Luego de la realización de un análisis sobre el sector supermercadista, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) inició una investigación sobre por posibles conductas anticompetitivas.

«Del análisis de la situación de varios productos de consumo masivo, surgió que la relación entre proveedores y los supermercados es un tema para investigar por posibles problemas de competencia», explicaron fuentes al tanto de la investigación.

«Es difícil hacer un diagnóstico en tiempos de inflación. Pero cuando la competencia no funciona, los precios pueden estar distorsionados o altos», deslizaron.

Puntualmente, la CNDC estaría apuntando a la relación de los supermercados con los proveedores, al acceso que tienen las diversas marcas en las góndolas y al esquema de promociones de las cadenas, entre otras conductas.

Sorpresa en el sector

Hasta el momento la CNDC no citó a los responsables de las cadenas. En muchas de ellas, la noticia causó sorpresa. «Si hay un sector que no está cartelizado, es el de los súper. Es un sector que, aunque parezca raro, además está perdiendo plata. Los precios de los alimentos han subido, sí, pero por otros motivos.», dijo una fuente del sector.

La CNDC, que depende del secretario de Comercio, Miguel Braun , empezará a convocar a los responsables de los principales supermercados en las próximas semanas para que hagan su descargo.

La investigación es el paso previo para que luego esa Comisión emita un dictamen y decida o no una sanción sobre una compañía o un sector, como sucedió en el caso de Prisma, la responsable de Visa y Banelco, que tras el dictamen de la Comisión y, para evitar ser sancionada, decidió presentarle al Gobierno un plan de desinversión.

La decisión de iniciar la investigación sobre los supermercados se vio reforzada luego de que en los estudios sobre distintos bienes de consumo de primera necesidad -como los lácteos y los aceites, entre otros- también dispararan alertas sobre posibles conductas anticompetitivas en el último eslabón de la cadena minorista.

Por su parte, la Secretaría de Comercio ya había intentado en el pasado desarmar el esquema de promociones de supermercados, bancos y shopping centers, por considerar que atentaban contra la transparencia de los precios.

Se coló en la campaña electoral

La investigación también llega en un momento en que muchos candidatos para las próximas elecciones, tanto del oficialismo como de la oposición, están arremetiendo en contra de los supermercados como parte de la campaña electoral.

«No compren en supermercados, salvo que haya descuentos, porque están poniendo precios que son terriblemente superiores a lo que realmente valen», dijo hace algunos días Elisa Carrió, la candidata a diputada por el oficialismo en la Ciudad de Buenos Aires.

Por su parte, el candidato a senador por la provincia de Buenos Aires por el frente 1País, Sergio Massa, impulsa una «ley de góndolas», como parte de su propuesta para que bajen los precios de los alimentos.

En el sector de consumo masivo, sin embargo, hace tiempo que se vienen preparando para la embestida. La Asociación de Supermercados Argentinos, ASU, encargó a la consultora Abeceb, que conduce el economista Dante Sica, un estudio sobre el sector. Según el informe, en la Argentina sólo el 38% de las compras minoristas se hacen en supermercados. «Por lo tanto –dijeron desde ASU-, existen otros responsables de la suba de precios, ya que los argentinos compran más en los almacenes, los mercados, las verdulerías o carnicerías que en los supermercados. De manera similar, la consultora Nielsen afirma que la participación del sector en la compra minorista es del 35 por ciento».

Los supermercados se justifican expresando que los precios que ofrecen responden a que los productos en góndolas tienen un 42% de impuestos (IVA, Ingresos Brutos, tasas municipales, entre otros tributos), a lo que se suman los costos de energía, transporte, importaciones y Ganancias. Afirman, además, que el 100% de los trabajadores del sector (unos 120.000, estiman) están formalmente registrados.