La Argentina oficializó este miércoles su salida del Grupo de Lima y explicó que la decisión se tomó por diferencias con el trato que ese bloque le dio a la situación de la crisis de Venezuela, que -según entiende el país- «no ha conducido a nada».

De esta forma, el gobierno de Alberto Fernández tuvo un gesto de acercamiento a la administración de Nicolás Maduro, y ratificó que su intención es trabajar para «encaminar soluciones pacíficas, democráticas y respetuosas de la soberanía y de los asuntos internos de cada Estado».

«En el día de la fecha, la República Argentina formalizó su retiro del denominado Grupo de Lima, al considerar que las acciones que ha venido impulsando el Grupo en el plano internacional, buscando aislar al Gobierno de Venezuela y a sus representantes, no han conducido a nada», subrayó Cancillería.

«Por otro lado, la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima ha llevado a que se adoptaran posiciones que nuestro Gobierno no ha podido ni puede acompañar«, manifiesta el comunicado.

«Una vez más, reiteramos que la mejor manera de ayudar a los venezolanos es facilitando que haya un diálogo inclusivo que no favorezca a ningún sector en particular, pero sí a lograr elecciones aceptadas por la mayoría con control internacional. Es claro que no pueden las autoridades venezolanas desconocer, sin embargo, que producir las condiciones para un diálogo que resulte productivo es primordialmente su responsabilidad«, expresó la Argentina.

La Cancillería que encabeza Felipe Solá completó: «Un diálogo del que deben formar parte, pero del que no puede apartar a la oposición en su conjunto. Un diálogo que sin duda se vería enriquecido con voces provenientes de los principales actores sociales del país, como la Iglesia, el sector empresario y las organizaciones no gubernamentales, sin exclusiones».

«En un contexto en el que la pandemia ha hecho estragos en la región, las sanciones y bloqueos impuestos a Venezuela y a sus autoridades, así como los intentos de desestabilización ocurridos en 2020, no han hecho más que agravar la situación de su población y, en particular, la de sus sectores más vulnerables», entendió el Gobierno.

«Es importante señalar que las sanciones han afectado el goce de los derechos humanos de la población venezolana, de acuerdo a lo que se constata en el informe de la Relatora Especial sobre las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos», recalcó.

Al comunicar la decisión de retirarse del bloque, Cancillería agregó: «Con este espíritu, la Argentina continuará sosteniendo su compromiso con la estabilidad en la región, y buscará encaminar soluciones pacíficas, democráticas y respetuosas de la soberanía y de los asuntos internos de cada Estado».

El Grupo de Lima está integrado por Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú.
Durante el gobierno de Mauricio Macri, la Argentina había tenido fuerte protagonismo en el grupo, ya que la postura de Juntos por el Cambio fue aceptar a Guaidó como presidente de Venezuela, algo que se modificó con la llegada al poder de Alberto Fernández.

Una decisión que se veía venir

El 30 de noviembre pasado, Solá había asegurado que Argentina no tenía «un gran compromiso con el Grupo de Lima», porque no era «un miembro pleno».

«La Argentina ha ido algunas veces pero no ha firmado ningún documento y no tiene un gran compromiso con el Grupo de Lima», resaltó Solá.

En ese momento, consideró: «Fortalecer relaciones bilaterales es más importante que estar en ese grupo. Queremos ser prudentes en ese sentido, y por eso estamos mejorando las relaciones bilaterales, con Uruguay, con Brasil, con Bolivia, mantenemos una relación muy seria con Chile, y queremos establecer una relación con el nuevo gobierno de Perú».

Antes, en octubre, el Gobierno se había diferenciado del Grupo de Lima al no suscribir una declaración contra Maduro en la que se respaldaba al opositor Juan Guaidó, a quien la Argentina ya no reconoce como presidente interino de Venezuela.

«No se condice con la posición de nuestro país. Así se lo transmitió esta Cancillería a los países miembros, al tiempo que manifestamos nuestra preocupación sobre las posibles implicancias del pronunciamiento y apelamos a la reflexión», explicó la Cancillería en esa oportunidad.

Esa distancia del Grupo de Lima se había dado luego de que la posición oficial sobre Venezuela quedara en la mira tras las cuestionamientos del kirchnerismo duro a la votación del país en la ONU, donde se avaló un informe crítico de los derechos humanos de la gestión de Maduro.