La política monetaria contractiva implementada por el Banco Central, a esta altura de la gestión, ya tiene defensores acérrimos y críticos a ultranza, no sólo en los reductos económicos o académicos sino también dentro del gobierno. Algunos días atrás, el BCRA elevó la tasa de Lebac (Letras del Banco Central) al 25,5% y renovó casi la totalidad de los vencimientos de dichos documentos que representaba algo más de la mitad de la base monetaria (total de dinero en circulación), incubando un stock de deuda de corto plazo que deberá resolver hacia fin de año (con las elecciones consumadas) y es ahí donde crecen las hipótesis sobre la base monetaria de ese momento y lo que el vencimiento de Lebacs signifique de esa variable.

Hasta ahora pudo ir renovando sin sobresaltos los vencimientos y se prevé que al cabo de 2017 habrá acumulado nuevos pasivos en Lebacs por 3 puntos del PBI. Los recientes de $476.000 millones se renovaron en $ 448.000 millones, monto que representa la mitad del dinero circulante. Como la mayor parte de las nuevas letras que compró por el mercado vencen en 35 y 63 días, implica que en los próximos 2 meses el Banco Central volverá a poner a prueba su capacidad para mantener el atractivo de los pesos.

Según trascendidos y elucubraciones, la autoridad monetaria apelaría a un swap (pase) para absorver esa masa de letras, haciéndolas coincidir con nuevas emisiones de títulos en pesos pero del Tesoro, siendo este el que recaude y –siempre que no la gaste sino que rescate deuda del BCRA- continúe así el efecto contractivo (succione dinero). Esto además patearía el problema ya que pasaría a ser endeudamiento de mediano o largo plazo (las Lebac son de corto) y en un contexto post-electoral de inflación tendiente a bajar y decisión política de profundizar el ajuste fiscal, le permitiría reiniciar el proceso.

Esta sería la opción adoptada por la dirección del BCRA , encabezada por Federico Sturzzeneger, ya que es dudoso que finalmente se decida a bajar la tasa mientras no exista una tendencia marcada de descenso de inflación. La baja de la tasa es lo que reclama el tridente Marcos Peña – Gustavo Lopetegui – Mario Quintana, “ojos y oídos” del presidente, ansiosos por una reactivación económica que se dilata de cara a los comicios.

Por otro lado, otros miran con preocupación el déficit, tranquilos con la gestión de Sturzzenegger en el Bcra. Es el caso del economista ultraliberal Javier Milei, quien manifestó su preocupación en el programa radial La Mirada del periodista Roberto García: “Estamos en presencia del 2do. déficit fiscal más grande de la historia. Vamos a 8 puntos del PBI a nivel Nación (incluidos los intereses de la deuda), más 2 de provincias más 2 del BCRA; son 12 puntos”; y advierte: “El Rodrigazo estalló con 14, la tablita en el ´82 estalló con 11. La hiper de Alfonsín del 89 con 8; la convertibilidad con 7. Cuando se corte el financiamiento, ¡iceberg allá vamos!”.

Y señaló, picante, al Jefe de Gabinete: “Marcos Peña diría, ‘Dale, dale que lo rompemos’, pero en ninguna de las versiones de Titanic que yo vi el barco rompe la masa de hielo”, sostuvo. Y agrego: “Tiene la cabeza podrida de keynesianismo, y en lugar de ayudar a Federico Sturzenegger a controlar la inflación, patea en contra. Es como querer salvarte del descenso haciéndote goles en contra”.