiempo en hacer política no nos bancamos que haya gente que utilice la función pública para enriquecerse personalmente y no importa lo bueno lo malo que hayan hecho. Y Macri es para muchos de nosotros un representante de un modelo liberal que nosotros no terminamos de compartir. Me puedo asumir como liberal en lo político porque soy una defensora de la República, de la ética… por eso soy radical, pero me considero parte del campo nacional, popular y progresista a la hora de pensar las políticas públicas y a la hora de de construir mi relación con los vecinos de la ciudad de Rosario. En ese sentido a nosotros nos interesa construir un camino alternativo a la grieta, que tenga la suficiente autonomía para poder criticar desde lo local y lo provincial, todas aquellas políticas públicas que de alguna manera perjudican a los sectores para los cuales más se tiene gobernar y que son los que menos tienen, los más desfavorecidos. Entonces, ese camino es a nuestro juicio el Frente Progresista.

— Esto no es lo mismo que dice el titular del radicalismo provincial, Julián Galdeano…

— A las decisiones que ha tomado el radicalismo, en algunos casos las comparto y en otra, menos, pero en todos los casos hemos asumido esa definición como propia a pesar de nuestras diferencias. No nos toca a nosotros tomar el futuro nacional del radicalismo en Cambiemos. Nuestra preocupación está puesta en Rosario y en todo caso en la provincia, pero más en Rosario para construir un Frente Progresista que se renueve, que genere alternancia y nosotros creemos que somos parte de una generación que estamos en condiciones de hacerlo. El camino provincial y nacional del radicalismo se verá en el momento que se tomen definiciones sobre cuáles serán los pasos a seguir.

— ¿Cuál es su expectativa o su deseo para después del 10 de diciembre de 2019?

— Nosotros nos vemos gobernando la ciudad con una generación de compañeros de militancia de diferentes partidos políticos, de una generación que creemos estamos en condiciones de hacerlo. El lugar en el que estaré lo van a definir no solamente esas circunstancias, sino también la posibilidad de construir una alternativa que sea competitiva. No nos desespera ser candidatos en 2019, tenemos mucho tiempo, pero sí queremos acompañar un proceso en el cual seamos claramente protagonistas de un próximo gobierno.