Hay un elevado número de personas de muy bajos recursos que expresan un fuerte malestar psicológico. En otros casos se consideran «infelices». También hay niños que viven en barrios marginales y que carecen de una computadora o de acceso a Internet, no saben otro idioma o simplemente no tienen libros infantiles en sus casas y jamás les leyeron un cuento. Todas estas y otras variables más de la Argentina marginal quedaron expuestas ayer en el nuevo informe sobre la «Pobreza y desigualdad escondidas» que presentó el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).

A la largo de un un foro de especialistas argentinos y extranjeros organizado por la UCA se expusieron los datos duros de la otra cara de la pobreza en la Argentina: aquella que no se mide en índice de ingresos o viviendas precarias sino en las falencias propias de la vida cotidiana o los estragos que hace la marginalidad en la mente humana.

El Observatorio de la Deuda Social reveló que el 63,9% de los pobres presenta un malestar psicológico. A un 40% de los chicos nunca le leyeron un libro y un 49% no tiene acceso a Internet

Esta «pobreza escondida» que revelan los informes del Observatorio de la Deuda Social habla de deudas sociales relacionadas con «privaciones injustas que afectan el pleno ejercicio de las capacidades de desarrollo humano y de integración social». También se consideran «injustas» en tanto que implican una violación a los derechos fijados por las normas internacionales.

En el documento de la UCA se revela, por ejemplo, que el 63,9% de los pobres indigentes (34,3%) y pobres no indigentes (29,6%) presenta un malestar psicológico. Esto implica que en el último año presentaron síntomas de ansiedad y depresión con un riesgo moderado.

A la vez, el 22,8% de los pobres y pobres indigentes sostiene que siente «infelicidad» en su vida. Se trata de una percepción de la vida y que está vinculada con el espacio en que vive, según aseguran los especialistas.

En tanto, un 73,6% de aquellos argentinos que viven en la pobreza perciben un sentimiento de «afrontamiento negativo». El informe de la UCA aclara que esto implica el «predominio de conductas destinadas a evadir ocasiones para pensar en la situación problemática sin realizar intentos activos por afrontar o tratar de resolver la situación».

Y están también aquellos pobres (37,4%) que presentan un síntoma de «creencia de control externo». Esto es, que sienten que están a merced del destino y consideran que sus conductas están exteriormente dirigidas.

“La pobreza por ingresos va a tener otro rebote de lo que puede ser la medición oficial y lo que se ve en relevamientos como el nuestro, es que se van ampliando las desigualdades en el país. El 62,5% de los menores de hasta 17 años tiene alguno de sus derechos vulnerados. Éste número está basado en el enfoque multidimensional de la pobreza y supera las cifras oficiales, que sólo contemplan el aspecto económico”, afirmó Tuñón.

La coordinadora cerró su análisis con la manifestación de que existen «deudas pendientes muy significativas» y que el país tiene un «desafío muy grande si queremos un ejercicio efectivo de los derechos de los niños”.

Casi 8 millones de niños son pobres

La Universidad Católica Argentina (UCA) difundió los resultados de su último relevamiento del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia y sorprendió con números alarmantes: casi ocho millones de niños padecen la pobreza, un 2% más que la medición anterior y supera el pico alcanzado en 2013.

“Cuando hablamos de pobreza o de carencia, no siempre hablamos de las mismas cosas. Por eso es tan difícil combatir la pobreza en la Argentina, dónde éste flagelo es heterogéneo si comparamos la situación en el Norte o en la Patagonia», explicó Ianina Tuñon, Coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, de la Universidad Católica Argentina en diálogo con Radio Mitre Mendoza.

Y además sostuvo: “hoy tenemos 6 de cada 10 menores de 17 años, vulnerados en sus derechos sociales. Hay que tener en cuenta que, más allá de los ingresos necesarios para subsistir que mide el Gobierno a través del INDEC, en nuestro relevamiento se miden índices vinculados con la alimentación, la salud, la vivienda, los espacios de socialización y el acceso a las nuevas tecnologías que tienen los menores».

Foto NA: DAMIAN DOPACIO
Fuentes: Infobae y El Destape