Por Fabrizio Turturici

El periodista y ex diputado por la Coalición Cívica Fernando Iglesias dialogó con Conclusión tras los videos que trascendieron en La Rosadita, “la cueva financiera” donde operaban importantes figuras “ligadas al pasado gobierno” que demuestra “la corrupción existente en Argentina”.

En este orden, el escritor de ocho libros publicados, cuyo último título recita “Es el peronismo, estúpido”, señaló que “no es nada que nos sorprenda a quienes lo venimos denunciando desde hace una década”. Asimismo, Iglesias expuso que “lo que hace es poner de manifiesto algo tan obsceno como real y doloroso. Estas cosas ocurrían y las consecuencias son las que todos conocemos. Ese dinero está manchado por la sangre de muchos argentinos”, dijo el profesor universitario al tiempo que agregó: “La corrupción mata y quedó demostrado en la Tragedia de Once”.

—¿Qué opinión tiene sobre el accionar del juez Sebastián Casanello en la causa por La Ruta del Dinero K?

—Jorge Lanata le puso “Tortuga” a Casanello y creo que acertó. Que recién ahora se le haya ocurrido llamar a indagatoria a Lázaro Báez, y que no esté allanando sus propiedades en Santa Cruz para ver si está allí el dinero, es una vergüenza. El doctor está expresando una escasísima voluntad de investigación. La declaración sobre la inocencia de Cristina Kirchner manifiesta el intento de quitarse la causa de encima, porque está claro que son prejuicios infundados.

—El apodo “Tortuga”, bien o mal puesto, denota la ineptitud del magistrado. Yendo más lejos, ¿no piensa que puede haber un trasfondo espurio en todo esto?

—Está claro que hay una lentitud voluntaria que permite a los sospechosos preparar coartadas y diluir las pruebas. La forma de investigar debe ser, siempre, lo más rápido posible. Y ya hay pruebas suficientes para tomar una serie de medidas que el juez Casanello aún no ha tomado.

—Desde el principio, usted ha sido siempre muy crítico de la corrupción. ¿Ha sido el Gobierno kirchnerista el más corrupto de la historia argentina?

—Sí, por gran diferencia. Ni siquiera la dictadura tuvo niveles tan altos de enriquecimiento ilícito. Por supuesto que es mucho peor asesinar que robar, así que no estoy comparando al proceso militar con la pasada gestión. Pero en términos de corrupción, fueron una vergüenza: funcionarios que se hicieron ricos de la noche a la mañana… No son políticos que se corrompieron, sino una banda de delincuentes que accedieron al poder. Ya llegaron desde Santa Cruz con un pasado oscuro.

—¿Piensa que está preocupada Cristina por su situación judicial?

—No me cabe ninguna duda de que la ex presidenta está preocupadísima. Es que todas las pruebas apuntan hacia ella: Ferreyra, Lázaro Báez, Cristóbal López… tienen una relación directa con Cristina y todo hace suponer que son sus testaferros.

—Sin embargo, salvo algún caso aislado, jamás un político terminó entre rejas por robar…

—Sería un paso importante para la sociedad argentina: una señal de que se terminó la impunidad. No sólo para Cristina, sino para muchos funcionarios, como (Julio) De Vido y otra gente. ¿Quién puede pensar que la ex presidenta, que estaba involucrada en todos los asuntos, no sabía lo que estaba pasando en su gobierno? Si queremos terminar con la impunidad, Cristina debería, ya mismo, ser indagada y estar procesada.

—Usted mencionó alguna vez un concepto muy interesante. Dijo que en Argentina se habla mucho de democracia pero poco de republicanismo…

—En efecto, es así. La democracia es el poder del pueblo, pero la república establece una serie de fundamentos que son tanto —o más— importantes que los democráticos. Por ejemplo: el concepto de Derechos Humanos. Si a la mayoría de una sociedad se le ocurre salir a matar judíos, eso puede ser perfectamente democrático, pero no es republicano. Por eso, la república es más importante, inclusive, que la democracia. Ahora eso ha cambiado. Los contenidos republicanos que propuso Cambiemos tuvieron un impacto muy fuerte en la opinión pública y fueron decisivos en las elecciones.

—No obstante, costará mucho recuperar las instituciones que han quedado destruidas…

—Yo creo que el Gobierno está trabajando bien, avanzando mucho en este sentido. La gran duda es la economía: evitar una crisis económica grave. Se han tomado ciertas medidas, que son el comienzo de un largo camino: lo importante es empezar.

—¿Es la Justicia —como denuncia Carrió— el peor mal de nuestro país?

—Probablemente, sí. La falta de Justicia y la impunidad conforman la base de los niveles de corrupción. La misma existe en todos los países, pero en la medida que no se castigue, todo se descontrola. Es lo que pasó en Argentina.

—¿Cuál es el futuro del peronismo? ¿Se ha sorprendido con la actitud del mismo para con el nuevo Gobierno?

—Hasta ahora, las señales que han dado son positivas; mejor de lo que uno podía esperar. No me sorprendió en realidad, porque el Gobierno tiene índices de popularidad muy altos. Entonces, cualquiera que quiera oponerse pagaría un fuerte costo político. Espero equivocarme, pero habrá que ver cómo se comportan cuando la imagen del presidente caiga.

—¿El kirchnerismo desapareció?

—No, para nada. Está ahí, esperando un escenario de crisis económica para reaparecer como la fuerza que buscará capitalizar los problemas y hacerse cargo de los mismos.

—¿Y sobre la iniciativa que presentó para la creación de una Corte Penal Latinoamericana?

—Hoy, todos los temas que tienen que ver con el crimen organizado (en particular, el tráfico de drogas y la trata de personas), tienen una dimensión regional. Por lo tanto, se necesita una estrategia de cooperación internacional para combatir a estas bandas. La propuesta de la Corte Penal Latinoamericana apunta a la integración regional alrededor de un problema sentido por las sociedades latinoamericanas. Llevamos dos años con esta campaña y, en este momento, tenemos apoyo de una parte importante del Gobierno, en particular de la Vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti. Veremos cuáles son los pasos que se dan en el futuro para hacer de esta Corte una realidad. América latina necesita un organismo capaz de combinar información, perseguir a peligrosos criminales y desarticular las grandes bandas.