El técnico informático Diego Lagomarsino negó ser espía de la Secretaría de Inteligencia (SI) y cuestionó al gobierno nacional por señalarlo como sospechoso de un supuesto asesinato de Alberto Nisman, a quien le prestó la pistola con la que el fiscal al parecer se quitó la vida.

En ese marco, sostuvo que «se aprovecharon» de su silencio para incriminarlo. «Yo era todo lo que tenían y se aprovecharon de mi silencio. Llegó un punto en el que empecé a sentir miedo. La gente está diciendo cosas de mí que no son ciertas», dijo el empleado de la Unidad Fiscal (UFI) AMIA en una entrevista que le concedió al diario británico The Guardian, publicada el sábado.

En diálogo con el periódico inglés, Lagomarsino negó ser un espía y se defendió de las acusaciones lanzadas por la presidenta Cristina Kirchner por cadena nacional.

Durante el reportaje, señaló que Nisman «no le tenía miedo a los terroristas», sino «a los fanáticos que podrían atacar su auto con palos cuando él manejaba con sus hijas».

«He decidido no mirar televisión, leer diarios o internet. Fue una forma de autoprotegerme», contó el colaborador de Nisman, tras lo cual dijo que se siente «mal» y «abrumado».

Indicó que solía ir una vez a la semana o al mes a la UFI AMIA o cuando lo llamaba Nisman, siempre por cuestiones relacionadas con la seguridad informática de la red o de las copias de seguridad de la información.

Subrayó que Nisman no parecía tener un comportamiento suicida, aunque se refirió a cambios de comportamiento: «Él podía estar tranquilo o enojado. Por ejemplo, cuando yo estaba arreglando algo en su casa, a veces se ponía furioso y después me llamaba más tarde para disculparse», declaró.

También lamentó no haber asistido al funeral del fiscal, por recomendación de su abogado, Maximiliano Rusconi, y también lamentó haberle prestado la pistola calibre .22 con la que Nisman se suicidó: «No sé cómo poner en palabras lo que siento. No sé si es culpa o una sensación de responsabilidad moral».