Con la aparente calma cambiaria de fines mes de julio, algunos se apresuraron a decir que el tipo de cambio había encontrado su nivel de equilibrio. Sin embargo, la nueva suba del tipo de cambio registrada en los últimos días, echó por tierra esta idea y sumó una prueba más de la ineficacia de las medidas aceptadas por el gobierno para controlar la corrida y revertir la profunda desconfianza que reina en los mercados.

Más allá de cualquier opinión, los datos muestran con crudeza el colapso del modelo macrista. En los últimos días, el dólar mayorista (el tipo de cambio de referencia del BCRA) sobrepasó el techo de los 30 pesos, y en el mercado minorista, la divisa estuvo en los 31 pesos. En lo que va del mes de agosto, el tipo de cambio sumó otro 10 por ciento a su depreciación, acumulando un 60 por ciento en lo que va del año 2018.

Esta fenomenal pérdida de valor de la moneda doméstica, se dio concomitantemente con un importante aumento de la tasa de interés, que en la última licitación de Lebacs se ubicó en torno al 47 por ciento anual. El argumento es evitar una fuga masiva al dólar, teniendo en cuenta la decisión del Banco Central de no renovar parte de los vencimientos de estas letras; obviamente, esto lo hace también para frenar aún más la economía, forma indirecta de reducir la demanda de dólares para la compra de bienes en el exterior.

Sin embargo, al momento, esta medida no viene cosechando los resultados esperados, ya que como refleja el Balance de Pagos expuesto por el Indec, el intercambio comercial acumulado entre enero y julio de 2018 arrojó un déficit de 5.867 millones de dólares, alrededor de 75 por ciento mayor al registrado en igual periodo de 2017.

Los últimos datos Banco Central muestran que, a pesar de la fenomenal devaluación y del costoso incremento de las tasas de interés, la desconfianza en la moneda nacional no deja de crecer. En efecto, en julio de 2018, el déficit de la cuenta corriente cambiaria del BCRA fue de 1.156 millones de dólares, acumulando 9.796 millones en lo que va del año, y 17.617 millones de dólares en los últimos doce meses.

Por su parte, tan sólo en julio de 2018, la cuenta capital y financiera cambiaria del Sector Privado No Financiero registró egresos netos por 4.415 millones de dólares. Este monto se explicó principalmente por los egresos registrados por la Formación de Activos Externos de residentes por 3.351 millones de dólares, por las repatriaciones netas por inversiones de no residentes por 915 millones de dólares y por la salida neta de la operatoria de títulos valores en el mercado secundario por 165 millones de dólares.

Un dato llamativo es la composición de la fuga de divisas. Según indicó el informe del BCRA, “los principales sectores compradores en términos netos fueron las personas humanas y los inversores no residentes”. Con la depreciación del tipo de cambio, se esperaba que este ítem disminuyera significativamente, pero no fue así. El nivel de fuga registrado en julio resultó 35% más que lo contabilizado en igual mes del año anterior. Esto demuestra que la compra de billetes, principal ítem que compone la formación de activos externos, no logró enfriarse por la devaluación. Es decir que, a pesar que cada dólar cuesta un 60 por ciento más que a principios de año, la adquisición de dólares no merma, hecho que denota una clara desconfianza por parte de los agentes económicos, que se vuelcan a una inversión “segura” frente al desalentador futuro económico del país.

Al tener en cuenta los últimos doce meses, la formación neta de capitales alcanzó los 32.000 millones de dólares. Incluso, en los primeros siete meses del año la fuga trepó a 20.027 millones de dólares, cifra muy por encima de lo acumulado en igual periodo de 2017 donde la formación neta ascendió a 10.155 millones de dólares.

Los datos muestran que el FMI y sus asistentes del gobierno, no están teniendo éxito en la reversión del proceso de fuga de capitales y pérdida de confianza en la moneda nacional, y que, a pesar de haber recibido la asistencia del organismo, el “apoyo” de algunos jugadores mundiales y de la categorización de mercado emergente, las inversiones no sólo no llegan al país, sino que ahora incluso se van.

Si el gobierno sigue haciendo lo mismo, será muy difícil eludir un nuevo colapso de la economía nacional.

 

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