Por Facundo Díaz D’Alessandro

En la campaña electoral de 2015, el presidente Mauricio Macri afirmó que «bajar la inflación» sería una de las tareas más sencillas que afrontaría su, en ese entonces, hipotético Gobierno.

Una vez en el poder, después de presentar a su equipo económico («el mejor de los últimos 50 años»), fragmentado ya que decidió desarticular el antiguo Ministerio de Economía en distintas carteras, puertas para adentro, Macri sentenció: «la inflación dejenmela a mí».

El titular del BCRA, Federico Sturzenegger, algo contrariado en la conferencia de este jueves. Triunfó la visión de Jefatura de Gabinete.

A quien señaló como encargado de combatirla desde la presidencia del Banco Central fue a Federico Sturzenegger, ex secretario de Política Económica del ministro Cavallo en 2001 y lugarteniente de Macri en el Banco Ciudad durante sus dos períodos como mandamás porteño.

A los pocos meses de asumir, se anunció que la inflación en 2016 sería del 25%. Para este año del 17%. En 2018, el 10%, y en 2019, el 5 %. Y se estableció en el Banco Central un régimen de metas de inflación, que obliga a supeditar todo el resto de los objetivos a la baja de precios.

La inflación del primer año de mandato cerró en 41%, el nivel más alto en 14 años y 16 puntos por encima de lo pronosticado.

En 2017, la situación es calcada: una estimación de 17% y una realidad que ya llega a 21% a noviembre y probablemente ronde el 24% por los aumentos clásicos de diciembre, suba de tarifas y del tipo de cambio del dólar.

En usinas económicas, cuando comenzó a vislumbrarse lo inalcanzable de la meta (en septiembre de este año la inflación ya era de 17,6%), el debate se centraba en definir cuál era el mal menor: cambiar las metas y minar la credibilidad de la autoridad financiera o mantenerla y seguir buscando controlar la inflación con tasas cada vez más altas, que limitaban el crecimiento, e incrementaban el stock de Lebacs.

El mismo debate se replicó dentro del oficialismo. Triunfó la visión de la Jefatura de Gabinete, como casi siempre en estos dos años, sobre el ala monetarista que conduce el BCRA.

Cabe recordar que distintos funcionarios, incluidos Sturzenegger, Dujovne y el mismo presidente Macri, habían repetido la importancia de contar con un Banco Central «autónomo», sin injerencia del Ejecutivo, algo que reclamaban activamente durante el ciclo kirchnerista, tanto ellos desde la oposición como desde los mercados.

Sturzenegger, junto a Marcos Peña y Nicolás Dujovne en Casa Rosada.

La conferencia de este jueves otorga la foto de un presidente del BCRA disciplinado por el poder político. El propio Sturzenegger, había dicho tiempo atrás, cuando recibía presiones para modificar el objetivo inflacionario: «meta que se cambia, no es meta».

Otro desfasaje que aporta el cambio es presupuestario: este miércoles se aprobó el Presupuesto 2018 en el Senado, pero sobre un promedio de 15% (la meta del 10% incluía un margen hacia abajo y arriba de 2 puntos) de inflación para el año próximo, número que deberá ser recalculado tras el anuncio de este jueves, ya que al aumentar la meta aumentará el promedio estipulado.

Restará saber como influirá esto en el mercado cambiario con un dólar que viene en escalada y comprobar si el cambio en la meta optimiza un crecimiento económico que no llega a ser percibido por la sociedad.

 

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