El sociólogo Atilio Borón, se manifestó respecto de los últimos sucesos políticos que se registraron en Brasil y adelantó su preocupación «porque iberoamérica asiste a un nuevo ciclo golpista en la región», al que lo calificó «de diferente a los tradicionales, puesto que antes se daban con uniforme, ahora es un golpe judicial institucional».

El analista remarcó que si se observa de que se la acusa a Dilma, «en el fondo es un dibujo administrativo en el presupuesto», la sanción que tendría que haber tenido es un «apercibimiento del orden del derecho administrativo del Estado, pero un juicio de destitución es mucho».

«Lo que resulta preocupante es que se genere un efecto contagio para los Gobiernos que no son proclives a Washington, porque lo convierte en un antecedente peligroso» expresó.

Para Borón, «intentar instituir a la Justicia, como un actor que interpela permanentemente a la política, la lleva por el peligroso camino de la judicialización», y agregó, que «un juez no puede amenazar un proceso político llevándolo al borde de su interrupción».

En el mismo sentido, dijo que «en el fondo lo que hay contra Dilma, es nada» y que si bien «hay que reconocer  que la corrupción es un mal endémico, existe en todos lados», por caso citó que la hay también «en el Vaticano, donde el Papa esta dando una dura batalla para erradicarla» y en Brasil, «quienes toman la iniciativa de judicializar la política, son tan corrupto como algunos de los funcionarios del gobierno».

Asimismo, observó Borón que «si existe una justicia que trabaja en forma objetiva e imparcial es bueno, no hay que defender corruptos, porque no hay corruptos buenos y corruptos malos, sean de la ideología que sean, y si son culpables tienen que ir presos», y deslizó, que «en el caso brasileño no hay garantías que este proceso se pueda instruir de acuerdo a lo que realmente marca la ley.

«Brasil tiene un Congreso en el que la tercera parte de los que son electos por un partido, al llegar a ocupar su banca se cambian de fuerza política – relató Borón- la «Banelco» también funciona y compran la voluntad de los legisladores, hay casos comprobables donde de oficialistas, algunos pasaron a ser opositores».

El sociólogo, afirmó que «seguramente Rousset merece críticas por su gestión, no es política,  fue un gran error de Lula sugerir a una persona técnicamente muy competente, pero con eso no alcanza para la política, se necesitan otros gestos, capacidad de negociar y no ser intempestivo. Dilma es testaruda y con esa actitud, a la larga le costo este destino».

Refiriendose a Lula, dijo que «no es corrupto, lo que no tuvo fueron los controles y los cuidados que tendría que haber tenido, y no es una persona que se haya enriquecido como si lo hicieron otros presidentes de América Latina», y seguidamente destacó que «no fue acusado ni tiene sospechas de tener vinculación con el narco-tráfico como se le conoció a Albaro Uribe, quien durante ocho años de su gestión nadie le dijo nada». De esa vinculación del premier colombiano hizo mencion la «propia DEA, y los archivos del Gobierno de los EEUU en 1993, pero cuando se dieron cuenta que Uribe les iba a servir dejaron de recopilar informació, pero va a aparecer».

En otro tramo de sus declaraciones, Borón, aludió a su «temor que estos movimientos destituyentes se propaguen  porque son conocidos los dichos de políticos y militares influyentes en la política estadounidense». aludiendo puntualmente a la persona «del jefe del comando Sur,  el almirante Curtis que en declaraciones recientes frente al Senado norteamericano dijo que en el caso de Venezuela no hay que pensar tanto en el referendun revocatorio sino que había que apelar a la movilización en las calles y a generar incidentes que distrajese a las fuerzas armadas bolivarianas en diferentes lugares de la geografía venezolana».

Para contextualizar la políticas hemisféricas de los EE.UU. el sociólogo sindicó que «complementariamente a lo que sucedía en el Senado de la Unión se podían observar las notas publicadas por el Washington Post, que con sorprendente coincidencia la editorial del 12 de abril sostuvo que Venezuela requería una intervención externa».

Por otra parte, en el sentido de encontrar «complicidades con políticas proclives a los lineamientos de EE.UU., -Borón- recordó la conducta del ex canciller de Pepe Mujica, Luis Leonardo Almagro Lemes, quien se desempeña actualmente como secretario general de la OEA, que afirmó que «hay problemas con Venezuela porque hay prisioneros políticos, pero no abrió la boca por los 43 asesinados en México, ni de los 130 muertos en Colombia que fueron muertes políticas denunciadas por la senadora Pilar Córdoba», para luego increpar, «como es que no ve nada de todo eso y si ve la problemática de Venezuela, esto, genera muchas suspicacias» describió.

Por último, Atilio Borón, precisó que «todos estos elementos concretos son verificables, y dan para pensar que se trata del preámbulo de una ofensiva por una vía ilegal, que busca sacar a los Gobiernos, que como los de Maduro, no están alineados con los criterios que Washington guarda para la región», finalizó.

En sintonía con el pensamiento de Borón, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo que «un nuevo “Plan Cóndor” intenta desestabilizar a los gobiernos progresistas de la región latinoamericana» y sentenció que «querer romper el orden constitucional, sacar un presidente democráticamente electo es gravísimo, la judicialización de la política, si un juez que no tiene legitimidad democrática pueda tumbar a un gobierno, a un potencial candidato presidencial», manifestó.

“La derecha tiene sed de venganza, porque diez años que no ha podido como antes elevar el teléfono para ordenarle a un presidente hacer tal o cual cosa. Entonces, tiene sed de venganza, no solo que viene a derrumbar lo logrado sino a tratar de perseguir, masacrar a los que osaron desafiar su poder”, denunció.