A principio de mes Rusia prohibió el ingreso de carne bovina y de cerdos de Brasil. Los rusos denunciaron que la carne de ese país latinoamericano, el mayor exportador mundial de alimento, contenía rastros de Ractopamina, un anabólico que favorece la productividad en el último tramo del engorde al mejorar la conversión del alimento en carne.

Y la noticia se complejiza luego de que el servicio sanitario ruso anunciara que detectó la presencia del mismo anabólico en la carne vacuna que proviene de cinco frigoríficos argentinos y de dos paraguayos, restringiendo las respectivas importaciones, a partir del 18 de diciembre.

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El caso generó cierto impacto en el sector y desembocó en una reunión -el pasado viernes- entre autoridades del Senasa y el Servicio Ruso de Control Veterinario y Fitosanitario (Rosselkhoznadzor) y hasta se habla de una posible queja formal por “exigencias sanitarias poco consistentes”.

Sin embargo, desde el organismo argentino aseguran que la noticia no es grave, dado que este tipo de situaciones ya ocurrieron y las bajas son mínimas. De hecho, Argentina le pidió a Rusia un “mayor detalle” que permita alcanzar la trazabilidad de las partidas que se impugnaron, para hacer un seguimiento que le permita al Senasa saber dónde surgió el problema.

Rusia mantiene una prohibición del uso de Ractopamina al igual que la Unión Europea. Por lo que no descarta extender ese veto a todas las importaciones de carne argentina y paraguaya en caso de que continúe el problema.

El asunto radica en que el mercado ruso es un cliente relevante de la ganadería argentina -el quinto destino para la carne vacuna- y las empresas, conscientes de esto, no quieren perder sus ventas. Actualmente, y más allá de los cinco suspendidos, existen otros 41 frigoríficos nacionales que envían contenedores con productos cárnicos a ese destino. Y se espera que sean muchos más, lo que hace pensar en miles y miles de toneladas que se exportan.

¿Qué es la Ractopamina?

La Ractopamina es un promotor de crecimiento, que mejora la tasa de conversión del alimento en carne en la fase final del engorde. Se utiliza en Estados Unidos y más de 20 países, pero está prohibido en la Unión Europea y en otros 150 países.

En la Argentina este anabólico no está autorizado y en teoría no se utiliza, aunque hubo varios idas y vueltas (en el 2011, por ejemplo, se lo autorizó) y los productores de cerdos vienen reclamando que se les permita utilizarlo para poder competir con otros países que sí lo usan, como Brasil.

“En Argentina queremos usar la Ractopamina”, manifestaron desde la Asociación de Productores de Porcinos (AAPP) en su último boletín semanal. Y agregaron: “En estos 6 años de idas y venidas y sin poder usarlo localmente, continuó el ingreso de carne proveniente desde Brasil donde a los cerdos si se le da Ractopamina, generando una competencia desleal que si se cuantifica en diferencial de precios puede llegar al 30%”.

¿Qué pasa con los consumidores?

Por un lado, aquí no se permite el uso de la Ractopamina porque el gobierno europeo quiere cuidar la calidad de los alimentos que allí se consumen. Pero por el otro Argentina sí permite el ingreso de carne porcina de Brasil (que además muchas veces se vende como fresca, cuando estuvo congelada previamente), donde sí se permite el anabólico en los planteos productivos. Tenemos entonces un doble estándar muy claro: los europeos son consumidores de primera y los argentinos, de segunda.