El arribo de un nuevo Gobierno liderado por Alberto Fernández obliga a reacomodamientos en las cámaras empresariales, en algunas de las cuales existe un incipiente entusiasmo por lo que esperan será un giro de rumbo político de 180 grados que termine sacando al país de su prolongada recesión.

El entusiasmo en el sector privado fue evidente durante una recorrida realizada por la agencia Noticias Argentinas entre distintas cámaras. Entre las entidades más poderosas, la Unión Industrial Argentina (UIA) cree haber salido ganando con el cambio de signo político, tras haber acusado a Mauricio Macri de «ignorar» a la industria durante toda su gestión.

Miguel Acevedo, el jefe de los fabricantes y referente de Aceitera General Deheza, considera que el camino elegido por Fernández es el que necesitaba la Argentina, con el anuncio de que apoyará a los sectores de la producción, a las exportaciones con valor agregado que generan empleo, y en general, a las pymes.

Lo que mejor cae en la sede de la central fabril de Avenida de Mayo es la promesa de reducir rápido las tasas de interés, a las que la UIA considera «usurarias», y tratar de reanimar el consumo con la inyección inmediata de unos $ 40.000 millones a través del Plan contra el Hambre.

En la UIA, uno de los más entusiastas es Tomás Karagozian, a quien llaman «Teddy», quien lidera el ala de la juventud en la central fabril y pertenece a la familia dueña de TN&Platex.

También es el más duro con el gobierno de Macri: «En Producción, bajo el mando de Francisco Cabrera, llenaron el Ministerio de ´imberbes´ que nunca había pisado una fábrica», disparó sin anestesia Karagozian, referente de la fundación ProTejer.

En la Cámara de la Construcción también hay fuerte entusiasmo por la llegada del nuevo gobierno. No es casual: con las tasas de interés por encima del 70% anual y la falta de incentivos para adquirir viviendas, el sector cayó a los niveles más bajos de la última década. A eso se sumó una fuerte desaceleración de la obra pública este año, en línea con el compromiso de alcanzar déficit cero asumido ante el FMI.

Allí talla fuerte Julio Crivelli -abogado, escritor y coleccionista de arte-, el presidente de Comarco, la nueva sigla que define a los constructores desde que eligieron cambiarla para no confundir con la que tiene la Cámara Argentina de Comercio.

Justamente en esta última entidad no sería raro un cambio de timonel en los próximos meses: su titular, Jorge Di Fiori, vinculado con los importadores, dejaría su lugar a algún dirigente más cercano al paladar de Alberto Fernández.

En la banca, representada por ADEBA (nacionales) y ABA (internacionales), también comienza a haber movimientos, que en general son presentados como recambios normales, pero que estarían vinculados con la necesidad de garantizar fluidez con los nuevos tiempos.

En su reciente paso por Buenos Aires, donde se reunió con Macri y con Fernández, Ana Botín -la heredera española del imperio Santander- aprovechó para oficializar un cambio que no pasó desapercibido en el mundo de los negocios.

Enrique Cristofani, histórico número uno de Santander Río durante 20 años, se correrá del día a día financiero para atender la creciente actividad social del banco, las aperturas de sucursales en zonas carenciadas y el proyecto de captación de las personas no bancarizadas.

Cristofani continuará como presidente no ejecutivo del consejo del directorio de Santander en Argentina, pero el día a día quedará en manos del nuevo número uno, Sergio Lew.

El caso más notorio entre los cambios en el mundo de las finanzas según los nuevos vientos políticos, es el de Gabriel Martino. Mandamás del HSBC durante el segundo mandato de Cristina Kirchner, con quien se llevó muy mal, a tal punto que fue elegido como blanco por Guillermo Moreno y compañía, que les iniciaron diferentes causas y llegaron a removerlo durante algún tiempo usando el poder de fuego del BCRA.

Martino había tenido su regreso con gloria con la llegada de Cambiemos al poder, cuando se cayeron causas ligadas a la supuesta poca prevención del banco en el lavado de activos, y fue uno de los puntales en el sector financiero que tuvo Macri.

Apenas se confirmó el triunfo del Frente de Todos, Martino anunció su partida a Londres, donde se desempeñará como Group General Manager del HSBC. «Quiere vivir tranquilo», interpretaron la decisión en el sistema financiero, ante la consulta de la agencia NA.

Su lugar lo ocupará Juan Marotta, pero bajo la órbita de Paulo Maia, CEO de HSBC América Latina, que atiende en Brasil, lo cual es toda una señal de cómo piensa el banco británico su relación con la región.

Otro ejecutivo de alto perfil que parece destinado a bajar el perfil durante el albertismo es el hasta ahora CEO de una de las petroleras con más potencial en Vaca Muerta: Vista Oil.

Fundada por Miguel Galuccio, uno de los ejecutivos más respetados en el mundo del petróleo y ex presidente de YPF durante el kirchnerismo, Vista quiere ser uno de los ´players´ relevantes de esa joya aún sin pulir que es Vaca Muerta.

Galuccio viajó a La Habana para anunciarle personalmente a Cristina que había decidido asumir él mismo el rol de CEO de Vista, y darle otras funciones a Gastón Remy, muy identificado con Macri a través de entidades como el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), entidad que por ahora preside.

Una de las tantas frases pronunciadas por Alberto Fernández en campaña no pasó desapercibida para la dirigencia empresarial. Cuando aún estaba en duda su participación en el Coloquio de IDEA, Alberto hizo una de las tantas ruedas de prensa respondiendo preguntas de periodistas en la puerta de sus entonces oficinas en la calle México.
Cuando le preguntaron si concurriría al Coloquio, respondió rápido y casi sin darle importancia: «No tengo ´idea´, ni sé que es eso». Más claro, imposible.

Empresarios con juego propio

Hay empresarios en la Argentina que tienen tanto peso en el Producto Bruto que casi no necesitan de las cámaras para relacionarse con el poder.

El principal es Paolo Rocca, número uno de Techint y el hombre más rico del país, según Forbes. Según pudo verificar la agencia NA, Rocca imagina que con Alberto Fernández en el poder habrá una apertura económica más inteligente, sobre todo ante la competencia de China, que avanza a pasos de gigante por todos los andariveles de la industria.

Desde hace tiempo Techint viene denunciando dumping chino en el mercado del acero, donde el holding nacido en la Argentina tiene un rol clave con sus tubos sin costura para la industria petrolera.

Rocca aspira también a que, más allá de las diferencias entre el brasileño Jair Bolsonaro y Alberto Fernández, ambos mandatarios apuesten a fortalecer el Mercosur y encarar acuerdos como bloque con otros mercados.

El CEO y presidente de Techint denunció que la industria del acero perdió rentabilidad en los últimos 10 años. «China condiciona muy profundamente nuestra industria y pone presión a todos los países del mundo», alertó el poderoso empresario.

Otro caso es el de Eduardo Eurnekian, amo y señor de los aeropuertos argentinos y con una vitalidad a sus 86 años que lo llevan a apostar en tecnologías de punta que sorprenden hasta a sus más inmediatos colaboradores.

Criticado por Elisa Carrió, Eurnekian es el ejemplo más acabado del dogma empresarial de que hay que ser oficialista con todos los gobiernos, porque ahí radica parte del negocio.

Apostó fuerte al sector de las fintech y lidera la propuesta de plazos fijos con el banco digital Wilobank, al frente del cual colocó a Guillermo Francos, ex presidente del BAPRO.

Además, como número uno de Aeropuertos mantiene al ex canciller Rafael Bielsa, uno de los referentes más respetados del gobierno de Néstor Kirchner, del que fue canciller los primeros dos años.

En las empresas de Eurnekian trabaja como abogada Vilma Ibarra, a quien algunos mencionan como la futura secretaria de Legal y Técnica de Alberto Fernández.

Otro que juega solo es Alfredo Coto (78), el eterno supermercadista, quien acaba de instalar su primera carnicería en China, el país que se puede convertir en la meca para las carnes argentinas.

Algo similar pasa con Hugo Sigman, el dueño de Grupo Insud con intereses que van desde el sector farmacéutico hasta el agroforestal y el cine, donde produjo «La odisea de los giles», la película argentina más vista del año.

El interrogante es qué harán las cámaras del agro, sobre todo una vez que, como se espera, Fernández suba algunas retenciones, tal vez a la soja y al maíz.

En la Mesa de Enlace parecen estar empezándose a convencer de que la etapa que viene no tendrá demasiados espacios para confrontar -así se los pidió el propio Macri- y que deberán poner su ´grano´ de arena para impulsar, entre otras cosas, el «Plan contra el Hambre» que asoma como punta de lanza del nuevo Gobierno.