VIERNES, 29 DE NOV

El día que los trabajadores colmaron la Plaza de Mayo para reclamar la liberación de Perón

El 17 de octubre de 1945 marcó una divisoria de aguas en la historia argentina del siglo XX: Juan Domingo Perón se convertiría en líder indiscutido del movimiento político que haría posible que los sectores populares conquistaran derechos sociales y condiciones de ciudadanía.

 

Una movilización de trabajadores marchaba hace 75 años a Plaza de Mayo para reclamar la liberación del coronel Juan Domingo Perón, el hombre que ese 17 de octubre de 1945 se convertiría en líder indiscutido del movimiento político que haría posible que los sectores populares conquistaran derechos sociales y condiciones de ciudadanía.

Dos años antes de este hecho de masas que marcó una divisoria de aguas en la historia argentina del siglo XX, un golpe de Estado encabezado por el general Arturo Rawson puso fin -el 4 de junio de 1943- al gobierno de Ramón Castillo, surgido del fraude electoral.

Al iniciarse el gobierno militar de Rawson, el movimiento obrero se encontraba dividido en cuatro centrales sindicales (CGT N°1, CGT N°2, FORA y USA) y una de las primeras medidas de ese régimen fue intervenir los sindicatos.

Ante esta situación, los dirigentes de la CGT N° 2, cuya personería había sido suspendida por el Gobierno, iniciaron contactos con jóvenes oficiales del Ejército, entre los que estaban los coroneles Perón y Domingo Alfredo Mercante, con el propósito de impulsar la sanción de un conjunto de leyes sociales.

Perón decide entonces impulsar la creación del Departamento de Trabajo, un organismo que comienza a gestionar la relación del Gobierno con los gremios y que en diciembre de 1943 alcanza el rango de Secretaría.

La gestión de Perón genera el apoyo de los gremios, que comienzan a respaldar su posible candidatura presidencial, lo que genera recelos entre la oficialidad del Ejército que ocupaba el Gobierno.

El malestar hacia la figura del ascendente coronel crece y a principios de octubre, el ministro de Guerra, el general Eduardo Avalos, cabeza de los sectores conservadores del Ejército, plantea la detención de Perón, la entrega del Ejecutivo a la Corte Suprema y la convocatoria a elecciones.

Presionado por esos sectores, el presidente Edelmiro Farrell ordena el 12 de octubre de 1945 la detención de Perón y su traslado a la isla Martín García.

Tres días después, el gremio azucarero de FOTIA se declara en huelga para reclamar su liberación, y un día después, los obreros de la carne de Berisso y Ensenada se adhieren de forma masiva a la protesta.

Las acciones de protesta se multiplican en fábricas y talleres de Avellaneda, Lanús, Valentín Alsina y los barrios obreros de Rosario.

La CGT, unificada desde 1944, exige que «se mantengan las conquistas» tras la realización de un plenario en el que se convoca a una huelga general para el 18, sin nombrar a Perón.

Sin embargo, los hechos se precipitan: el coronel acusa un malestar y es trasladado al Hospital Militar en el barrio de Belgrano, donde arriba el 17 por la madrugada.

En las primeras horas de esa calurosa jornada de miércoles, los sindicatos, ante la presión de las bases, comienzan a movilizarse en Barracas, La Boca, Parque Patricios y en las barriadas del Oeste de la ciudad para exigir la liberación de Perón.

El gremialista de la carne Cipriano Reyes organiza en el cordón de La Plata las primeras columnas de manifestantes que avanzan hacia Plaza de Mayo.

Ante la marcha de los trabajadores que venían desde la zona Sur del conurbano, la Policía resuelve levantar los puentes sobre el Riachuelo, pero la gente cruza en balsas y a nado.

La multitud era imparable y en las primeras horas de la tarde colmó por completo la Plaza de Mayo, donde los manifestantes se refrescaron los pies en la fuente con tal de mitigar el efecto del calor.

Esa imagen horrorizó a la prensa tradicional, que no tardó en hablar de «Aluvión Zoológico» a la hora de estigmatizar a esos trabajadores movilizados.

Aunque varios mandos del Ejército lo solicitaban, el Gobierno se niega a reprimir y envía emisarios al Hospital Militar con el objetivo de pactar una salida con Perón, mientras comenzaba a caer el sol.

Se acuerda el pase a retiro de Avalos, la renuncia del gabinete y la convocatoria a elecciones generales para los primeros meses de 1946.

Pasadas las 23, desde el balcón de la Casa Rosada, Perón habla a la multitud y, en un hecho que inaugura la liturgia de su movimiento, pide la desmovilización «en paz» a las 300 mil trabajadores congregados en la plaza.

Cinco días más tarde, el coronel se casaba con Evita y su amigo Mercante (gobernador de Buenos Aires entre 1946 y 1952) asumía la conducción de la Secretaría de Trabajo y Previsión.

El 24 de febrero, Perón se presenta como candidato a presidente y gana con el 54% de los votos, en el marco de una campaña caracterizada por el lema «Braden o Perón», en alusión al embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, que se pronunció fuertemente en favor de la Unión Democrática.

El 17 de octubre pasaría ser conocido como el Día de la Lealtad en la tradición peronista, pero sin duda, lo más trascendente de esa jornada fue el surgimiento de un movimiento que durante más de una década garantizaría derechos a los más humildes.

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