Por Alejandro Maidana

Venezuela vive horas muy álgidas al calor de movilizaciones, protestas y represión. Una lectura difícil, en un contexto con enormes similitudes a otras construcciones de esta parte del continente.

“Juro por el pueblo, por la memoria eterna del comandante supremo, que cumpliré y haré cumplir la Constitución”. Con estas palabras iniciaba su mandato Nicolás Maduro en el 2013, ladero y compañero leal de Hugo Chávez, juraría defender los intereses de los venezolanos hasta el 2019.

Poco más de 260.000 votos le daban al elegido por el comandante, una estrecha victoria sobre Henrique Capriles, un candidato conservador que se erigió como la alternativa más potable.

Pero, ¿qué le pasa la economía venezolana? ¿El imperio vuelve a dar un golpe blando? ¿Cuánta responsabilidad hay en Nicolás Maduro y en un modelo agotado?

Para responder a las muchas inquietudes, Conclusión dialogó con Simón Rodríguez, que dijo: “El enorme apoyo popular que ostentaba Hugo Chávez, se fue apagando producto de una crisis económica severa. Basta recordar el intento de golpe del 2002 alentado por sectores patronales y la iglesia católica, que fue sofocado por la enorme masa del pueblo”.

Una de las explicaciones a la debacle del modelo económico de Chávez y hoy de Maduro, tiene su punta de eje en las exportaciones. “El modelo económico nunca evidenció un cambio estructural necesario, la economía sigue dependiendo pura y exclusivamente en las exportaciones petroleras, y las mismas al estar manejadas por multinacionales como Chevron y Repsol, complican aun más el cuadro de situación”, afirmaba el activista.

Rodríguez sostiene que no se pudo aprovechar el auge petrolero de viejas y fructíferas épocas, para producir una reforma agraria y de esa manera poder sustituir las importaciones: “Hoy Venezuela no puede alimentar a su propia población, y debe recurrir de manera constante a las importaciones para hacerlo. No se aprovechó la bonanza petrolera, y al mismo tiempo que crecía el precio petrolero, crecía la deuda externa”.

Con respecto a la profundización del problema económico y financiero, el militante exponía: “Del 2002 al 2006 los sectores populares se vieron beneficiados por planes sociales que llegaban a ellos producto de una economía estable. La muerte de Hugo Chávez coincide con la caída del precio del petróleo, y es allí donde no se pudo responder con políticas para las clases más populares. Desde ese momento toda protesta y movilización en pedido de comida y respuestas fue criminalizada”.

El avance represivo contra la vanguardia luchadora por parte de la burocracia sindical y la policía también fueron analizados: “En nuestro partido hemos perdido a compañeros producto de la violencia que ha avanzado a pasos agigantados, otro de los caso es el del líder indígena Sabino Romero. Esto hoy en día se ha hecho extensivo a toda la población, por ejemplo a quienes saquean o roban alimento, no otra cosa, se los juzga en tribunales militares, una verdadera aberración. Venezuela hoy tiene a mas de 600 personas judicializadas por manifestar o participar en saqueos de alimentos, una cosa escandalosa que si se diera en un gobierno de derecha, sería considerado una aberración”.

El derrumbe del salario, la hiperinflación y la caída estrepitosa de la economía ponen en jaque los sueños de un futuro mejor. “El salario promedio es de un dólar diario, la inflación del 2016 fue del 500% y se espera para este año que sea del 1000%, la economía ha caído de un 25% a 30% en los últimos 3 años. Una verdadera debacle, ante este escenario es muy difícil no ganar las calles en reclamo a un viraje que solucione el problema de los más golpeados” exclamó.

Las protestas multitudinarias atraviesan diferentes capas sociales ¿Pero cómo saber a qué ideología se aferran los manifestantes?

Los que saquean en pugna de conseguir alimentos no son de clase media, sino aquellos que supieron darle un apoyo importante a Chávez. En muchos estados en donde el chavismo arrasaba con los votos, hoy tiene una fuerte resistencia producto de una realidad económica demoledora. Barrios como El Valle, La Vega, Palo Verde, que son grandes barriadas populares se han rebelado contra el gobierno por el problema concreto del hambre”.

Sobre las movilizaciones de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), Rodríguez aclaraba: “Las movilizaciones de ese sector de la derecha venezolana existen, suelen ser multitudinarias con un horario de comienzo y final. Cabe destacar que existe un hecho importante que marca a las claras la amplitud de las protestas que se vienen sucediendo. Hace unos días la MUD convocó a dos horas de paro, pero dicha activación se extendió a dos días y con saqueos incluidos. Ante este la MUD dijo que eran provocadores del gobierno, desentendiéndose de este tipo de reacciones. Entonces, hay marchas convocadas con tintes electoralistas de centroderecha, y otras espontaneas que se dan en un marco de hartazgo de los sectores populares”.

Simón Rodríguez  admite que su construcción política viene dialogando con sectores chavistas alejados de las políticas de Nicolás Maduro. En su paso por nuestro país tuvo una serie de importantes debates con compañeros guevaristas que reivindican las políticas del modelo actual. “Hemos tenido intercambios muy interesantes con diferentes posturas, pero a mis compañeros guevaristas les quiero dejar unas palabras del Che que reflejan la actualidad de nuestra Venezuela: “Las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”, finalizó.