La estatización de la compañía estaría descartada de las alternativas que maneja el Gobierno. Mientras tanto, la investigación que busca dilucidar el proceso por el cual el Banco Nación le otorgó un crédito de más de $18.300 millones de Vicentin continúa avanzando.

Las especulaciones y rumores rodearon a la empresa desde que se declaró en «estrés financiero» y la posibilidad de la estatización fue una de las que estuvo en danza. Aún así, desde el sector apuntaron que la prioridad del Estado será resguardar las fuentes de trabajo y que «lo más acertado» para esto sería apostar por la opción vinculada a que «sus dueños vendan activos para cancelar sus deudas».

La familia Padoan, dueña de Vicentin, se encuentran acorralados por una situación que no esperaban atravesar, ya que apostaban por la continuidad de Mauricio Macri al frente de la administración pública.

El fin del a feria judicial posibilitó que las demandas de los acreedores de la empresa ante la Justicia comercial comiencen a caer. Entre ellos se encuentran acopios y cooperativas que le vendieron materia prima a Vicentin por un monto total cercano a los 350 millones de dólares y aún no han cobrado.

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Cabe aclarar que la empresa le presentó un plan de pagos a estos proveedores, pero el mismo fijaba una negociación muy desventajosa para los acreedores, ya que en los casos en que la deuda supera los 30 millones de dólares se propuso un pago inicial del 20% y, luego, las cuotas podrían estirarse hasta ocho años más.

Agro Giorgi, Bollatti, Bessone, BLD y Corredora Pampena, figuran entre las empresas que recurrieron a la Justicia, aunque se aguarda que haya un mayor número de presentaciones. Esto incluiría a un grupo de productores que decidieron aunarse para buscar una salida que no los perjudique.

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Si la Justicia toma estas denuncias, el panorama para Vicentin empeorará, ya que empujaría a la empresa a inevitable concurso preventivo de acreedores.

Ante este panorama, el concurso de acreedores podría ser presentado en las próximas horas.

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La traba que aparece en todas las mesas de dialogo que encaran los directivos de la empresa es siempre la misma: las multinacionales quieren comprar la totalidad de la firma, pero la familia Padoan se rehúsa a hacerlo. Éstos solo esperan desprenderse de alguno de sus cuantiosos activos y asociarse con la compradora. Vender todo significaría directamente salir del negocio después de 90 años de actividad.

En cuanto a la situación laboral de los empleados de Vicentin, la empresa indica que no tiene en planes concretar despidos. Además, destaca que a pesar de que extendió la licencia a sus trabajadores, la totalidad de los sueldos están siendo abonados.

Claro está, para poner en funcionamiento las plantas de crushing es necesario esclarecer previamente la situación financiera que encarriló a la empresa al default.