Desde 1941 se celebra el Día Nacional de la Industria, en conmemoración de la primera exportación realizada desde Argentina en el año 1587, donde se envió al exterior tejidos y sacos de harina producidos en Santiago del Estero, que zarparon desde el fondeadero del Riachuelo.

En este 2020, el calendario ha traído un contexto diferente debido a las particulares condiciones a la que se ve expuesta la industria nacional, efecto de la pandemia del coronavirus y una profunda recesión económica que lleva más de dos años perturbando los procesos de desarrollo y crecimiento económico, a la vez que se destruyen puestos de trabajo.

En el marco del debate que propicia lo que sin dudas es el final de un ciclo económico agotado, el especulativo-financiero instalado desde hace algunos años en el país (en ámbitos técnicos del análisis económico se debate cuándo inició, sin con la llegada de Macri al poder o con la devaluación de 2014), se impone, más temprano que tarde y probablemente dilatado por la pandemia, un modelo de producción y trabajo. 

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En ese sentido, Conclusión ha expuesto visiones provenientes del ámbito privado y público (dirigentes sindicales, empresarios, funcionarios, ex funcionarios, académicos, entre otros) para analizar la situación actual y el porvenir. En esta oportunidad, se entrevistó a tres actores del entramado de la industria nacional, con distinta posición y realidad.

Sus visiones sirven de referencia para un pantallazo de algunos de sus problemas y ventajas. Los consultados coincidieron en la valorización de un sector clave como motor de crecimiento y desarrollo, tanto económica como humanamente.

Tres son los ejes sobre los cuales expresaron algunos conceptos fundamentales: el significado de la industria nacional y qué se requiere para ser un buen «industrial»; cuáles son las trabas que impiden el crecimiento de la industria y qué se necesita para crecer, invertir y generar trabajo. De yapa, algo difícil: perspectivas para el corto y mediano plazo en una coyuntura por demás de incierta.

Enrique Bertini (Bertini S.R.L)

Un buen industrial transforma un elemento inicial -como materia prima-, en algo con valor agregado y eso genera dinero circulante para poder sostener un montón de gente, desde el dueño de la empresa hasta toda la gente que trabaja. Una pyme le devuelve a la sociedad valores, no solo genera valor agregado, sino también valores que tienen que ver con la ética, el respeto, la moral, convivir en sociedad, tener un proyecto común de una empresa que puede ser, a nivel región y a nivel país, un eje para tener un proyecto global. Una pyme también educa. Se viven cosas buenas y cosas malas, como en una familia. Y en realidad, esa empresa hace un balance muy positivo para toda la sociedad.

Hay algunos industriales que tienen mucha suerte, otros menos, pero siempre están luchando, no bajan los brazos y de alguna manera respetan a sus empleados. Buenos industriales son aquellos que intentan generarse un beneficio propio y tratan de generar en los empleados, en la sociedad, en el ambiente un efecto positivo. Buenos industriales son aquellos que no son mezquinos con la gente, aquellos que buscan transmitir o pasar esa bondad que refiere a la posibilidad de tener en la escala una tranquilidad mejor. Todo industrial tiene la típica tendencia de invertir y generar trabajo. Eso esta en el ADN del industrial, sino sería un comerciante . Quien solamente hace negocios puntuales en una etapa de su trayectoria es un comerciante, y tiene esa característica, que ante la posibilidad de hacer una diferencia, lo va a hacer. El industrial siempre invierte, siempre quiere crecer y siempre quiere generar trabajo.

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Las principales trabas para el desarrollo pueden ser: competir en forma masiva contra los productos chinos, eso es casi imposible. Para mi hay que centrarse en algunos nichos de mercado que tengan que ver con mediana serie de producción. Una traba importante, y que te varía los costos, es tener una producción baja. Para el rubro nuestro, metalmecánico y agricultura, hoy y siempre, hemos tenido una invasión de productos brasileros que, obviamente, le quitan mano de obra al pueblo argentino. Eso sería, para mí, una traba al desarrollo industrial, porque si nosotros a nivel país tuviéramos una producción más grande, tendríamos unos costos competitivos a nivel internacional mejorados y podríamos estar exportando e ingresando divisas al país. En la producción nacional, el consumo interno es lo que genera una empresa competitiva a nivel internacional. En forma general, un consumo interno sostenido podría hacer que algunas empresas puedan generar costos mas bajos y puedan competir con volumen en el exterior.

Para poder generar mas en el país también tendríamos que ir si o si a tecnologías nuevas, que nos permitan bajar costos, tecnologías de gestión, de digitalización, pasar de lo que es papeleo a lo digital, eso ayuda mucho a encontrar rápido las cosas, a mejorar los tiempos, los costos. Hay que tratar de salir si o si al mundo, al mercado externo para poder traer divisas. Si yo para poder producir un bien, necesito de alguna maquinaria externa y necesito sacar dolares afuera a través de divisas para poder traer una buena calidad, es necesario apuntar a que mi producto salga al exterior y pueda volver a entrar, en lo posible, que sea mas lo que exporto que lo que saco, que lo necesito para bienes de capital. No tenemos en la Argentina la fabricación de bienes de capital que nos permitan estar a nivel internacional con calidad competitiva de producto, entonces hay que importarla de Taiwan, de Japón, de Alemania, que tiene centros de rayos láser mecanizados para nuestro rubro. Mi visión, es exportar un producto que pueda ingresar divisas.

Juan José Sisca (titular de Apyme)

El mayor dador de puestos de trabajo es la industria, por lo tanto los países industriales son los que tienen mayor oportunidad de trabajo para sus poblaciones. En la República Argentina la industria, y sobre todo las pymes, explican el 75% del trabajo y casi el 50% del PBI. La mayoría de esas pymes trabajan para el mercado interno, por lo tanto es de suma importancia, ya que tanto el campo como las industrias extractivas no generan fuentes de trabajo importantes. Eso lo hace la industria.

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Un buen industrial es el que trabaja muchas veces a la par de los trabajadores y que invierte lo ganado en mejorar la calidad de su producto a través de la compra de bienes de capital. Es aquel que invierte lo ganado en su propia industria.

Las principales claves para el desarrollo industrial son las políticas con respecto a ello. Lo que pasó en los cuatro años de Macri, donde no hubo ninguna medida que favoreciera el desarrollo industrial. Las medidas que, por ejemplo, hoy se han anunciado en el Día de la Industria Nacional, tienden a corregir eso y, justamente, a generar créditos y subsidios para que la industria pueda desarrollarse y esto es muy importante, más teniendo en cuenta que el mundo, a partir de la pandemia y de la pospandemia, va a ser un mundo vendedor que va a tratar de utilizar todo lo que pueda -legal o ilegalmente- para invadir, sobre todo a los países del tercer mundo con sus productos. Por lo tanto, la industria necesita ser apoyada, fogoneada, con medidas como la sustitución de importaciones.

Al futuro cercano y mediano, lo veo con optimismo. Creo que a pesar de las dos pandemias que vivimos, la de Mauricio Macri y la actual, algunos signos ya muestran que se ha parado la caída de la industria. Entre julio de 2019 y julio de 2020, la industria cayó un 10%, pero en los dos últimos meses, no solamente paró la caída sino que tuvo un pequeño crecimiento a medida que se fue abriendo la posibilidad de trabajar y de  que el gobierno le puso plata en el bolsillo a la gente, a partir del IFE, de poder cobrar sus salarios con el ATP, etcétera, y permitieron la posibilidad de tener de alguna manera adquirir los productos que nosotros fabricamos y vendemos.

Cristóbal Pérez (Herramientas Litoral)

La industria nacional es fundamental para el desarrollo de un país, genera trabajo digno e independencia económica. Tener buenos industriales es necesario para el desarrollo de una nación y su comunidad. Habría que definir que es un buen industrial: claramente es uno que trabaja, que conoce del rubro y quiere invertir. En un país como Argentina se vuelve menester uno quiera hacer lo mejor para el país y que quiera que su empresa sea mejor que las extrajeras.

Te podría decir que Argentina tiene dos problemas: los grandes empresarios que la fugan afuera y si la tienen que pelear, venden al capital extranjero. Y el Estado actual que no te da las condiciones para desarrollar tu empresa como corresponde y generalmente, no solo no ayuda, sino que pone muchas veces palos en la rueda.

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Hoy, las principales trabas para el desarrollo industrial son las fuertes cargas impositivas y la cuestión de tomar personal. La estructura está armada para que sea lo mismo una pyme familiar que quiere tomar 3 empleados que una trasnacional. El otro problema es la competencia desleal extranjera, generalmente asiática o israelí, que incluso venden por debajo del costo haciendo dumping cuando lo consideran necesario. Por ejemplo, es una locura que se pueda comprar directo por internet a China o que empresas extranjeras que no producen acá, paguen menos impuestos que una pyme, cuando éstas giran los dividendos de ganancias afueras, mientras que las pymes reinvierten o devuelven los excedentes, incluso de los dueños, al mercado interno.

Los industriales para generar trabajo necesitan políticas claras, un dólar competitivo pero estable. Una reforma impositiva, un cambio de paradigma en lo laboral y créditos para sumar personal y tecnología. Y sobre todo sentarse a una mesa con dirigentes políticos y gremiales para hacer un modelo de país productivo como política de estado a largo plazo. A cercano plazo, gestionar mejor la pandemia, pudiendo permitir a la gente trabajar como corresponde, no mal como hasta ahora.