Por Guido Brunet

Uno de los tantos sectores golpeados por la cuarentena y el aislamiento social y obligatorio han sido los comercios. Al comenzar la fase 4 en Rosario se habilitaron diferentes rubros y tipos de locales, pero otros aún aguardan la autorización provincial y municipal para volver al trabajo. Es el caso de los negocios de tatuajes, que manifiestan tener las condiciones de higiene para reanudar la actividad.

En el rubro no existe una entidad que los agrupe, por lo que a partir de esta situación se plantean organizarse para hacer escuchar su reclamo. Son unos 400 trabajadores, cuya actividad se encuentra paralizada desde el comienzo de la cuarentena. 

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Días atrás, representantes del sector mantuvieron un encuentro virtual con concejales de la ciudad, en el que manifestaron que “la situación es desesperante, para muchos representa la única fuente de ingresos y hay un importante numero de familias detrás”, sostuvieron los representantes de los tatuadores durante el encuentro con los ediles mediante la plataforma virtual Zoom. “Necesitamos volver a trabajar cuanto antes”, manifestaron.

Además, los tatuadores coincidieron en que su rubro, particularmente, es uno de los pocos que implementa estrictos controles de sanidad y prevención desde hace tiempo y en que no existen grandes reparos para continuar postergando la incorporación de la actividad en el marco de la fase 4 del aislamiento.

 

Los tatuadores agregaron que en sus locales no hay concentración de personas, ya que trabajan generalmente por turnos y la atención es individual, por lo cual el distanciamiento siempre se ha respetado.

“No nos habilitan, ni nos dicen por qué no podemos trabajar. Todos los protocolos que hay en los comercios nosotros los venimos implementando hace veinte años, la utilización de alcohol, lavandina e higienizar permanentemente el lugar. No es complicado sumarnos al trabajo”, comentó Pablo Pérez, referente del sector y titular del estudio Venom, en dialogó con Conclusión.

“Nosotros tenemos mucho más cuidado que otros rubros, como peluquería o manicuría, que fueron permitidos”, se quejó el artista.

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Desde el sector crearon un protocolo en el que marcan la forma de trabajo y de higiene, que fue enviado tanto al Municipio como la Provincia, sin obtener respuesta de ningún nivel.

“El problema es que no nos dicen nada, es como que no existimos. Para pagar los impuestos sí existimos”, reclamó.

Estos dos meses sin ingresos fueron «bastante duros», en el sector se encuentran «desesperados». Si bien algunos pudieron abrir sus puertas para vender elementos como ropa o accesorios, al no poder comenzar a tatuar se ve disminuido la mayor parte de su ingreso.

La situación se dificulta aún más si se tiene en cuenta que el sector venía golpeado desde antes de la cuarentena por la crisis económica a nivel nacional. «Veníamos decayendo pero subsistíamos. Ahora es peor, encimas las cosas aumentaron. No se cómo voy a hacer para pagar todo cuando abra», se planteó Pérez, quien comentó que se encuentran alertas para realizar nuevas acciones con el fin de poder lograr una apertura de la actividad.