La inflación, medida en términos interanuales, alcanzó en el mes de abril su su máximo nivel desde 1992 en el promedio nacional, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

El programa “monetarista” de ajuste fiscal implementado por el Gobierno a través del Banco Central (BCRA), con congelamiento de base monetaria y altas tasas de interés, evidencia a esta altura magros resultados en cuanto a la evolución inflacionaria, la cual sigue por encima de los aumentos salariales, en el orden del 3,5% mensual (promedio) durante el primer cuatrimestre de 2019.

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En efecto, la contracara de esa espiralización inflacionaria, ha sido la también negativas evolución de la actividad económica: el Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) elaborado por el Indec en marzo registró el décimo primer mes consecutivo de disminución interanual.

La conjunción de estos factores ha motivado un paro general de trabajadores con un alto nivel de acatamiento. Si bien algunos pocos sindicatos han podido evitar caídas en su salario real, la mayoría de los asalariados, jubilados y perceptores de asignaciones han visto caer su ingreso fuertemente en el último tiempo, a lo que se suman empresas que quiebran, despidos generalizados y aumento del desempleo como razones que motivan esas medidas de fuerza.

Para graficarlo, un informe elaborado por el Centro de Estudios Econónicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), permite observar un análisis detallado mensual de indicadores clave del consumo santafesino: ventas en supermercados, patentamientos de automóviles 0km, consumo de cemento portland y demanda de energía eléctrica en la provincia de Santa Fe, cambios en el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) del interior del país y evolución del crédito para el consumo a nivel nacional.

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El pasado fue el peor abril en venta de autos 0km en los últimos 11 años para la provincia. Se vendieron 3.191 unidades, un 50% menos que el mismo mes del año anterior. Los altos precios alcanzados desde 2018 junto con el crecimiento de las tasas de interés han restringido el mercado al nivel más bajo de la década.

El dato es un claro reflejo de la crisis automotriz actual, con plantas paradas, cierres, despidos y suspensiones como la característica de la hora en distintos puntos del territorio nacional.

En tanto, las ventas en supermercados continúan por el piso. En marzo se produjo el séptimo mes consecutivo de caídas superiores al 10% en ventas reales en supermercados santafesinos. “Electrónicos y artículos para el hogar” es el rubro más golpeado.

Los rubros que representan una mayor proporción de ventas para los supermercados santafesinos son almacén (27%) y artículos de limpieza y perfumería (15%). Estos rubros aumentaron sus ventas a precios corrientes un 37% y 44% respectivamente interanual. Vale la aclaración: el índice de “inflación supermercado” realizado por el Ceso registró subas interanuales, en los últimos meses, por encima de la inflación promedio, en el orden del 70%.

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Por el lado de la construcción, abril fue el octavo mes de caída consecutiva del consumo de cemento portland en Santa Fe. En abril la demanda de cemento cayó un 10,9% respecto al mismo mes del año 2018. La demanda de cemento portland es un indicador fiel de la actividad del rubro, que se encuentra en caída a nivel nacional desde septiembre de 2018.

Los tarifazos golpean el consumo de energía eléctrica. En el cuarto mes del año la demanda de energía eléctrica en la provincia de Santa Fe fue 9% inferior al mismo mes del año anterior, y acumula 5 meses consecutivos de caídas interanuales.

Por su parte, también comienza a caer el consumo mediante tarjetas de crédito, principal financiamiento utilizado para el acceder a satisfacer demandes en un contexto de falta de liquidez, con aumento de tasa de interés y fuerte pérdida de poder adquisitivo de los ingresos. La caída en el uso de tarjetas de crédito se suma a la de créditos prendarios y préstamos personales que se encuentran en niveles bajos desde principios de 2018.

En cuanto a la desconfianza de los consumidores, se mantiene alta. Los niveles de confianza del consumidor son similares a los de 2014.