El precio del dólar vuelve a ser noticia casi a diario en el país, fundamentalmente debido a una fuerte tendencia al alza en las últimas semanas (más allá de alguna baja circunstancial) que eriza la piel de varios dentro del oficialismo por la incertidumbre que genera de cara a las próximas elecciones primarias del 13 de agosto.  

Un mal resultado para el gobierno allí, sería leído como una señal de absoluta inestabilidad y el desenlace en los mercados no puede preverse, algo de lo que tomaron nota asesores oficiales que aconsejan «no hablar de economía» en la campaña.

El billete verde subió 15% desde el mes de abril. En la jornada de este viernes, el Banco Central salió a vender dólares para controlar la suba (colocó 305 millones), que igualmente cerró encima de los 18 pesos, en medio de críticas al directorio, ya que cuenta con el «poder de fuego» para contener estos movimientos cambiarios interviniendo en el mercado.  

En este contexto, Conclusión consultó al economista, analista financiero y operador de mercados Luciano Gauna, para conocer las principales causas y consecuencias de la suba de la divisa norteamericana. A continuación los puntos clave.  

¿Por qué sube el dólar? 

  • En Argentina los agentes minoristas están acostumbrados a comprar dólares como refugio (no confían en el peso por la pérdida histórica de valor). Esta demanda nunca desapareció aunque el dólar bajara y parecía que «perdía valor».
  • La demanda genuina de divisas para importaciones/pago de deudas e intereses, tiende a ser superior a la oferta por exportaciones. 
  • A esos dos componentes siempre presentes de la demanda se suman, ahora, atolondrados, agentes que habían jugado al carry trade (vender dólares, invertir en pesos a tasas altas, todo sin cubrir el valor de la divisa apostando a su estabilidad para lograr, así, un buen rendimiento en dólares; también llamado «bicicleta financiera») y desarman las posiciones que tan bien rindieron desde marzo de 2016.  
  • La retirada se tenía que dar en el marco de un país que: (1) nunca terminó de arrancar y dar señales positivas desde la actividad; (2) tampoco dio señales positivas desde el control del déficit público; (3) elecciones de medio término locales (que siempre traen volatilidad); (4) escenario internacional con menor certidumbre y estabilidad. El desarme de posiciones en pesos hoy está trayendo movimientos tan bruscos como los que generaron (hacia la baja) el año pasado al armarlas.  
  • Además, los tres factores anteriores de demanda de dólares se encuentran con una oferta que no es suficiente, ante un ritmo más lento de comercialización y liquidación del complejo agroindustrial (exportadores); un ritmo desacelerado de toma de créditos en el exterior; la práctica no intervención del BCRA vendiendo reservas, amén del viernes y hace unos días mediante el Banco Provincia (lo cual es acorde al esquema de flotación libre planteado); poca oferta del resto de los privados (bancos especialmente, a los cuales se les dio el año pasado mucha mayor flexibilidad para manejar sus posiciones en dólares, cuando el tipo de cambio no levantaba)   

¿Qué efectos tiene la suba? 

  • Mejora la competitividad del sector exportador (al menos mientras la suba no se vaya a precios internos).  
  • Encarece las importaciones (de nuevo, siempre y cuando los precios internos aumenten menos que el tipo de cambio). Otras actividades como el turismo extranjero (de los argentinos) también pierden «encanto».
  • Este último punto también implica que aquellos productos nacionales con componentes importados, en su cadena de producción, al encarecerse estos, empujen los precios hacia arriba; 
  •  Redistribuye riqueza en contra de los tenedores de pasivos en dólares y a favor de los tenedores de activos en dólares.
  • Impacta en el nivel de precios. Si bien es cierto que no necesariamente un shock cambiario se debe trasladar generalizadamente a los precios internos, hay que considerar que Argentina tiene todas las condiciones históricas e institucionales para que esto sea así.   

Otras precisiones para tener en cuenta: 

  • La reconversión de carteras, claramente, se inicia con el shock externo de Brasil en mayo (si bien era previsible que iba a existir un movimiento antes de las elecciones, podría asumirse que ahí se empezó a decidir bajar la persiana y huir del peso). 
  • Argentina es un país que ha fracasado crónicamente en lograr la estabilización monetaria (léase, la previsibilidad macroecnómica). Acá hay dos factores: falencias estructurales nunca bien resueltas e incapacidad de los hacedores de política para alcanzar una imagen de prudencia sostenida en el tiempo (en general por desacoples ligados al déficit fiscal).
  • Esos comportamientos han llevado a altos niveles de inflación persistente en distintos y múltiples períodos de nuestra historia (que no es más que la pérdida de valor de la moneda nacional). 
  • En ese contexto, el peso pierde la función de reserva de valor y los agentes se «acostumbran» a confiar en otro activo (dólar) dicha función. Así comienza la sustitución de monedas (que explica gran parte de la demanda minorista, una demanda a veces casi inercial). 
  • Todo mercado (incluido el cambiario) implica una pugna entre dos fuerzas: oferta y demanda. Los mercados financieros argentinos se caracterizan por ser relativamente pequeños. Esto hace que ante cambios en los fundamentos de los agentes (que los lleva a querer modificar sus situaciones actuales en «stocks» de activos), puedan producirse efectos bruscos de oferta o demanda (que son los flujos a partir de los cuales los agentes irán de una situación a otra, en término de la composición de sus stocks) y los precios caigan o suban en el proceso si otra fuerza no los detiene. 
  • El proceso actual de suba del tipo de cambio explotó a partir de un evento internacional (crisis en Brasil en mayo) el cual inició la reconversión de carteras de tasa en peso (carry) a dólar. La demanda que generan estos movimientos financieros es tan fuerte y cae en un mercado tan pequeño que termina en amplias subas diarias (entre 0.5 y 1%), del mismo modo que el año pasado generaban fuertes bajas (el inicio del carry trade). Además, cae en un momento en que aflojan las emisiones de deuda en moneda extranjera y la liquidación del agro.
  • Una depreciación de esta magnitud del valor de la moneda debería inducir al BCRA a intervenir (vía tasa de interés, si uno se guía por la línea de la gestión Sturzenegger, aunque hay otros mecanismos de los que viene prescindiendo, como regular la posición en dólares de los bancos o el plazo de liquidación de las divisas surgidas de exportación… todas medidas que ellos mismos flexibilizaron el año pasado pero que en Argentina históricamente han servido para contener al dólar) si ve que se está traspasando a inflación (pass-through).