La inversión extranjera directa (IED) se desplomó 41% en la Argentina en 2014 por la nacionalización de YPF, la «desconfianza» que genera el conflicto del país con los fondos buitre y la baja de precios internacionales de la industria extractiva.

La IED bajó hasta los 6.612 millones de dólares el último año, después de haber alcanzado los 11.301 en 2013; 15.324 millones en 2012; y 10.840 millones de dólares en 2012, según un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) difundido hoy.

La inversión lograda por la Argentina el año pasado es equivalente al 10,58% de la obtenida por Brasil (62.495 millones de dólares) su principal socio comercial del Mercosur y el 4,14 por ciento de América Latina y el Caribe (159.405 millones).

Así lo precisa el Informe de las Inversiones en el Mundo 2015 presentado en Ginebra por Elizabeth Tuerk, jefa de la Unidad de Acuerdos Internacionales de Inversión y Noelia García Nebra, economista de Naciones Unidas.

La jefa de la Unidad de  García Nebra dijo que la nacionalización de YPF impactó en la llegada de inversiones, como así también el conflicto de la deuda externa «porque generó desconfianza sobre la estabilidad macroeconómica del país».

Después de cuatro años consecutivos de crecimiento, en 2014 las corrientes IED en América Latina y el Caribe —excluidos los centros financieros transnacionales del Caribe— disminuyeron un 14%, a 159.000 millones de dólares estadounidenses.

La caída respondió principalmente a una disminución del 72% en las fusiones y adquisiciones transfronterizas en América Central y el Caribe y a la baja de los precios de los productos primarios, que redujo la inversión en las industrias extractivas de América del Sur.

La disminución se registró en ambas subregiones, pero fue mayor en América Central y el Caribe (un 36%, a 39.000 millones de dólares), donde las corrientes de entrada regresaron a sus valores normales después de los niveles inusitadamente altos alcanzados en 2013.

Las inversiones en América del Sur siguieron disminuyendo por segundo año consecutivo, un 4% promedio, a 121.000 millones de dólares, y todos los grandes países receptores, salvo Chile, registraron un crecimiento negativo de la IED.

El Brasil siguió registrando un ligero descenso de las entradas de IED por tercer año consecutivo, pero volvió a ser el primer destino de las inversiones en la región con unos 62.000 millones de dólares, con baja del 2 por ciento.

Esta estabilidad oculta variaciones según el sector: hubo un fuerte descenso en el primario, con una caída del 58%, a 8.400 millones de dólares, que se vio compensado por aumentos en la manufactura y los servicios, del 5% y el 18%, a 22.000 millones y 33.000 millones de dólares, respectivamente.

La disminución de las inversiones en la industria extractiva afectó a las corrientes dirigidas a la Argentina (reducción del 41%), el Perú (reducción del 18%) y la República Bolivariana de Venezuela (reducción del 88%).

Las inversiones en Colombia se mantuvieron estables a pesar de la fuerte disminución de la IED en las industrias extractivas (reducción del 21%, a 6.400 millones de dólares) porque esta se vio contrarrestada por un aumento de la IED en las manufacturas, las finanzas, el transporte y las comunicaciones.

En Panamá, después del fuerte crecimiento registrado en 2013 (56%), las entradas de inversión se mantuvieron en torno a 5.000 millones de dólares después de superado el período de auge de la
inversión a gran escala por la ampliación del Canal de Panamá.

En Costa Rica, las corrientes disminuyeron un 21%, a 2.100 millones de dólares, debido al cierre de una fábrica de Intel y de las operaciones comerciales del Bank of America.