Por Aldo Battisacco – Desde Buenos Aires (Enviado especial)

La Cámara de Diputados convirtió en ley la madrugada de este jueves la prohibición de carreras de galgos, 12 horas después que los denominados galgueros agredieran a los proteccionistas de animales en una calle contigua al Congreso. Fue necesaria la intervención de la policía Federal para evitar que el tema llegara a mayores.

Fue vox populi que mientras se desarrollaba la sesión, la aprobación de la ley era dudosa hasta que al momento de la votación se obtuvieron 132 votos por la penalización de la actividad, 17 por la negativa y 23 abstenciones.

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Aprobado el proyecto de la senadora de Rio Negro, Magdalena Odarda, el texto de ley estableció en artículo primero que se prohíben “en todo el territorio nacional la realización de carreras de perros, cualquiera sea su raza”.

Para luego enumerar que serían pasibles de ser sancionados «Quienes organicen, promuevan, faciliten o realicen carreras de perros, serían reprimidos con prisión de tres a cuatro años y multas que van de 4 a 80 mil pesos».

Entre las consideraciones que se vertieron en el recinto, se destacaron aquellas que aludieron que “las carreras de galgos son un negocio, una industria de juego clandestino donde son prioritarias las ganancias”, porque “es un gran paso adelante en la protección de los animales”.y que el proyecto representa “una evolución porque da la posibilidad de cambiar y para ello la prohibición es el camino correcto”.

A la polvareda que generaron las entidades proteccionistas y los explotadores de los perros, se le sumaron dentro del recinto duros cruces entre varios diputados y la legisladora Diana Conti, quien sostuvo que «el debate generó una falsa antinomia, que consiste en que quienes votamos en contra no amamos a los animales y no repudiamos el maltrato, y eso no es verdad”, para luego agregar que se esta «votando la criminalización de argentinos que encuentran un trabajo digno en ese tipo de actividad”.

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Para luego incriminar que “es de fachista poner una pena de hasta cuatro años de prisión –no excarcelable- para el que organice o difunda las carreras de galgos”, al recordar que ni siquiera las penas por delitos viales tienen ese castigo.

Más jocoso resultó a los oídos de los legisladores la exposición del salteño Alfredo Olmedo, que lucía un prendedor de Donald Trump, quien comenzó marcando que no tiene perro y fundamentando que “la carrera de galgos es una tradición, y los que crían galgos los cuidan más que a la señora o a los hijos”.

Pero fue más allá al asegurar que además que “les dan de todo, vitaminas, hay un veterinario atrás; a la gente le gusta jugar por jugar. Si prohibimos los galgos, vamos a prohibir las carreras de caballos y el pato”.

El momento cúlmine de tensión se dio a partir de las acusaciones de los diputados progresistas, Victoria Donda, y de izquierda, Néstor Pitrola, contra el salteño Albergalgos-outto Olmedo.

Donda se dirigió al presidente del cuerpo solicitando una moción de privilegio por haber traído “a esos mafiosos que nos patotearon en la puerta”. A lo que Olmedo le respondió: “Yo no traje a nadie, la gente me pidió la gorrita y se las di”.

 

En tanto, el diputado del Partido Obrero Néstor Pitrola dijo que “las carreras de galgos constituyen un negocio capitalista basado en la explotación de los animales y el juego clandestino basado en las apuestas privadas y la ludopatía, que mueve miles de millones de pesos en todo el país».

A su turno la diputada de Mendoza, Patricia Giménez avaló el proyecto por generar “un cambio cultural”, y habló de “un nicho donde se trafica con drogas, pero sobre todo se maltrata a los animales” y consideró que esta ley “es un llamado cultural a los argentinos. Quienes amamos a nuestros animales, quienes amamos a nuestros perros, no queremos carreras de galgos en la Argentina”.

 

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