Sin dudas 2018 fue un año distinto desde el inicio en el Concejo Municipal. No sólo la fachada o el recinto de sesiones lucieron renovados este año luego de un largo período de obras en el edificio (que continúan), sino también las bancas, con varios nombres que dejaron el cuerpo después de muchos años y otros que llegaron y le dieron una composición e impronta distintas.
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Como cada año la apertura del período de sesiones ordinarias estuvo a cargo de la intendenta, Mónica Fein, por séptima vez consecutiva. Allí valoró los alcances de la gestión, y pidió énfasis en la discusión de temas puntuales: el pliego de la nueva concesión de los semáforos, trabajar sobre un nuevo Código de Faltas y sobre la regulación de la nocturnidad.
Lo cierto es que no se logró el “consenso” necesario para ninguno de esos temas y se perdió la chance de avanzar, en un año no electoral, que suelen ser algo más distendidos, en cuestiones que se debaten hace mucho en la ciudad y necesitan un cambio de regulación.
Para avanzar cronológicamente, entre las primeras cosas que se resolvieron estuvo, como suele ser costumbre, una actualización de la tarifa de taxis, motivada por el alto desfasaje existente y por insistencia de distintas entidades que nuclean titulares y peones de taxi.
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Ya bien entrado marzo, se llevó a cabo en el Concejo una de las actividades más repetidas a lo largo de 2018: declaración de visitante distinguido (y sus variedades: artista distinguido, periodista distinguido, etc.) al ex presidente ecuatoriano Rafael Correa.
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Correa tuvo un paso de “rock star” progresista por la ciudad y su visita a mediodía en el Concejo no fue la excepción, cuando distintos ediles, funcionarios y periodistas parecían fanáticos pidiendo selfies a su cantante preferido. Dicho sea de paso, Correa también cantó durante su par de días en la ciudad.
Hacia fines del mismo mes, tuvo lugar la primer reunión entre ediles integrantes de la comisión de Seguridad y el ministro de esa cartera provincial, Maximiliano Pullaro, para acercarle tanto reclamos de vecinos como preocupaciones por los niveles de violencia y criminalidad en Rosario vinculados al narcotráfico. Esta problemática fue una constante a lo largo del año.
En mayo, con los votos del oficialismo y el apoyo de Cambiemos y sin el resto de los concejales en sus bancas, se aprobó un nuevo incremento de la tarifa de transporte de pasajeros y lo que realmente fue la piedra del escándalo: la concesión a la intendenta de la facultad para aumentarlo sin pasar por el Concejo hasta fin de año.
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La crisis marca la agenda
Con el advenimiento de la crisis cambiaria, que mutó inexorablemente en económica y financiera, el Palacio Vasallo adquirió un perfil marcadamente nacional en sus debates, lo que terminó por ser más regla que excepción los meses siguientes. Reproches cruzados, defensas, críticas a posturas de unos y otros respecto a temas sobre los cuales los concejales podían perfectamente marcar una posición política pero sin poder de decisión alguno.
En ese marco, comenzaron también a impulsarse, debatirse y aprobarse distintos proyectos de contención social, fomento al consumo y demás paliativos para la crisis.
Es el caso por ejemplo de la iniciativa de la Unión Obrera Metalúrgica(UOM) de “compre local” para apuntalar el trabajo rosarino, impulsado por esos días pero que se aprobaría finalmente meses más tarde.
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El que sí se aprobó antes del receso invernal fue el proyecto del edil del Pro Roy López Molina para eliminar gradualmente, desde 2019, la alícuota municipal en torno al 10% que se cobra dentro de la tarifa de Litoral Gas.
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La sesión en la que se aprobó esa iniciativa estuvo plagada de acusaciones cruzadas, entre bloques opositores, el oficialismo local y Cambiemos, que es opositor aquí pero oficialista en el plano nacional. Se plasmaba así el clima que tendrían casi todas las sesiones luego del receso.
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Durante esas “vacaciones” de la tarea legislativa surgió uno de los debates que marcarían la segunda parte del año, como fue el desembarco de Uber en la ciudad. La concejala María Eugenia Schmuck sorprendió a todos y presentó una iniciativa por esos días para regular el uso de ese tipo de aplicaciones de transporte privado y encendió la polémica.
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De rivalidad conocida con Schmuck por otros temas, los taxistas salieron a responder de inmediato, con manifestaciones y demás acciones concretas. El proyecto finalmente naufragaría, sin consenso, aunque no sin antes recrear el debate por iniciativa de la misma concejala.
El recrudecimiento de la crisis económica, con una economía ya monitoreada por el FMI, promovía ajustes con impacto en Rosario que copaban la agenda local, como el recorte del “fondo sojero” primero, en agosto, o más adelante la quita de subsidios al transporte urbano.
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Alianzas y coyuntura
Estas medidas incluso pondrían en jaque las virtuales “alianzas” en el órgano legislativo, y también plantearían la creación de otras. El oficialismo local exploró para algunos proyectos el apoyo del peronismo, Ciudad Futura y el FSP, el “ala izquierda” de recinto. Así se aprobó, en una sesión escandalosa, la emergencia social y alimentaria en Rosario.
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Otro tema que marcó el pulso del “segundo semestre” en el Concejo, tangente quizás al debate en torno a Uber, fue el de las “apps” de delivery, como Glovo, Rappi y Pedidos Ya.
Sucesivos pedidos de informe e interpelaciones al Ejecutivo local desde el justicialismo o Ciudad Futura, en incluso también directamente de entidades sindicales como Empleados de Comercio, derivaron en una citación y encuentro (tenso) entre la mayoría de los concejales y representantes de esas empresas/plataformas de delivery.
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El debate, tan incipiente como derivado de variables frenéticamente cambiantes como las tecnológicas, probablemente continuará en 2019.
Dos proyectos que sí se pudieron viabilizar en el órgano legislativo local decantaron de alguna manera del debate en torno al aborto legal, perpetrado en el Congreso Nacional, donde obtuvo media sanción en Diputados, pero el rechazo en el Senado.
Impulsado por Roberto Sukerman y Norma López (FPV-PJ) se aprobó una ordenanza que determina la paridad de género en listas electivas locales. Si bien salió por unanimidad, hubo dudas respecto a la viabilidad legal de la norma y probablemente deberá definirlo la justicia electoral antes de las elecciones.
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El otro proyecto fue motorizado por Celeste Lepratti (FSP) y le demanda al Ejecutivo provincial que retire simbología religiosa de escuelas y hospitales públicos en la ciudad, lo que generó el rechazo de comunidades religiosas que provocó una aclaración del bloque socialista. En el recinto fue votado con disidencia de algunos concejales de distintos espacios.
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Ya en el epílogo del año legislativo, el Concejo fue absorbido por la necesidad, y se abocó en las últimas semanas a discutir lo “impostergable”, casi en exclusividad lo relativo al proyecto de Presupuesto 2019 enviado al cuerpo (con demora) hacia finales de diciembre por parte del Ejecutivo.
Por la madrugada, otro clásico deliberante de fin de año, se aprobó el presupuesto enviado por Fein, con algunas concesiones hechas por el oficialismo ante la puja de Cambiemos y el peronismo. Sólo con el apoyo del macrismo local también se prorrogaron las facultades de la intendenta respecto a la tarifa del transporte público.
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Una semana antes los ediles ya habían votado para establecer a para 2019 a todas las mismas autoridades en el Concejo. Así, Alejandro Roselló irá por su segundo año como segunda autoridad en la cadena de mando en Rosario. Sukerman y Aldo Poy, continúan también como vice primero y segundo, respectivamente.
La noticia que sorprendió en la última semana del año, ya sin actividad parlamentaria, fue la renuncia a su banca del concejal de Ciudad Futura, Eduardo Trasante, envuelto en una denuncia de acoso por una militante de ese partido, en el marco de un protocolo interno. Lo reemplazará Jessica Pellegrini, que cumplirá su mandato hasta 2021.
Balazos y el próximo intendente
Aunque sucedió cuando prácticamente no había actividad oficial en el Palacio Vasallo, no puede dejar de mencionarse los 12 balazos que dos sujetos en moto descerrajaron sobre el ingreso cuando promediaba diciembre. Casi una metáfora a distintos niveles de lo que fue el año. Si no fuera porque fue un hecho demasiado literal.
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Un dato clave para lo que viene: el próximo intendente de la ciudad saldrá del Concejo, ya que todos los probables y ya confirmados candidatos, en todas las fuerzas políticas, ocupan una banca. Verónica Irizar será la candidata oficial, y deberá competir con Pablo Javkin, que con su espacio Creo también integra el Frente Progresista.
Por el lado de Cambiemos, Roy López Molina parece número puesto como cabeza de lista. En el peronismo, si bien falta definir si se suman más competidores en las Paso, o si integra una interna más amplia con fuerzas de izquierda como Ciudad Futura. En ambos espacios, los principales candidatos a competir son también concejales: Roberto Sukerman y Juan Monteverde, respectivamente.
