Mientras la economía argentina atraviesa el peor momento de la recesión tras un año magro, los que más sufren siempre la crisis son aquellos que perciben salarios, jubilaciones, y otros ingresos que no acompañan ni de cerca las cifras de la inflación, que este año cerró cerca del 50%.

Un informe realizado por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) trazó un diagnóstico de la situación social en país a finales de 2018, a tres años desde la asunción del gobierno de Cambiemos el 10 de diciembre de 2015.

El trabajo de Cepa pone de manifiesto el aumento de la desocupación y la pobreza durante el mandato de Mauricio Macri.

En el exhaustivo documento elaborado por Cepa se analizan distintas variables, con especial énfasis en la evolución del poder adquisitivo de las jubilaciones, la Asignación Universal por Hijo (AUH), el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) y los planes sociales, además de analizar la realidad del empleo registrado y los salarios, el devenir de la Canasta Básica y el impacto de la suba de precios en el consumo en área metropolitana.

En términos de aumento de la pobreza, en el segundo semestre del año que acaba de irse se ubicó en el 6%

«Si se toma en cuenta que la medición del segundo semestre de 2017 indicó 25,7% de pobreza, la nueva medición alcanzaría entre 31% y 32% a fines de 2018», afirma la publicación, firmada por los economistas Hernán Letcher, Eva Sacco y Julia Strada.

El desempleo es también uno de los indicadores que más subieron. “Si se considera la tasa de desempleo al segundo trimestre de 2015 (6,6 %, la mínima desde 2003) el 9,6% de desempleo para el segundo trimestre de 2018 implica 387.000 nuevos desempleados en los grandes aglomerados urbanos. Este valor proyectado al total del país implica 645.000 nuevos desempleados”, precisa el dossier.

El salario mínimo, las jubilaciones y las asignaciones familiares, que ya venían deterioradas por inflación de años anteriores, vivenciaron un sensible perjuicio en 2018.

A modo de ejemplo, se examina el poder adquisitivo de los beneficiarios de AUH, quienes, considerando las estimaciones inflacionarias del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) realizadas por el Banco Central, llegaron a perder el 19,7% de su mencionado poder adquisitivo.

Según afirman desde Cepa, en la actualidad salarios y jubilaciones se encuentran en niveles similares a 2001. Ese año el haber jubilatorio mínimo se ubicaba en los 194 dólares, mientras que hoy está en 207 y en 2015 llegaba a 373 dólares.

Las proyecciones para el año que acaba de comenzar, electoral, a diferencia de lo que dice el gobierno «muestran una profundización en este sentido, llegando a perder 21% en el promedio de los primeros cinco meses de 2019 respecto del promedio de 2015», dice el informe.

También el poder adquisitivo valuado según la canasta básica de alimentos muestra una caída respecto a los ingresos de programas sociales. En 2001 se podían adquirir 5.28 canastas con un plan trabajar y durante el 2018 3.99 canastas.

Con un salario mínimo «se podrían adquirir 7,55 canastas en 2001 y 9,01 en 2018 y con relación a la jubilación mínima 5,66 y 7,42» respectivamente, precisa Cepa.

Un dato por demás preocupante que arroja el trabajo es el desmoronamiento del consumo de alimentos, acuciados por la inflación y el aumento de tarifas que minaron el bolsillo de los ciudadanos.

Los peores números se advierten en el consumo de carne (54%), jugos y gaseosa (44%), frutas y verduras (43%) y lácteos 34%.

A continuación, el informe completo elaborado por el Centro Cepa y publicado a fines de diciembre de 2018:

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