Por Federico Bernal

En el marco de su visita a España, y conversando con uno de sus auditorios sobre el patético estado de situación de la ciencia y la tecnología argentina, luego de cuatro años de neoliberalismo, Alberto Fernández manifestó:

«El mundo, hoy en día, la verdad se debate sobre lo que lo llamo el desarrollo de la inteligencia. Las sociedades más ricas no son las sociedades que tienen petróleo, sino las que tienen la tecnología para extraer ese petróleo. Y para mí el desarrollo de la inteligencia es un tema central porque eso nos va a hacer ricos. No tiene sentido tener petróleo si para sacarlo tenemos que dejar que vengan multinacionales a llevárselo. No tengo ningún problema con las multinacionales pero, en realidad… mi mayor problema es ver cómo genero riqueza para la Argentina y en la Argentina. Y la mayor riqueza que podemos generar porque tenemos la mejor materia prima es la inteligencia de Argentina. Cada vez que yo leo que un científico abandona y se va del país digo: estamos retrocediendo un año. Mi compromiso con la ciencia y la tecnología es absoluto».

Más que analizar la inefable práctica aplicada por algunos medios a las declaraciones de Fernández, aportamos los siguientes datos relativos a la cuestión petrolera que tanto parece preocuparle (a esa misma prensa) y que bien debe ser parte del debate hidrocarburífero actual, si es que en algún lugar de su recóndito ejercicio albergan algo de las buenas prácticas.

Estas son las 10 reflexiones y una conclusión sobre los dichos de Alberto y las repercusiones mediáticas.

  1. La producción de petróleo comenzó a recuperarse a partir de la renacionalización de YPF en 2012. La tendencia declinante se redujo en 2014, cerrando 2015 sin caída por primera vez desde el 2001.
  2. Dicha recuperación fue dilapidada por la gestión Macri. En 2016, la producción se desplomó 3,8%, la peor cifra desde 2011.
  3. La debacle no terminó allí, sino que se profundizó en 2017 al caer 6,2%, siendo el peor desempeño desde 2009.
  4. La reversión de las tendencias declinantes recién se verificó en 2018, mes de abril. En otras palabras, el macrismo no sólo discontinuó la recuperación heredada, sino que provocó un fortísimo retroceso durante los primeros 27 meses de mandato.
  5. En 2018, la producción cerró con un aumento del 2,1%. No obstante, y consecuencia del desplome registrado en el bienio anterior, los niveles de extracción se ubicaron un 8% por debajo de los de 2015.
  6. En 2019, la recuperación prosigue su marcha ascendente. Al mes de julio, la producción creció 4% interanualmente. Sin embargo, respecto de 2015 está aún 5,3% abajo.
  7. La recuperación antedicha se fundamenta en el desarrollo del shale oil (no convencional). Ahora bien, ¿es ese crudo exclusivo de la gestión Macri? Es decir, ¿obedece a un logro repartido entre Aranguren-Iguacel-Lopetegui? En absoluto. Las dos concesiones de petróleo no convencional que más se expandieron en el último año y sin las cuales la producción hubiera aumentado un magro 1% en el acumulado a julio (en lugar de la expansión del 4%) son Loma Campana y La Amarga Chica. En pocas palabras: los proyectos YPF-Chevron (2013) e YPF-Petronas (2014), ambos heredados del gobierno anterior y consecuencia directa de la renacionalización de YPF en 2012, medida rechazada por Macri y su fuerza política.
  8. A las concesiones Loma Campana y La Amarga Chica, siguen Fortín de Piedra (Tecpetrol) y Bandurria Sur (YPF S.A.) y Bajada del Palo (Vista Oil). O sea, tres empresas nacionales.
  9. Si tomamos las primeras 10 concesiones en cuanto a los mayores aportes a la producción incremental a julio de 2019, vemos que solamente hay una multinacional en la novena posición: Shell (concesión Coirón Amargo Sur Oeste), mientras que una extranjera: la chilena estatal ENAP Sipetrol en la séptima.
  10. La producción de crudo aumenta, es cierto, pero debemos preguntarnos: ¿Para qué lo hace? La refinación al mes de julio cayó 0,2%, marcando de esta manera 4 años seguidos de retroceso. Respecto del mismo período de 2015, la diferencia es de -13,9%. En volúmenes, son 2,5 millones de m3 menos que no procesa el parque de refinación. Jamás hubo la más mínima intención de construir una nueva refinería, siquiera contemplando la mayor participación del shale oil; mucho menos petroquímica o alguna otra industria asociada.

Una nota de las notas sobre las declaraciones de Fernández decía: «Los españoles recuerdan todavía la expropiación que realizó el gobierno de Cristina Fernández de YPF, que hasta ese entonces era controlada por la petrolera española Repsol, en una medida que abolió el apetito extranjero por la inversión energética en la Argentina».

Una recuperación petrolera basada en inversiones locales

¿Abolió el apetito extranjero por la inversión energética en nuestro país? Notable. Y no solamente por lo explicado en los puntos enumerados arriba, sino porque las inversiones hidrocarburíferas en Neuquén (Vaca Muerta) del 2016, 2017, 2018 y (muy probablemente también) las de 2019 no consigan superar las de 2015 ni 2014. En conclusión, la gestión Macri dilapidó la recuperación heredada en materia petrolera, tirando abajo la producción un 8% al cierre de 2018 respecto de 2015.

Al mes de julio del corriente, los niveles no han recuperado aún los valores de cuatro años atrás. Este pequeño detalle no parece preocupar a un sector de la prensa oficialista (ni a Aranguren) y su supuesta defensa de la política petrolera vigente. Tampoco importa en lo más mínimo el uso de esa mayor producción y su eventual industrialización, tanto para el mercado interno como para exportarlo con alto valor agregado.


En efecto y como ya explicamos, las inversiones hidrocarburíferas en Neuquén, de acuerdo a datos oficiales, fueron en 2016 un 36% menores a las de 2015, en 2017 un 32% más bajas en relación al último año de gobierno kirchnerista, y en 2018 un 18% menos también respecto al mismo año. Recién en 2019, y aunque con datos todavía no confirmados, habrían de superarse las inversiones de 2015, pero en apenas 200 millones de dólares. OETEC

En cuanto a la recuperación registrada en la era Macri, como dijimos, verificada recién a partir de abril de 2018, la realidad de los números demuestra que la misma ha sido posible fundamentalmente gracias a los acuerdos suscriptos por YPF en 2013 y 2014. ¿Nada para comentar en este sentido?

Por último, señalar que si algo no pudo conseguir el macrismo -a diferencia del kirchnerismo con Chevron, Petronas y Dow- son precisamente inversiones significativas por parte de empresas multinacionales. Y no lo logró siquiera con la experiencia y los avances acumulados de la puesta en valor de Vaca Muerta registrada con los acuerdos suscriptos entre estas compañías e YPF, incluso con mejores precios internacionales y masiva reducción de costos. Por el contrario, fueron inversiones de empresas nacionales (YPF, Tecpetrol, Vista Oil y CGC) las que contribuyeron a rescatar la producción petrolera del desastre operado a partir de 2016. Y todavía hay que escuchar a Aranguren decir que es un error pretender «vivir con lo nuestro».