La Pastoral Social de Drogadependencia reclamó hoy que se declare la «emergencia nacional en adicciones» en un duro comunicado que difundió después de dos días de reuniones con los delegados de las diócesis de las ocho regiones pastorales del país.

«La situación es desesperante», denunció la Comisión Nacional de Pastoral Social de Drogadependencia y Adicciones que sesionó desde el fin de semana en una Casa de Retiros, en la localidad bonaerense de Ramos Mejía.

El documento fue impreso este domingo para ser dado a conocer en la rueda de prensa que presidió el padre José María «Pepe» Di Paola, coordinador de la Comisión pastoral de la Iglesia Católica.

Un párrafo lo leyó la representante de la Patagonia, Jimena Figueroa, al señalar que «muchos pibes, gurisas, changos y chinitas» quedaron «entrampados en las redes del consumo de alguna droga, tanto legal como ilegal».

Los delegados diocesanos de cada región del país leyeron por tramos el comunicado y destacaron que «no se trata de un gobierno u otro, sino más bien de un problema que fue creciendo y, como una espiral avanza profundizando el deterioro de la vida de nuestros jóvenes y destruyendo el tejido social».

«Cotidianamente llegan a nuestras parroquias e instituciones muchos» chicos que «perdieron su libertad por la falta de sentido y oportunidades», se dijo y los representantes explicaron que «acompañamos el sufrimiento de sus familias y seres queridos».

El documento agrega que «esto sucede incluso en los pueblos más chiquitos, en los que para poder ver a un psicólogo o especialista en salud mental hay que viajar 100 o 200 kilómetros».

Los delegados llegaron a la conclusión que «la respuesta» al flagelo de la droga «sigue siendo insuficiente, mientras hay cerca de un millón de jóvenes que no estudia ni trabaja en nuestro país».

El pronunciamiento se dio a conocer en una nutrida conferencia de prensa en la Casa Domingo Savio, ubicada en la calle Cisneros 905, en Ramos Mejía.

La Comisión Nacional de Pastoral entiende que «sería bueno poner la mirada también en los circuitos financieros que lo hacen posible (al narcotráfico), porque sino queda como un problema de los pobres y las fuerzas de seguridad cometen atropellos con los pibes».

El avance del narcotráfico

Al referirse al «narcotráfico», señalaron: «¡No!» es «una red multinacional con gerentes y CEOs, que saben tanto de complicidades políticas como de comunicación, de maquillar la realidad con teorías novedosas surgidas en universidades prestigiosas, de hacer lobby y buscar leyes favorables a sus negocios».

Los responsables de trabajar todos los días con chicos adictos decidieron que «en este contexto de ausencia de oportunidades y respuestas» hay que ocuparse de los «niños y jóvenes que padecen epilepsia refractaria y que encuentran en un derivado del cannabis (marihuana) el paliativo de sus dolencias».

Pidieron con carácter de «imprescindible que quienes padecen esta enfermedad puedan tener su medicina» y aseguraron que «corresponde al Estado proveerla gratuitamente».

Por otra parte mostraron un fuerte desacuerdo con las «políticas liberales que reclaman el derecho de cultivar, tener o consumir drogas, porque entendemos que no todas las personas están en la misma situación y vemos que a los pibes que no tienen o tienen pocas oporunidades en la vida, estas acciones les pueden costar carísimas».

Hacia el final nombraron las «muertes, tragedias y sufrimientos» de jóvenes y adultos, en pueblos y ciudades y nombraron al «padre Juan Viroche y todos los que día a día dan la vida».

Reclamaron a los «distintos niveles del Estado: municipales, provinciales y nacional, a los medios de comunicación, a las empresas, a las iglesias y distintos credos que se hagan eco de este pedido» de emergencia nacional de las adicciones.

«¡Basta! Ni un pibe menos por la droga! Hay que ponerse a trabajar», finalizó el mensaje que encabezaron con dichos recientes del papa Francisco sobre el «narcoterrorismo».

El padre Viroche

El padre José María «Pepe» Di Paola aseguró hoy que al sacerdote Juan Viroche «lo mataron las mafias» en Tucumán, luego de haber sido amenazado por el narcotráfico.

Así se expresó el sacerdote ante una consulta de la agencia NA en la clausura del encuentro.

«Nosotros pensamos que al padre Viroche lo mataron las mafias, más allá del método que hayan utilizado», dijo Di Paola a la
agencia NA.

Viroche apareció ahorcado hace poco más de un mes en su parroquia de la localidad de La Florida, en la provincia de Tucumán y su muerte es investigada por la justicia.

«Estando en territorio (del narcotráfico) y trabajando con dedicación estamos siempre lidiando con situaciones difíciles», dijo Di Paola ante la consulta sobre si están amenazados.

En rigor significa que los agentes pastorales diocesanos, entre los que se encuentran sacerdotes, religiosos, sicólogos, especialistas, agentes pastorales y laicos enfrentan el peligro todos los días porque conocen el impacto del narcotráfico.

Estos hombres y mujeres trabajan en las ocho regionales pastorales en todo el país para apoyar a los adictos en su recuperación, y ése es el «territorio» al que se refirió el padre «Pepe».

En ese campo se encuentran con traficantes y vendedores de drogas y tocan los sitios que fueron «copados» por los mercaderes
día tras día.

Los integrantes de la Pastoral Social advirtieron que la «respuesta que se sigue dando es con un acentuado enfoque en la dimensión represiva hacia los sectores más vulnerables».

«Basta comparar el presupuesto del Ministerio de Seguridad con el de la Sedronar (organismo que coordina las políticas nacionales de la lucha contra las adicciones), para comprender la desproporción de la que estamos hablando», dijeron.

Las personas que trabajan con adictos sostuvieron este fin de semana que «no basta con perseguir al narcotráfico, hay que cuidar a los pibes».