El presidente Alberto Fernández se reunió este lunes por la noche, en la Residencia de Olivos, con la cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) pero sin Pablo Moyano. Por la central obrera estuvieron presentes Héctor Daer, Carlos Acuña y también la mayoría de los integrantes de la llamada “mesa chica”, entre los que se contó a Armando Cavalieri (Comercio), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Unión Obrera de la Construcción), Luis Barrionuevo (Gastronómicos), José Luis Lingieri (Obras Sanitarias), entre otros. No participaron del encuentro  Pablo Moyano ni la Corriente Federal de Trabajadores de Sergio Palazzo.

Se analizaron las cifras de crecimiento industrial, la baja del desempleo, posibles mecanismos para mejorar los salarios de los sectores informales y diversos conflictos, como el de los trabajadores de los neumáticos.

Uno de los temas más importantes de los tratados en el encuentro fueron las chances de avanzar con una recomposición de los salarios. Pero, para no interferir en la negociación colectiva de paritarias, un pedido expreso de la CGT, se haría en modo bono a fin de año. Desde el inicio, los dirigentes de la central obrera había advertido la distorsión que, entendían, podía generar una suma fija en un clima de «paritarias permanentes». Además, las partes coincidieron en que habrá una nueva ronda de paritarias para ir siguiendo la escalada inflacionaria.

 

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Miembros del Gabinete Nacional reunidos con la cúpula de la CGT.

A pesar de que el Gobierno vio con buenos ojos la apertura de paritarias entre octubre y noviembre, para que los trabajadores puedan así hacer frente a la inflación, el pedido de que se entregue una suma fija a los empleados públicos y privados no tuvo tanto éxito, ya que fue rechazado tanto por la CGT como por empresarios.

En medio de la escalada de precios, el Gobierno dejó entrever semanas atrás la posibilidad de implementar un bono de emergencia para todos los asalariados privados. La idea es aceptada por las corrientes sindicales cercanas al kirchnerismo pero no es bien vista por la conducción de la CGT, que cree que esos mecanismos a la larga no sirven para que el bolsillo pueda recuperar terreno frente a la inflación.

Los dirigentes cegetistas prefieren como “mal menor” que se mantenga el actual esquema de “paritarias permanentes” en la que los gremios negocian actualizaciones cada tres o cuatro meses en promedio.

A pesar de esta situación, algunos gremios -advirtiendo la aceleración de la inflación- reabrieron paritarias y llegaron a aumentos que rondan las cifras pretendidas por la CGT. Tal fue el caos del Sindicato del Seguro, que cerrará el año con un aumento salarial del 109,75%, luego de que en la reapertura se acordara un incremento del 50%.

La lista de sindicatos que renegociarán los salarios es cada vez mayor. Están, entre otros, comercio, alimentación, metalúrgicos, mecánicos, camioneros, cuero, construcción, mineros, navales, papeleros y portuarios, por mencionar solo algunos.