En la edición de este jueves del diario Clarín, el columnista Luis Ceriotto expone algunos argumentos que ponen en duda las razones que invocó Isela Costantini para su alejamiento del cargo de presidente de Aerolíneas Argentinas.

Lo llamativo de la renuncia –dice el analista- es que adujo “razones personales” o un “paso al costado” para irse de la presidencia de la aerolínea de bandera de Argentina, pero junto con ella también se van el director de Recursos Humanos y el secretario general del Directorio. ¿Es realmente su renuncia una motivación personal, u obedece más a una serie de factores, incluido cierto fastidio desde lo más alto del Gobierno?, se pregunta Ceriotto.

Una de las objeciones que había recibido la gestión de Costantinifue su decisión de “no aplicar el bisturí”.Si bien la ejecutiva aplicó una política de recortes de gastos, la plantilla de personal es prácticamente la misma que le dejó Mariano Recalde.

Y en la paritaria cerrada a comienzos de noviembre, la empresa le habría comunicado al Gobierno que el incremento salarial era del 34% cuando, con los adicionales, trepa al 48%.

Comenta el periodista que otro asunto que hizo ruido desde hace al menos un mes es el resultado operativo de la empresa. El martes, el director financiero, Pablo Miezdiak, le dijo a Clarín que los subsidios del Estado a Aerolíneas cerrarán por debajo de 300 millones de dólares, es decir, que pasó a perder menos de un millón de dólares por día.

Pero no es menos cierto que, a comienzos de mayo, Mario Quintana y Guillermo Dietrich le habían comunicado que su tope de déficit debía ser reducido a u$s 248 millones.

Un achique importante

Aquella noticia había caído como un balde de agua helada: hasta aquel momento, Costantini contaba con poder manejar un déficit de 442 millones de dólares y, de un día para el otro, se encontró con que se lo reducían a la mitad.

Nadie le puede negar actitud. Un par de días más tarde, frente a un auditorio de empresarios, les dijo: “Uno dice okey, me voy a ajustar y no entro en pánico”. Lo que hizo fue aplicar un plan de emergencia: negoció con una subsidiaria de General Electric la venta de tres aviones B737-800 que estaban parcialmente pagos desde la gestión de Recalde y obtuvo fondos por al menos60 millones de dólares. Y también renegoció la financiación para los 17 aviones Boeing que irán llegando hasta 2019.

Pero los esfuerzos de Costantini nunca terminaron de conseguir su rebote en la Casa Rosada. Incluso hubo un episodio en sentido contrario: hacia marzo, en el entorno se Isela se aseguraba que a mediados de ese mes iba a haber una acto en la Casa Rosada, donde la funcionaria le entregaría a Macri el plan para Aerolíneas hasta 2019.