El reconocido politólogo Andrés Malamud pasó días atrás por Rosario en el marco del Congreso de la Democracia y visitó los estudios de Conclusión para un mano a mano con Café Internacional, en el que dejó conceptos interesantísimos para analizar la política y la coyuntura nacional e internacional.

Malamud, que reconoce ser radical cuando milita pero politólogo cuando analiza (“trato de no juntarlas”), da clases en la Universidad de Lisboa y ha publicado varios libros, el último de ellos “El oficio más antiguo del mundo”. En su análisis ponderó los errores que llevaron al gobierno argentino a la situación actual y estableció una radiografía del peronismo, el radicalismo y el Pro. También se refirió al escenario en Brasil, donde habrá elecciones este domingo, y hasta quedó espacio para analizar la “guerra comercial” entre China y Estados Unidos que, según afirmó, en algún punto “puede ser beneficiosa”.

-¿Cómo analiza el momento actual del gobierno?¿Cómo se llegó a este punto?

-Es producto de un mal diagnostico y un mal diseño. Pensó que el mundo era un lugar estable y Argentina un país descarriado y correspondía “volver al mundo”. Y el mundo hoy es inestable, está cambiando, esto no es una tormenta, es cambio climático. Y Argentina, dentro de su inestabilidad, es siempre el mismo país y hay que aprender a gobernarlo. Con herramientas que enseña la historia, no es una buena elección ignorarla. Y después hubo un error de diseño, de cuestiones técnicas: intentar frenar la inflación si aumentas tarifas, quitando los subsidios, por ejemplo, no se puede hacer todo al mismo tiempo, son medidas contradictorias y tenes que ajustarte vos o te ajusta el mercado.

-¿A que mundo pensó el gobierno que volvía?

-Pensó en un mundo obameano, en el cual asumió y pensó que seguiría con Hilary, y eso no fue un error en sí, nadie se lo factura, Trump no se lo factura, pero si una falla en el diagnóstico, pensar que el mundo iba a seguir así, estable, y que había que volver. Y ese mundo (capitalista, occidental, blanco) está dejando de existir para ir hacia uno que va a ser capitalista raro, conducido por China, post occidental y menos blanco. Ahora se están dando cuenta y diversifican la política exterior. Cristina (Fernández de Kirchner) cometió el error inverso, desprecio a Occidente, y se jugó por el mundo emergente, y tomó por emergente todo lo que no era occidente. Hay que diversificar con todos, peor no despreciar a occidente. Cambiemos desprecio lo que no era occidente. Cristina la piloteo mas o menos, Néstor (Kirchner) la piloteo mejor.

-¿Qué alianzas en la región debería intentar fortalecer el gobierno?

-Todas, hay que ser amigo de todos, vender, comprar, ampliar mercados y traer tecnología y capitales, eso nos falta, no hay nadie que sea un enemigo, no precisamos enemigos.

-¿Es tan posible que Macri finalice su mandato como que no lo haga?

-Es posible, así como que caiga un rayo. Hace 90 años que un presidente que no sea general o peronista termina su , mandato. Si Macri lo logra se cerraría un ciclo. Macri entregando el poder o reeligiendo el 10 de diciembre de 2019, cierra otro capitulo importante de la vida política argentina, aun con una economía mala, es un progreso eso.

-Usted dijo meses atrás que Macri caminaba a la reelección “salvo que hubiera una crisis económica”, ¿era tan previsible?

-Siempre estuvo claro que si no había turbulencias, Cambiemos caminaba hacia reelección. Era obvio que podía haber turbulencias, me consta que Macri siempre temió que cerraran la canilla del financiamiento internacional, pero aposto a que no. Perdió. Con el diario del lunes, digo que se debieron crear amortiguadores, no apostar todo, controlar capitales, establecer retenciones. Apostó que vendrían inversiones y habría confianza. No llegaron.

-Alguna vez ha dicho que Cambiemos fue efectivo electoralmente por ser una fórmula sociológicamente radical, políticamente peronista y estratégicamente moderna ¿Qué quiso decir?

-Lo de la sociológica radical tiene que con que Cambiemos atrapa a un electorado que representaba el radicalismo y había quedado huérfano después de la crisis (2001) con el retraimiento de ese partido. Encontraron un nuevo padre en Cambiemos, que aprovecha esa disponibilidad electoral. También tuvo siempre, el Pro, estrategias peronistas, orientadas al poder. El Pro es un partido inventado para ganar, el radicalismo no. Es un partido relativamente alérgico al poder, le incomoda, lo sufre. El peronismo lo goza, lo disfruta. El Pro era como el peronismo, ahora está cambiando. Lo esta padeciendo.

-¿Cómo ve al peronismo hoy, en esos términos?

-La gran cuestión hoy en el peronismo es que esta separado en sectores sindicalizados e informales. El piquetero que corta calle es peronista y el tachero que lo putea también lo es. ¿Como reconciliarlos? La política es la que reconcilia clases, un liderazgo capaz de generar relato y propuesta, que haga que los dos que se identifican con esa fuerza, aun con intereses contrapuestos, voten lo mismo. Agregar intereses. Argentina tiene una característica y es que nos resistimos a aceptar, la ideología importa menos que la clase. La gente vota mas por identidad de clase. El peronismo, depende la década, puede ser de izquierda o derecha y tener mas o menos los mismos votantes en cantidad. Cristina fue senadora de Menem, y viceversa, y se votaban las leyes.

¿Y como analiza la interna del gobierno, hay también allí “choque de mundos”?

El Pro es un partido de varios grupos, en el que convergen radicales, peronistas, desencantados, empresarios, con preponderancia de dos sectores de procedencia mayoritarios: los CEO’s y las ONG’s (think tanks). El grupo de los CEO fracasó, y triunfó el otro, el de (María Eugenia) Vidal y (Carolina) Stanley. Triunfó el sector de la “sensibilidad” y fracasó la “eficiencia”. El radicalismo, allí dentro, fracasó en ambas pero sobrevive porque queda un no peronismo en la sociedad, el Pro puede desaparecer, como partido, el radicalismo no, porque encarna un sentimiento de no peronismo capilar en toda la sociedad.

-¿Como se reorganizó la estructura de gobierno, luego de ese fin de semana en el que se tiraban nombres y sonaban renuncias a ministerios?

-Marcos Peña ha salido lastimado con la crisis, perdió parte de su corte, uno de los CEO fue desplazado y el otro destituido (en referencia a Mario Quintana y Gustavo Lopetegui). Los políticos que están ahí (en el gabinete) ahora van a funcionar de otra manera. Respeto a los que se callan la boca y no dañan al presidente diciendo “me invitaron y no acepté”. ¿Por que no aceptaron? Porque sabían que la intermediación seguía recayendo en Peña, que todos piensan que es el problema. Dentro de Pro dicen que Peña mejora a Macri, tengamos cuidado, quizás sin el esto es peor.

-¿Tiene intelectuales Cambiemos?

-No lo sé, de movida no me gusta ese término. Hay cuatro maneras en las que un académico puede intervenir en política: ser un “intelectual orgánico”, se juega por un partido; un “intelectual público, que se juega por una causa; y después hay analistas políticos, que ayudan a hacer comprensible la realidad; y finalmente divulgadores científicos, que ayudan a a hacer comprensible la ciencia. Prefiero estos últimos dos grupos, me considero ahí aunque no me guste la palabra “intelectual”.

-¿Qué le genera la referencia por parte del gobierno a los “70 años de decadencia” de los que viene, siguiendo la linea argumental oficial, a redimirnos?

-Si dicen “70 años decadencia” por el déficit (fiscal), es análisis, puedo coincidir o no pero lo respeto. Si es un juicio moral (referido al peronismo) no, porque no me ayuda a entender.

-Se vienen las elecciones en Brasil, polarizadas y con el principal candidato que es un “personaje” como Bolsonaro, ¿cómo evalúa ese proceso?

-Primero hay que decir que Bolsonaro está hace 30 años en Diputados, no es un outsider. Es un producto de la política brasileña, no viene de afuera a romperla. La política brasileña tiene muchas cosas, hasta ahora las procesaba y el producto final que daba por arriba era potable, votable. Ahora lo que estaba por debajo, toda esa podredumbre, o por lo menos lo que no nos gusta, emerge.

-¿Qué representa Bolsonaro?

-Para concepción que tengo es dañino, es de los que prefieren balas a votos. Tiene valores parecidos, aunque menos suaves, al ala de la “América profunda de Trump. En Brasil es mas grosero y violento. Nosotros conocemos al Brasil suave, el brasileño de la calle es cordial, el argentino grita, es confrontativo, el brasileño no. Pero es un país en el que adentro hay mucha violencia, sobre todo racial. El perfil del asesinado es varón, pobre, negro y favelado. Y la política no mata, la sociedad mata.

-¿Qué le genera la justicia argentina actualmente, con tantos casos de corrupción investigados, en comparación con la justicia brasileña y todo lo que fue el “Lava Jato”?

-Nos puede gustar o no pero la justicia en Brasil es distinta a la de Argentina. No dependen del poder político (que no quiere decir que no tengan “camiseta”). Tienen recursos, profesionales formados y dinero disponible. También hay que decir que Comodoro Py no es toda la justicia argentina. Eso es un desastre, no descubro nada. El sistema es mas eficiente allá porque, guste o no la sentencia, la hay. El estado de derecho es un proceso. Lula lo acepta, recurre, no llama gente a la calle. Dice que es injusto, pero acepta el sistema. Dilma es candidata a senadora, porque el Congreso voto dos veces, una de ellas para no inhabilitarla.

-¿Qué debe cambiar en la justicia argentina?

-Necesariamente la justicia federal penal argentina tiene que ser reformada. Hay que formar mejor a los jueces. Por ejemplo, los fallos argentinos son ilegibles para el ciudadano común, en otros lados no pasa eso. No les enseñan a escribir, y su trabajo es escribir.

-¿Hay que temer simbronazos globales por la tensión, por ahora comercial, entre Estados Unidos y China?

-En la historia hay cambios, potencias declinantes y emergentes. La gran cuestión con Estados Unidos y China, es como será la transición , si en guerra o en paz. Cuando hay homogeneidad entre ellos (como fue con Estados Unidos y Gran Bretaña), la transición puede ser pacifica. A que ver Estados Unidos consigue condiciones para China ascienda pacíficamente y quiere que así sea. China parece preferir ese camino. Por otra parte, estos escarceos comerciales entre ellos, nos hacen mal pero no son nada, es aprendizaje, conocerse y negociar. Puede ser beneficioso, significar que no haya guerra.

Foto: Florencia Ferreira