VIERNES, 29 DE NOV

Los desafíos de Fernández con la deuda pública

Los vencimientos de deuda en 2020 alcanzan a u$s 31.000 millones. Por qué la economía presiona a la política.

Por Luis Ferraro Lara*

A escasos días del 10 D y con la economía encepada, el ojo de la tormenta se cierne en la asunción y comienzo de la gestión de Alberto Fernández. Cómo y quién conformará su círculo rojo, su gabinete, cómo construirá y manejará el poder en el Congreso, su programa económico concreto en caso de que exista y cómo articulará el acuerdo social entre sindicatos, organizaciones sociales y empresariales para establecer las prioridades y estabilizar la macroeconomía durante los primeros 100 días de gobierno.

La negociación de la deuda con acreedores privados y el FMI debería ser «rápida», porque Argentina afronta vencimientos hasta mayo de 2020 por casi u$s 15.000 millones por bonos soberanos (de ley local y ley extranjera) y otros u$s 16.000 millones de deuda (pero en pesos) de corto plazo reperfiladas por Macri después de las PASO.

Y en tal sentido la necesaria celeridad en cuanto al acuerdo con el FMI se explica porque los acreedores privados (con los que sí se tiene compromisos inmediatos o algunos reperfilados) estarán atentos para tener un marco de referencia de y hacia dónde se dirige la economía Argentina.

El gran problema son las reservas reales del BCRA, porque Argentina no estaría llegando ni al 30% de la deuda que vence en el primer semestre de 2020. Es decir, si no se renegocia antes de que las deudas referidas sean exigibles, el país caería literalmente en un default como en 2002 y por ello habría que «renegociar» antes de que esto suceda.

Si el dinero fácticamente no alcanza y el tiempo tampoco, el único camino que quedaría sería el de establecer una ventana de tiempo en el Congreso que establezca una cesación de pagos temporal mientras se negocia con los acreedores privados. Crear una herramienta legislativa (aprobada por ambas cámaras) que impida temporariamente que el Ejecutivo realice pagos antes de terminar la negociación. El detalle está en que herramienta legislativa o no, se estaría en default y así sería interpretado por los acreedores.

Hoy la economía presiona sobre la política y es necesario para la gobernabilidad que a partir del 10 D estén las condiciones para que la situación se mantenga por lo menos con esta paradojal incierta estabilidad, puesto que la economía no dará tregua y posiblemente empezará a presionar fuertemente días antes de la asunción dado que los desafíos macro, financieros y sociales son delicados.

Corre el tiempo. Por un lado llegan los vencimientos de los bonos soberanos de ley local y ley New York (que se venían pagando) en dólares mientras se estará negociando. Y por el otro, también llegan los vencimientos de deuda en dólares y pesos (LETES) de corto plazo que ya había reperfilado Macri y por los cuales habría que reperfilar lo reperfilado sin poder emitir más para afrontar el gasto corriente.

El desafío para los Fernández es cómo generar el factor confianza que, como dijo Guillermo Nielsen, no tiene sustituto en Política Económica. Sin embargo, no será nada fácil conseguirlo porque dependerá del timming de la renegociación de la deuda, que condicionará en simultáneo la dinámica de la política interna (acuerdo social), la política exterior que se adopte (EE.UU. sí, o EE.UU. no), la reacción del mercado y la orientación de la macro.

Cualquier error podría empeorar la situación y dado el delicado equilibrio no hay lugar para teorizaciones. La distinción es bastante sencilla, hasta ahora con el mejor equipo de los últimos 50 años teníamos toda la teoría y sabíamos todo pero nada funcionaba. Ahora hay que ver si el peronismo más pragmático hace funcionar las cosas aunque sin saber cómo.

*Consultor y analista económico y financiero

Fuente: fortuna.perfil.com

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