Cada año se analiza cual es el porcentaje de pobreza que existe en el país y los resultados no son aceptados por todos y generalmente genera polémica. Este 2015 no fue la excepción. Luego que se conociera el informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) que rezó que la pobreza afecta a un 30 por ciento de la población del país, distintas voces y fuerzas políticas se manifestaron a favor o en contra de dichos resultados.

Según el Barómetro de la Deuda Social Argentina para el 2014, indicó que el 28,7% de los argentinos relevados son pobres y dentro de ese total el 6,4% no superan el umbral de indigencia, por lo cual, arrojó un incremento de 1,3 punto porcentual en esta problemática con relación a 2013. Proyectado a la población total de 43 millones de habitantes, representan unos 12,3 millones de pobres, de los cuales 2,7 millones además son indigentes, es decir ni siquiera logra cubrir satisfacer una canasta alimenticia, según ese estudio.

Inmediatamente se conocieron dichos valores, desde el Gobierno nacional desmintieron la cifra. Así, el director del Indec, Norberto Itzcovich, fustigó por «sesgado y negador de la realidad» y afirmó que “esa casa de altos estudios representa a la oposición en medio de la campaña electoral”.

«Desde el análisis de la información no cabe duda de que la campaña electoral de la oposición devenida en medición de pobreza, presentada por la Universidad Católica es, no sólo falaz, sino también inconsistente», disparó Itzcovich.

Según dijo Itzcovich, el Indec genera y publica «profusa información estadística» para realizar análisis minuciosos y abarcativos de las condiciones sociales y económicas de la población.

«Sostener que casi un tercio de la población de Argentina se encuentra en situación de pobreza luego del período histórico más significativo de crecimiento de la economía y de alcanzar el fifty-fifty en la distribución del ingreso, resulta de una visión absolutamente sesgada y negada de la realidad», criticó. Y agregó que «parece que la necesidad de sostener los dogmas neoliberales y antipopulares está nublando la capacidad de la oposición de reconocer el éxito de las políticas aplicadas desde el año 2003 en nuestro país».

La intendenta de Rosario, Mónica Fein, fue consultada al respecto y admitió que en la ciudad «es el gran desafío que tenemos, lograr que las personas sean el centro de la economía, hasta ahora el desarrollo económico no ha mejorado la calidad de vida las personas, las áreas metropolitanas son el reflejo de esta situación».

«Más allá de que no quiero asentir o discutir un porcentaje, claramente es el mayor desafío nuestro y de todos los partidos políticos. Los asentamientos irregulares, la falta de vivienda, de agua potable, de empleo digno, cuestiones básicas que determinan a inclusión de las personas«, expresó y agregó: «Hay una base de desigualdad que tenemos que reconocer y enfrentar como sociedad. En ese sentido tenemos una mirada distinta del gobierno nacional, se ha avanzado pero todavía falta mucho».

La intendenta afirmó que «si bien en Rosario no hay indicadores, no está lejos de pensar que hay un 20 por ciento que está en situación de pobreza. No hay que negar los avances, pero sin dejar de mirar que aún nos falta garantizar empleo, vivienda, educación, la salud por igual a todos los argentinos», concluyó.

Quien también dio su visión al respecto fue el secretario de Coordinación de Políticas Sociales de Santa Fe, Joaquín Andrés Blanco. En diálogo con La Capital, expresó que “cualquiera que recorre los barrios populares se da cuenta que los números reales son los de la Iglesia y no los del Indec”.

En Santa Fe, tomando como referencia el censo de la UCA, sobre una población total de 3.194.537 el 30 por ciento aproximado que vive bajo la pobreza representa a 958.361 habitantes. Y el departamento Rosario, sobre 1.193.605, unos 358 mil son pobres.

Blanco expresó que provincia y municipio están “en un todo de acuerdo” con las mediciones del Observatorio y que sus indicadores son “verosímiles para la ciudad”. Sus dichos fueron similares a los expresados hoy por la ministra de Desarrollo Social, Mónica Bifarello quien sostuvo que «si bien Santa Fe se encuentra por debajo del 28 por ciento que aduce la UCA, está en un 25 o 26 por ciento» y toma como «verosímil e importante» el estudio de la iglesia «para tomarlo y aplicar políticas públicas en la provincia».

Sin embargo, otras voces en contra salieron a la luz como los informes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la  Organización de Naciones Unidas (ONU) que publicaron que Argentina y Uruguay son los países de América Latina con menor cantidad de pobres e indigentes, y con el mayor nivel de igualdad tomando en cuenta la redistribución de la riqueza

Además, destacaron que Argentina es el país de la región que más redujo su cantidad de pobres e indigentes en la última década, haciendo que más 12 de millones de argentinos dejen esa condición; y también fue el que más aumentó sus clases media y alta, incorporando 15 millones de ciudadanos a la primera y un millón a la segunda. De acuerdo con el BID, la pobreza en Argentina alcanza a 4,7% de su población; y la indigencia, a 1,4%, con datos tomados hasta 2013.

Por su parte, el rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), monseñor Víctor Manuel Fernández, defendió hoy el informe sobre pobreza que hizo esa casa de altos estudios y remarcó que si se aplicara el valor de la canasta que reporta el Indec, el flagelo alcanzaría al 20% de la población.

Así, el religioso salió a responderle al Gobierno que dejó de publicar datos oficiales sobre pobreza en 2013 aunque la presidenta Cristina Kirchner dijo en junio pasado que el flagelo se ubicaba en Argentina «por debajo del 5 por ciento, y el índice de indigencia en 1,27 por ciento».

El rector aclaró que el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) es «un aporte» desde un ámbito académico de investigación y subrayó que los datos que se ofrecen «significan un cuestionamiento a cualquier gobierno, nacional o local, porque su objetivo es poner de manifiesto y reclamar una  deuda social  todavía no saldada».

El prelado reconoció que el estudio puede ser «discutible», pero destacó que los datos del ODSA no se fundamentan en una intuición o en una mera interpretación de las noticias, sino en una encuesta de casi 5.700 casos, que se repite año tras año, y así puede ostentar el «inmenso valor de ofrecer información comparativa».

A diferencia de lo que había afirmado la jefa de Estado en junio durante su exposición en la 39ª conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el prelado proyectó una pobreza más alta que la oficial.

«Si aplicáramos la canasta del Indec nuestras mediciones nos darían un 20 por ciento de pobres. Pero para advertir que nuestros números son razonables, y no vergonzosos como dice el jefe de Gabinete (Aníbal Fernández), miremos nuestros datos sobre la indigencia -no la pobreza- que son del 6%», sugirió.

«O sea que señalamos unos dos millones de indigentes; gente que a fin de mes tiene dificultades para comer, vive de changas cuando las consigue, y tiene otras dificultades graves, aunque no duerma en la calle», graficó el religioso e interpeló: «¿Alguien puede pensar que entre el gran Buenos Aires, las villas de Tucumán, Córdoba, Rosario y Mendoza no suman 2 millones en situación de indigencia?».

El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, había descalificado el informe sobre la pobreza de la UCA al considerarlo «falaz», «pésimo» y «ni cerca de la realidad».

El rector de la UCA insistió en advertir que «la pobreza es otra cosa, y afecta a más del 20 por ciento del país. Conforma ese  núcleo duro  con el cual mantenemos una deuda social grave», publicó la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).

«Hay acciones y programas pendientes que deberán permitir resolver de manera más estructural cuestiones no completamente atendidas. Al plantearlo, proponemos una posible línea de trabajo, o una gran política, donde la generación de empleo digno debería ser un objetivo fundamental», reclamó.

Por su parte, en diálogo con LT3, el economista José Luis Espert sostuvo que “los indicadores de pobrezas no son diferentes a los indicadores de los mediados de los años 90 y de los 80. A la larga terminamos con los mismo resultados como consecuencia de hacer en esencia lo mismo”.

“La política en Argentina como es bien populista hace todo lo posible para siempre tener pobres, para que los voten. De esa manera se perpetúan en el poder y pueden robar”, expresó Espert.

Además indicó que lo peor que se puede hacer para bajar la pobreza es “asistencialismo, retribucionismo y estatismo”.

La problemática continúa en boca de todos y cada uno tiene su postura. Es evidente que el debate continuará…

Foto: Florencia Vizzi