“Esta zona casi tiene pleno empleo y por eso hay que trabajar mucho en la formación, en la capacitación y la formación para el empleo de calidad”, decía, hace cuatro años, el intendente de Zárate, Osvaldo Cáffaro. Hoy, la realidad es otra: en apenas dos años, unos 2.800 trabajadores del complejo atómico quedaron en la calle, y se espera que la cifra se incremente. Los cálculos del municipio hablan de un 15 por ciento de desocupación.

Sin ir más lejos, acaba de anunciarse que para el 15 de diciembre, se “caerán” 45 contratos de trabajadores que realizan obras complementarias de Atucha I y II. Hace un mes, quedaron sin efecto otros 65. El panorama pinta todavía más sombrío: la dotación del presupuesto y las dilaciones del Ministerio de Energía que conduce Juan José Aranguren.

Parte del problema es la parálisis de la construcción de las centrales Atucha III y Atucha IV, cuya continuidad prometió el propio Ministro en agosto, cuando un acampe masivo, que se extendió durante 18 días en la rotonda de ingreso al distrito, estuvo a minutos de ser reprimido por gendarmes enviados por Patricia Bullrich.

“Hubo una promesa de reactivación en el mes de octubre que no llegó, al contrario, volvimos a sufrir despidos. 65 en el mismo mes de octubre y 45 que se van a ir el 15 de diciembre”, le dijo a Radio Del Plata el titular de la UOCRA local Julio González. El sindicalista dijo que el plan nuclear “está siendo desguazado” por la administración de Aranguren.

La empresa estatal que explota el complejo, junto con la central de Embalse, Córdoba, es Nucleoeléctrica. Según estimaciones, tiene una planta de 3.500 empleados, mayormente nucleados en Luz y Fuerza, y genera ingresos por 15 mil millones de pesos por año, de los cuales 10 se destinan al pago de sueldos.

El excedente no es suficiente para construir más plantas, es por eso que el Gobierno anterior había firmado acuerdos con China para financiar Atucha III y Atucha IV a cambio de unos 8.500 millones de dólares. Con Cambiemos en el poder, esos contratos fueron reestudiados y se decidieron cambios: Macri sólo quería una planta china; para la segunda apostaba al “modelo canadiense”. Los chinos endurecieron también su posición: dos o nada, con lo cual las plantas quedaron virtualmente paralizadas.

La situación de los despedidos de UOCRA se suma al estado asambleario de los sindicalizados por Luz y Fuerza, que ya vislumbran que recibirán propuestas “a la baja” en la mesa paritaria de este año. Para lograr la aceptación, el Estado amenazará con despedir a unos 400 operarios. La aprobación de la reforma laboral jugará un rol central en su éxito o eventual fracaso.