En una entrevista a Letra P publicada el pasado 29 de julio, el economista y precandidato presidencial por Consenso Federal, Roberto Lavagna, lanzó una definición pensada para ganarse el guiño de empresariado, tanto nacional como multinacional: “Hoy la pyme está tan golpeada por todos los excesos cometidos en materia de sobreprotección laboral y demás que, si no hay reforma, no va a haber generación de empleo”.

Le consultaron a Lavagna qué modelo económico propone su fórmula (integrada junto al gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey). Y él respondió que “si uno abandona las ideologías, el modelo que decide un país es un modelo que ocupa a la población de ese país, es decir, que crea empleo”.

“Entonces, ¿cuál es la diferencia con la del Gobierno?”, insistieron los entrevistadores. “La gran diferencia con el Gobierno es que plantea una reforma laboral en una economía estancada y, en consecuencia, no va a tener ningún efecto. Le permitirá ganar algún pesito más a algún empresario”, dijo en competencia con Macri.

Y volvió a detallar su idea. “La reforma laboral tiene que ser parte de un nuevo proceso de desarrollo, con una economía caminando, donde la reforma laboral no toque los derechos adquiridos de los que están (…) aunque son un pedacito, porque la mayoría de los argentinos ya no está en el pedacito que tiene toda la protección laboral propia de los años ’50, 60, ’90. La gran mayoría está afuera. Al resto hay que mostrarle que la reforma genera empleo”.

Y para justificar su iniciativa, puso como ejemplo nada menos que a Vaca Muerta. “Allí decidieron hacer una flexibilización laboral importante en el marco de la creación de 30 mil puestos de trabajo con sueldos por encima del promedio. Ahí funciona”, sentenció.