El líder del gremio canillita porteño y bonaerense (Sivendia), Omar Plaini, se pronunció hoy por la «imperiosa» unidad del movimiento obrero, propuso «un gran Congreso gremial para discutir un programa», respaldó a una conducción cegetista con «una única cabeza directriz, un secretariado y un consejo directivo que la apoye», y subrayó que «el peronismo es una estrategia de poder de la clase trabajadora».

En un reportaje Plaini reseñó que la historia de la CGT y de la mayoría de los peronistas «está teñida de corrientes internas y divisiones, como los tiempos de combativos y acuerdistas, de Azopardo y Brasil, por ejemplo», y aseveró que ningún dirigente sindical con responsabilidades de conducción de base puede rechazar «la imperiosa necesidad de la unidad».

«Nadie dice lo contrario. Todos coinciden en esa necesidad. Pero ello debe invitar también a proponer, lo que significa que el movimiento obrero tiene que realizar la unidad sobre la base de un programa. Alguna vez existieron las convocatorias de Huerta Grande, La Falda, el 1ª de Mayo de 1968 y, más cercano, los 26 puntos de Saúl Ubaldini. Es preciso convocar a un gran Congreso porque existe la deuda de una autocrítica interna», señaló.

SAL_UB-editadoEl también diputado nacional por el FpV añadió que se impone discutir un programa respecto del pensamiento del movimiento obrero, de sus propuestas y necesidades y también de su representatividad y trabajar una iniciativa socio-político-económica para ser presentada al próximo gobierno.

«Pero, para eso, hay que debatir primero adentro», afirmó.

El sindicalista enfatizó que el movimiento obrero tropieza siempre con «la misma dificultad, idéntica en toda América Latina, porque la totalidad de los liderazgos políticos, sindicales o sociales regionales son muy fuertes y personalistas, es decir, son como la sombra al árbol y, a veces, ello produce un elevado grado de egocentrismo y dificulta quizá los tiempos», aseguró.

Plaini añadió que es preciso superar esa situación y lograr «de la forma más rápida posible esa unidad en un Congreso sindical».

«No hay que esperar. Es necesario verse cara a cara y discutir porque, de lo contrario, hay riesgo de hacer una unidad de hombres y de nombres. No es posible. Ello debe basarse en un programa y en el respeto de ese programa. De lo contrario, luego comenzará la discusión en torno de cuánto más lejos o cerca alguien se ubica del gobierno de turno. En el peronismo, eso ocurre mucho más, porque allí arrancan las contradicciones propias», expresó.

Para el dirigente, también se impone hallar un grado de autonomía para que ningún presidente, aunque sea de signo peronista, «se entrometa en las decisiones propias del movimiento sindical».

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El referente de los canillitas señaló su convicción en el sentido de que en esa unidad de la CGT deben involucrarse todos los sectores, incluso los que hoy militan en la CGT Azul y Blanca del dirigente gastronómico Luis Barrionuevo, porque «cada secretario general de forma democrática es electo por su base», en tanto expresó que «cada uno deberá hacerse cargo de su historia y sus hechos».

«Propiciamos la unidad del movimiento obrero. Estoy convencido que el peronismo es una estrategia de poder de la clase trabajadora. Por eso, la unidad sindical es imprescindible», dijo.

Al ser consultado respecto de la posibilidad de sumar a esa unidad gremial a ambas Centrales de los Trabajadores Argentinos (CTA) -las que dirigen el docente Hugo Yasky y el estatal Pablo Micheli-, el líder de los canillitas fue categórico al fundamentar que «esos compañeros no visualizan de forma clara este necesario proceso porque todo tiene una historia y comenzó hacia los ’90».

«La cabeza de esa historia fue la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Confundió eso de incorporar movimientos sociales y cuadros individuales. Podía ser una muy buena idea, en especial para quienes como yo siempre militaron en la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLATT) y conocen ese pensamiento porque fueron parte de ese movimiento como una etapa superadora del sindicalismo organizado a partir del criterio de las relaciones del trabajo. Pero en la búsqueda incesante de ampliar y cuestionar nombres u hombres o si ellos eran más o menos acuerdistas o más o menos combativos, cometieron un error», dijo.

Plaini se explayó al respecto y comentó que, «en definitiva y, por abajo, ese error radicó en no avizorar que, los trabajadores, siempre están unidos porque tienen un interés de clase y son parte de esa clase, lo que constituyó un claro equívoco de la CTA».

«Veo difícil que esos compañeros retomen el camino de la unidad total. En definitiva, también ellos terminaron dividiéndose. Porque en realidad todo esto se relaciona con una serie de factores: las tendencias socio-económicas son siempre mundiales y, además, en el país la descomposición del sistema político partidario se relaciona con la propia descomposición» gremial.

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Plaini explicó que «no es posible negar hoy que el radicalismo se descompuso de forma total y que el peronismo observa grandes focos en ese sentido».

«Estos brazos creados por afuera del peronismo -porque cada partido nuevo surge del peronismo o del radicalismo- son una descomposición. Contrariamente a nuestras costumbres, hoy ya no existen las plataformas partidarias. Se debate y se decide la política en los medios de comunicación. Es preciso un debate muy profundo en el justicialismo, en lo nacional y popular y en el movimiento obrero», señaló.

Por último, Plaini aseguró que el movimiento obrero y sus organizaciones «son piramidales»; dijo creer en «una cabeza única de conducción en la CGT y en un cuerpo colegiado que permita la discusión interna y la adopción de decisiones en el marco de un consejo directivo, que debe ser expresado por quien lo conduce».