Tras días marcados por la tensión y la incertidumbre financiera en Argentina, jornada tras jornada cambiaria el foco se ha posado sobre la cotización del tipo de cambio del dólar y poco sobre otro indicador clave sobre la realidad de las finanzas del país: las reservas del Banco Central (BCRA).

Las Reservas Internacionales del BCRA finalizaron este lunes en US$ 49.968 millones, informó la entidad en su resumen diario de Variables Financieras.

De esta forma, la reservas iniciaron la semana 117 millones de dólares por debajo del cierre del viernes (cuando terminaron en 50.085 millones).

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Si bien en los últimas jornadas las arcas de la autoridad monetaria no sufren caídas como las de días pasados, que rozaron y durante algunos días superaron a los 500 millones de dólares, el «goteo» de reservas continúa y no son pocos los que advierten sobre el riesgo de no controlar el drenaje financiero.

El cuadro de situación para Argentina es harto delicado en medio de un largo proceso electoral, con un presidente (Mauricio Macri) debilitado tras los malos resultados del oficialismo en las elecciones primarias (el candidato peronista, Alberto Fernández, se impuso por más de 15 puntos porcentuales) y la flaqueza de recursos para afrontar las numerosas obligaciones externas.

Lo cierto es que no es la primera vez que el Gobierno de Mauricio Macri afronta una pérdida de reservas netas en escenarios de corridas cambiaria (vale diferenciar caída de reservas de «fuga de capitales» la cual puede incluirse en la primera pero no a la inversa).

Más allá de la escalada posterior a la «salida del cepo», en el inicio de la gestión de Cambiemos, y de las políticas económicas que propiciaron el escenario para sufrir por la «volatilidad» del dólar, a finales de 2017 se relajaron las metas inflacionarias y en 2018 todo se desmadró.

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Previo a eso, casi como si hubiera previsto un escenario que luego se asimiló «sorpresivo» en el oficialismo o «consecuencia de factores externos», el entonces presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, decidió que la entidad enviara al exterior 462 millones de dólares en lingotes de oro a Londres.

El argumento fue entonces una estrategia que abarcó trasladar una porción de las reservas monetarias de oro al mercado internacional para hacer operaciones de ‘carry trade’ (también denominado ‘bicicleta financiera’ y obtener rentabilidad sobre los lingotes, auinque no fueron pocos los que señalaron que se buscaban «asegurar el pago de la deuda», con acreedores particulares ya que aún no había acuerdo con el Fondo Monetario Interancional (FMI).

Lo que vino después, es historia más recordada, desafortunadamente por padecimiento. Corridas cambiarias voraces desatadas en abril y agosto de 2018, venta de divisas (caída de reservas) superiores a los 20 mil millones de dólares en total (primero con Sturzenegger, luego con Luis Caputo al frente del BCRA).

La recesión posterior fue brutal, aún perdura y propició el resultado electoral magro para Mauricio Macri. El peso argentino se volvió a devaluar y la crisis por el momento no tiene fecha visible de caducación.

Dilataciones

En tanto, desde el «prestamista de última instancia», el Fondo Monetario Internacional (FMI) no dan definiciones y todo indica que esperarían hasta después de las elecciones del 27 de octubre próximo para definir el desembolso de los US$ 5.400 millones previsto para mediados de este mes, lo cual aumentaría la tensión cambiaria y complicaría al Gobierno, según versiones que circularon días atrás en los mercados.

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El ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, hará en la última semana de septiembre un último intento por evitar esa demora, cuando se reúna con autoridades del organismo multilateral.

En mercados del exterior y en análisis de bancos y fondos de inversión dan por hecho que los recursos acordados con el organismo multilateral no se sumarán a las reservas del Banco Central hasta que el panorama electoral se aclare.