Por Facundo Díaz D’Alessandro

Por lo menos en el discurso público (que incluye al presidencial), parece haber quedado entendido que no puede plantearse en este contexto de cuarentena y pandemia una dicotomía entre economía y salud.

Ese falso dilema, del que retóricamente puede sacarse algún rédito político, abona al malentendido de ambos conceptos. Sitúa a la economía, por un lado, sólo como negocio y riqueza, y a la salud sin tomar en cuenta su parte psicológica, social, emocional y afectiva.

La preponderancia de la opinión sanitaria es razonable ante el avance del coronavirus, pero a la par resulta providencial analizar cómo pueden ordenarse las principales variables macroeconómicas, no sólo para atravesar la emergencia cumpliendo con las medidas de aislamiento, sino también pensando en el día 1 post-pandemia.

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“Cuando todo se reduce a que ‘algunos van a tener que ganar menos’ y que sólo se puede morir de coronavirus, estamos haciendo un reduccionismo muy grave. Coincido y estoy de acuerdo con las medidas preventivas, pero eso no significa que toda la actividad productiva, la oferta de bienes, tiene que esperar hasta que se levante la cuarentena, porque ahí se está yendo en contra del concepto de economía y de salud”, expresó el economista Esteban Guida.

Entrevistado por Conclusión, el presidente de la Fundación Pueblos del Sur y catedrático de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR resaltó que no se trata de una cuestión “ideológica” sino de instrumentar “un plan económico”.

“Coincido en el impulso a la demanda, me parece acertado que el gobierno haya actuado rápidamente con una cantidad importante de medidas para como mínimo mantener el nivel de ingreso de los sectores más vulnerables, aplicar subsidios directos de esta magnitud en tan poco tiempo es un desafío. Pero no alcanza solamente con meter dinero en el mercado para los que no tienen y los que tienen ahorro que lo gasten”, advirtió Guida.

Y continuó: “Si esa demanda no se encuentra con una oferta de los bienes que las personas quieren consumir, la economía colapsa por el lado de la oferta. No están los bienes y puede haber insumos estratégicos que hagan colapsar determinadas cadenas de valor, y entonces ahí sí el proceso económico que mantiene la vida del país se puede caer”.

En esa línea, el académico (que también atiende consultas del sector privado), resaltó que “esto tiene mucho que ver con el hecho de que el gobierno de Alberto (Fernández) no tenía un plan económico en este sentido.”

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“Hasta una semana antes de la cuarentena, todo el gabinete estaba pendiente de cómo salía de la renegociación de la deuda. La vida del ministro Guzmán estaba centrada en arreglar la deuda, y ahora no le importa a nadie. Cuando hablo de un plan es tener en claro qué va a  hacer la Argentina, qué va a producir, cómo, para qué y con qué medios. Hoy podés llegar a tener un influjo de dinero de corto plazo, porque todo esto fue para abril, pero nadie sabe cómo va a abastecer la economía esa demanda y sobre todo tampoco se sabe cómo se va a satisfacer la demanda de divisas porque el país va a tener que comprar insumos, energía, para todo necesitas dólares”, se explayó.

La escasez de siempre

En esta coyuntura (y posiblemente siempre) las divisas deben pensarse como un insumo más de la economía -uno fundamental- en tanto y en cuanto habilita la importación de bienes de capital que permiten la fabricación de otros bienes (esenciales) a los que de otra manera no accederíamos, al menos en un plazo razonable.

Un país que no sea Estados Unidos puede acceder a dólares de dos maneras: exportar o endeudarse. Con la segunda opción vedada desde el gobierno de Macri y la primera en franca licuación (la Organización Mundial de Comercio estima que las transacciones globales caerán entre un 13 y un 30%) urge cuidar los dólares que nos quedan (y los que se puedan generar vía exportaciones) que según los cálculos de algunos entendidos, actualmente alcanzarían sólo para dos meses de importaciones.

“Las restricciones de acceso a la divisa son muy importantes, los exportadores hay que ver cómo mantienen y sostienen la oferta. Alimento y algunas cuestiones se van a seguir vendiendo. Pero los precios cayeron fuertemente. La exportación primara que tiene Argentina, al caer el valor, alcanza para comprar mucho menos. Por supuesto, la recesión, la falta de turismo, todo hace que tu demanda de divisas sea menor, ese era el saldo comercial positivo heredado. Pero tiene que haber un plan que cierre el flujo ya no para que los acreedores de la deuda externa acepten una renegociación, sino para que el país no colapse”, clarificó Guida.

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El titular de Pueblos del Sur consideró que allí radica “la gran oportunidad” para “pensar de una vez por todas en el interés nacional” y como “Argentina reordena y reorganiza la oferta y producción para satisfacer las necesidades de los argentinos” al tiempo que “ahora con la pandemia vemos que quizás no son prioridades ir de vacaciones afuera sino tener mejores hospitales, soporte tecnológico para educación a distancia, medios de transporte, reordenar las prioridades pero en base a eso producir. Hace falta una fuerte decisión gubernamental y un plan.”

En ese sentido, afirmó desconocer “en qué posición está” el Presidente. “Esto es decir: esperemos que esto pase y volvamos a la normalidad, compensando un poco a los pobres cobrándole un poco más a los ricos (la idea socialdemócrata) o si realmente vamos a un esquema peronista donde no se trata solamente de eso sino de tener una producción soberana y nacional que defina cuales son los recursos del país y cómo se administran, primero para generar trabajo y después para producir la redistribución. Si no generamos riqueza…”, aventuró el economista.

Ver más allá

Lo que se intenta aquí es poder pensar el país más allá del estupor y la paralización que genera el miedo, una tarea que es obligación de los gobernantes pero no de su exclusividad. En este tono es que se busca no confundir las acciones de coyuntura para pasar la cuarentena, que es importante, con lo que es el modelo económico nacional, el cual viene degradado de un tiempo a esta parte y si sigue igual probablemente siga generando pobreza estructural.

“Estoy contento, aun en mi ignorancia, porque estamos viendo que el ritmo de contagio en Argentina es más bajo de lo que está pasando en otros países, eso nos tiene que permitir pensar en el resto de las cosas”, fijó posiciones Guida, segundo en la generación de economistas al frente de Pueblos el Sur, luego de su padre Daniel, y con una nutrida currícula académica.

Y puntualizó: “Todas las medidas que no pueden ser consideradas como sostenibles (postergación de impuestos, subsidios directos, etc.) no puede considerarse que se van a seguir aplicando, me tenés que proponer un modelo productivo si esto se dilata, si nos encontramos en septiembre u octubre sin un reordenamiento de la economía.”

“No me preocupa tanto cuantos días tiene que estar el país parado como qué hace el día 1 después. Si vos me decís vamos a tener treinta días más de cuarentena para que nos saquemos este problema de encima, perfecto, se produce una fenomenal redistribución de riqueza en la que habrá que compensar a los perdedores, que son empresarios, porque siguen pagando costos y no cobran” advirtió Guida y aclaró, por si hiciera falta, que no todos en el país son Paolo Rocca.

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“Eso no me preocuparía si vos me decís que después de esto Argentina se va a ocupar de producir las cosas que no produce e incentivar para que todo el mundo trabaje. No me importa sufrir un mes si después viene un proyecto de desarrollo nacional con el que sé que en 4 años tenemos pleno empleo. Pero si vos me haces esperar 30 días y volvemos a lo mismo después, donde los monopolios te destruyen, el fisco te cobra más de anticipo de ganancias, y todo es ‘arreglatelas como puedas’, entonces no porque un mes me deja fuera del mercado”, detalló.

Importante entender

Respecto a los problemas que aquejan desde varias entidades que agrupan pymes respecto a la dificultad de acceder a los créditos al 24%, entre otras cosas para afrontar obligaciones como salarios, y que el Gobierno instó a los bancos a otorgar pero se dilatan, Guida consideró que es una falla “típica de burócrata que nunca trabajo en una empresa”.

“Es de una ingenuidad total. Primero te enfrentas a un gigante y pensar que va a hacer lo que vos digas por más que les hayas dado 500 mil millones de pesos en líquido. Segundo, asumir que las empresas van a tomar crédito al 24% más gastos sino saben si van a vender. Y tercero, ¿en una semana se reactiva un sistema de crédito que estaba totalmente parado? Si tenés una empresa, en una semana, estando en tu casa en cuarentena, ¿preparas balance, estatuto, formulario, copia de DNI, declaración jurada de ganancias? Es no entender cómo funciona” graficó.

En esa línea, Guida señaló un posible curso de acción. “Afip sabe perfectamente quien vendió y quien no, en el momento lo saben. Al que no vendió se le exime todo impuesto y se ayuda a pagar salario para que la transferencia sea mitad privado y mitad estado y se compensa la pérdida. Aun así el gobierno no puede dejar de apoyar y participar en la producción y oferta de bienes esenciales. Alimento, energía, comunicaciones, salud y educación. Hay cadenas de valor, determinado tipo de producción que no solamente hay que dejarla funcionar, también hay que ayudarla a generar la oferta necesaria, porque ahora no vas a poder importar un montón de cosas, vas a necesitar justamente un sistema que no vive a través de la demanda, esas cadenas de valor necesitás que trabajen, provean y ofrezcan productos a precios correspondientes.”

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Y volvió a subrayar: “No se trata solamente de ponerle guita en el bolsillo a las personas, esa es la idea keynesiana (progresista) de la economía. Se debe lograr que el circuito económico produzca y tienen que tener no solo crédito sino consistencia, en un marco en el que vos sabés que mañana seguís produciendo”.

En un último párrafo dedicado a la inflación, Guida evitó pararse desde la zonza crítica a la emisión monetaria tanto como en el desencajado pedido de que ésta se desate de manera crónica.

“La emisión sirve para financiar el déficit fiscal, la diferencia entre ingresos y egresos. El punto está en para qué gastas ¿Pagar intereses de la deuda, pagar subsidios o financiar una línea de crédito para las líneas que tienen que producir? Si gastaste un día porque necesitabas recomponer el salario, no me calienta, esa guita se pierde en el circuito productivo. Ahora si porque tu modelo no cierra, no recaudás porque no apalancas la producción y seguís emitiendo… y prepárate para la híper o la devaluación. Es lógico. Eso no quiere decir que no sea correcto, en un momento de estas características, en vez de renovar las Leliq emitir, entonces cambia de pasivo el Banco Central, no es que emitió de nuevo”, concluyó.