Entrevista: Guido Brunet

El creciente descreimiento por los políticos generó un cierto nihilismo en parte de la sociedad -razones no faltan- pero por otro lado, fue un incentivo para muchos a volcarse la arena política partidaria. Es el caso de Samuel Falcón.

Aunque desde hace veinte años Falcón trabaja en barrios de la ciudad para intentar mejorar la vida de los habitantes en cada lugar, desde las elecciones pasadas se propuso ingresar al Concejo Municipal porque “si con nada nosotros pudimos conseguir mucho, imaginate lo que haríamos con recursos”, dice convencido el dirigente barrial. “Nunca pensé que iba a meterme en política, pero descubrí que es muy lindo porque es el arte de lo posible”, remarca.

La gente se da cuenta de que somos igual que ellos, no hay verso acá”, sintetiza Falcón como un informal slogan de campaña.

Sobre las carencias de los barrios, Falcón da un ejemplo: “Hay gente que no tiene baños”. También remarcó la falta de salud dental que se ve en los barrios, una cuestión de las que “el Estado se puede encargar y no lo hace”.

Y en cuanto a la realidad de los barrios de Rosario hoy en día, detalla: “Hoy vuelven los comedores, la copa de leche, la gente sin trabajo. La gente está muy necesitada, se hicieron muchas cosas pero no alcanzan”.

“A los barrios prácticamente no se acercan, vienen solamente para la campaña”, dice Falcón sobre gran parte de los dirigentes políticos locales. “Nosotros caminamos el barrio realmente”, comenta el cooperativista.

Sin apoyo de nadie

El partido Unión por la Libertad, independiente de los grandes aparatos políticos, surge de la convergencia de diferentes organizaciones sociales de distintas zonas de la ciudad. “Es toda gente de base, de los barrios, gente militante”, describió Falcón a su partido.

Falcón enumera diferentes casos en los que ayudaron a personas en situación de vulnerabilidad. Pero sin dudas el mayor éxito del militantes barrial es la creación de la cooperativa “La Victoria de Rosario”, que le da trabajo a unas 40 personas, que realizan tareas de recolección manual de residuos en barrios para el Municipio.

“Siempre queríamos más, no queríamos un plan social, y así armamos cooperativas. Dejamos de cobrar un plan para tener un sueldo”, comentó Falcón, quien recordó la creación del Instituto Rosario, para brindar capacitación en diferentes oficios, donde se graduaron unas 120 personas.

También destaca la instrumentación de un Centro de Acción Social, que funciona actualmente en Nicaragua 1063, donde se dictan cursos y talleres para que los jóvenes puedan capacitarse y así integrarse al mundo laboral.

“Esta vez vamos en serio”, afirmó. “Sabemos que venimos haciendo las cosas bien y si no es en esta oportunidad es en la próxima, tenemos mucha fe”, dice confiado Falcón.