Por Aldo Battisacco – Conclusión Buenos Aires

El investigador del CONICET y Doctor en Ciencias Sociales, Gabriel Merino, dialogó con Conclusión y desarrollo cronológicamente el avance de los pueblos de Asia sobre lo que hoy conocemos como Europa, y también cual fue el peso específico China en un mundo sobre el que conocemos poco como habitantes de occidente. También precisó cual era la situación de Rusia en este contexto, y de como parte de esa historia influye en el conflicto que se desató en Ucrania.

«Halford John Mackinder, pensador clásico de la geopolítica británica, sostiene que Europa se constituyó en relación a Asia, hay un problema de pensar a Europa por fuera de ella, la clave es pensar a Eurasia. La misma que durante siglos se expandió sobre su periferia, convirtiendo a Europa como península occidental», es una de las puntas de la cual tirar para comprender algunos acontecimientos recientes.

Merino fundamentó como los pueblos asiáticos migrantes «encontraron cierto refugio en Austria, un lugar distinto a su orografía tradicional. Tenemos la historia al revés. Europa ocupó un lugar de periferia en Eurasia, no todo paso en Europa de los últimos 20 siglos, 18 de ellos la mayor economía mundial fue China, que entra en declive en el sigo 19 cuando es conquistada por los imperialismo europeos y de allí toma la delantera occidente».

«Hubo tres siglo a partir de la conquista de América y la capacidad de rodear a  Eurasia con el poderío naval y de llevar el comercio, desarrolló un capitalismo mercantil, una gran fortaleza militarismo, y colonialismo, en los que se empoderaron los imperios europeos y a partir de fines del siglo 18 y el siglo 19, se produjo un quiebre, donde Europa conquisto América, subordino a los otomanos, indios y chinos».

«Así arranca una obsesión geopolítica anclada en un pensamiento geoestratégico muy profundo donde la gran clave es conquistar Eurasia», apuntó Gabriel Merino.

El eterno obstáculo de esta tendencia histórica de los últimos 200 años es Rusia. La zarista, la soviética y, ahora, la eurasianista liderada por Vladimir Putin; que siempre aparece en el lugar del «eterno mal» en la simbología geopolítica occidental o, en las versiones más edulcoradas, como una suerte de «oso salvaje» al que la civilización europea debe domesticar.

El especialista describió el proceso en el que occidente se proyecta sobre «una civilización dual, entre oriental y occidental que es la Rusia zarista», con la iniciativa napoleónica, y que se convierte en el puntapié inicial de una avanzada que se sistematiza por el empuje de la naciones de occidente impulsadas por la revolución industrial.

Existe «una obsesión de las potencias occidentales es el avance hacia el Este y la conquista del «Espacio Euroasiático». Especialmente desde el inicio de su supremacía mundial a fines del siglo XVIII, luego de tres siglos de ascenso a través del colonialismo y del poder militar de los beligerantes estados modernos europeos. La acumulación sin fin de capital necesita y se retroalimenta de la acumulación sin fin de poder político-militar, esta es la naturaleza del imperialismo capitalista moderno que inventó Occidente», define Merino.

Napoleón invade Rusia el 24 de junio de 1812

Por caso, el investigador propone en su articulo La eterna marcha hacia el Este propone «analizar el comportamiento de Washington y la OTAN no «justifica» la guerra, ni tiene por objetivo legitimar el accionar de Rusia. El objetivo es tratar de entender el conflicto y romper la trampa propagandística de ver buenos y malos —en lugar de intereses geopolíticos, económicos y estrategias en lucha— que tiene como fin alinearnos en uno de los parte en pugna. El desafío de los pueblos del Sur y de Nuestra América es construir nuestras propias miradas y fortalecer nuestras voces».

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