El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, celebró hoy el fallo de la Corte Suprema de Tucumán que declaró válidas las elecciones provinciales, volvió a calificar como «un despropósito» la decisión judicial que las había anulado y consideró que ahora se trata de «un tema terminado».

«Es un tema terminado, no hay vuelta de hoja», enfatizó Fernández, quien consideró que «la apelación» que pueda realizar la oposición para recurrir a la Corte Suprema nacional «no tiene ningún futuro».

En declaraciones formuladas en la Casa de Gobierno, el funcionario confió en la resolución de la situación política en Tucumán con el triunfo del oficialista Juan Manzur, y consideró que la Sala de la Cámara en lo Contencioso Administrativo que había anulado los comicios afirmó «barbaridades» y produjo «un despropósito sin sentido».

Además, indicó que tiene «serias dudas de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación tome el caso» y estimó que podría rechazar «in limine» una apelación.

Fernández volvió a cuestionar con dureza a la Cámara en lo Contencioso Administrativa de Tucumán, que había anulado los comicios provinciales por cuestiones que, según evaluó son «temas que tienen que ver con delitos pero no con un fraude».

Se quejó de que ese tribunal sostuvo que «los ciudadanos de bajos recursos padecen de una minuscapacidad propio de su vulnerabilidad».

«Lisa y llanamente hablar del voto calificado, el pobre no debe votar», señaló Fernández, al interpretar el fallo que resultó rechazado por la Corte Suprema tucumana.

El jefe de ministros consideró que la decisión que anuló los comicios fue «un despropósito, un hecho sin precedentes» y evaluó que «cualquier persona que haya tenido un poquitito de ganas de estudiar», lo definiría como «una aberración que no podía tener futuro».

Fernández defendió la integración de la Corte Suprema y el hecho de que el máximo tribunal tucumano se haya «abocado de inmediato» a revisar el fallo de la Cámara.