Enviado especial a Buenos Aires – La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada e la provincia de Neuquen que depende de la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI) es del Estado argentino, hoy está en peligro, sus trabajadores movilizaron para reclamar por políticas claras al Congreso de la Nación y se sumaron al acampe que organizo la ATE y CTA para exigir a los legisladores que no aprueben el Presupuesto 2019, porque corre «serios riesgos de desaparecer en el marco de políticas de vaciamiento de las empresas productivas estatales».

PIAP es la planta de agua pesada más grande del mundo con alcance de sus negocios a escala mundial, ya que es capaz de producir 200 toneladas anuales de ese insumo para las centrales nucleares que poseen tecnología Candú. Es decir, que se nutren de uranio natural.

Es la única planta del mundo que elabora el agua pesada de mayor pureza, sin embargo, es increíble para sus trabajadores de PIAP. «El empeño puesto por el gobierno de la Alianza Cambiemos en destruir estos logros que son de todo el pueblo argentino».

En diálogo con Conclusión, el delegado de los 400 trabajadores que desarrollan su actividades en la planta, Rubén Méndez, apuntó directamente a las políticas del Gobierno nacional de «intentar por todos los medios desacreditar la estructura de costos de la planta y sobre su viabilidad para seguir operando».

El sindicalista de ATE Neuquén señaló que «se puede caer en un alto grado de dependencia tecnológica porque quieren renunciar a un trazado estratégico que significará la perdida de la soberanía energética de Argentina».

Y añadió: «Si se suspende la construcción de la IV central nuclear, que es del tipo Candu, similar a la central nuclear Embalse, que tiene com insumo el uranio natural y agua pesada que elabora la  Planta Industrial de Agua Pesada de Arroyito (PIAP), se para el trabajo y se desactiva todo. Esto ocasionaría una perdida de alrededor de 600 puestos de trabajo directos e indirectos».

Además, Méndez precisó que «esto no se detiene y amenaza directamente a las empresas argentinas proveedoras de componentes, equipos y montajes», al tiempo que advirtió que será de «gravedad pprescindir del capital intelectual nuclear de las empresas y los organismos nucleares, porque se cierran PIAP se perderá técnicos capacitados de institutos y de laboratorios que costó años formar».

«Si se cancela la construcción de la IV central nuclear generará graves costos científicos y sociales, además de los  tecnológicos y económicos para nuestro país», dijo Méndez.