La siembra de trigo se vio visiblemente afectada por la sequía y por las recurrentes heladas, y se espera que sea la peor cosecha en los últimos treinta años. Esta situación -que se suma a la guerra entre Rusia y Ucrania, importantes productores de este grano- podría disparar el precio en el mercado interno, y limitar la cantidad de cereal disponible para exportar, causando una merma en la cantidad de divisas que ingresan al país.

La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) indicó que en la campaña 2022/23 se perdieron 400.000 hectáreas sembradas de trigo, mientras que el rinde promedio cayó de 18 a 15 qq/ha (mientras que el promedio es de 39 qq/ha). Mientras que hace un año el país produjo 7,8 millones de toneladas, para esta campaña se espera una cosecha de 1,3 millones de toneladas.

En cuestiones hídricas, la situación no es nada alentadora para los productores: si bien este fin de semana podrían darse algunas precipitaciones, las mismas serían de baja intensidad, e insuficientes para paliar la extensa sequía que vienen registrando los campos argentinos. Además, se prevén heladas en el sur del país.

Fuente: BCR.

En este sentido, la helada registrada el pasado 9 de octubre -atípica para la época del año- causó daños de magnitud en las siembras. “Al trigo lo agarró en el peor momento, atravesando el período crítico con una falta extrema de agua. A dos semanas, las pérdidas de área que no será cosechada aumentan en 200.000 hectáreas totalizando 390.000. O sea, se ha perdido el 30% del área total sembrada con trigo. Son pérdidas récord”, indicó un informe de la BCR.

El panorama futuro no es alentador: se prevé que el fenómeno “La Niña”, que se da por tercer año consecutivo provocando sequía en Argentina- podría continuar hasta febrero de 2023. “A partir de marzo se presentaría el esperado cambio de tendencia retornando las condiciones de neutralidad con una probabilidad mayor al 60%. Este panorama es otra mala noticia para Argentina considerando la evolución del periodo crítico de la soja”, agregaron desde la BCR.