Más allá del bombardeo de información relativa a la pandemia de Covid-19, la realidad argentina evidencia más que nunca que fue falsa la dicotomía, ocasionalmente planteada, entre “salud y economía”.

En pleno rebrote de la segunda ola, nadie puede mirar para otro lado cuando se habla del incremento de la pobreza y desocupación, que se traduce en las magras condiciones de vida de gran parte de la sociedad, en marcado deterioro desde hace algunos años y con una profundización de la tendencia en los últimos tres.

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A la hora de buscar causas, el aumento generalizado de precios, popularmente conocido como inflación, es una de las causas centrales de ese empobrecimiento, a raíz del cual la ciudadanía ve constantemente como se encarece el acceso a artículos de necesidad básica, por caso alimentos, al tope de las subas desde hace meses.

De acuerdo con las proyecciones recopiladas por el Banco Central, en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la inflación de marzo en la Argentina fue del 3,9%, aunque el dato oficial lo dará a conocer el Indec este jueves, a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC).

Para tener un panorama previo respecto a esos guarismos e incluso pensar más allá respecto a la evolución de precios en los primeros días de abril, el economista Cristian Berardi (Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz – Ceso), reveló en diálogo con Conclusión que si bien “el informe regional de Santa Fe sale la semana que viene” a priori el informe del Ceso Buenos Aires, marca en supermercados un 4,4%, “un número importante teniendo en cuenta la variación de precios de 3,6% de los dos meses anteriores, y en enero, que también fue alta, un 4%”.

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“Con respecto al Banco Central, está teniendo un promedio de 3,5% de piso, con lo cual va a complicar la inflación que Martín Guzmán, desde el Ministerio de Economía, había previsto de un 29% como mínimo. Si seguimos con la performance de estos meses vamos a llegar a 35% y un poquito más”, profundizó.

Márgenes y motivaciones

A la hora de pensar en causales, algo complejo y siempre en discusión con un fenómeno que ya resulta endémico en el país, Berardi sostuvo que “hay un nivel de actividad un poco mayor y la realidad es que las empresas están recuperando márgenes de ganancia” por lo cual el Gobierno ahora pone el foco allí, ya que considera que “hay un poco de especulación”.

En ese sentido, el economista consideró que “la Secretaría de Comercio (de la Nación) debería hacer unos reajustes con respecto a la concentración de mercado; por ejemplo, con el aceite se están viendo faltantes, más en los almacenes, lo que hacen es entregar palets de aceite quincenalmente”.

“El gobierno debería poner hincapié en lo que es la concentración del mercado, para de alguna manera atomizar la oferta y que la especulación no haga tanta fuerza en el componente de inflación. Es difícil porque hay empresas que tienen mucho poder y acuerdan entre privados”, abundó.

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De cara a los próximos meses, el analista económico del Ceso puso de relieve que “esto es mes a mes”.

Si la cosa sigue así vamos a llegar cerca de un 40% a fin de año. Ahora, si los combustibles paran los aumentos, si las tarifas se desvinculan del dólar como dijo el Presidente, de alguna manera estaríamos logrando que la inercia inflacionaria se reduzca; pero también hay que ver la reactivación económica, cómo pega y cómo influye el Estado para bajar los precios”, finalizó.

Política de la concentración

Contrario a lo que se piensa generalmente en la opinión pública, la mayoría de la gente, en especial los sectores más carenciados, no compran en comercios de grandes superficies.

En este sentido, la inercia de los precios en almacenes y locales pequeños, claves para la economía barrial o popular, resulta fundamental para comprender el verdadero impacto de la inflación en las familias argentinas.

En diálogo con Conclusión, el titular del Centro Unión Almaceneros de Rosario, Juan Milito, contó que “marzo no se escapó a la lógica de los últimos dos meses”, por lo que calculó que “debe estar entre un 3,5 y 4% el aumento de precios, en artículos como quesos y lácteos, que aumentaron muchísimo, algunas galletitas también”.

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Y añadió: “Vemos que en abril hay un comportamiento que todavía sigue, algunos incrementos de precios; debido a qué, no se sabe, pero que afecta fuertemente al bolsillo de los argentinos nos queda claro, y también la facturación de nuestros negocios”.

Respecto al faltante de productos, también hizo hincapié en que “hay problemas todavía con el aceite, no hay en la cantidad que uno piensa que debe haber, lo que marca una especulación económica” ya que “no hay consumo, tendría que sobrar la mercadería, pero sin embargo no aparece”.

En esa línea, Milito también puso de relieve que “el gobierno está equivocado” debido a que “sigue con la política de mirar la concentración económica, los proveedores que son los grandes supermercados, y lógicamente hacen la política para ellos”.

“Nosotros, los comerciantes de barrio que atendemos y asistimos a la gran mayoría de los sectores con menores recursos, estamos en el medio de esta vorágine y realmente sentimos que no estamos siendo apoyados; y encima ponen ferias, se vende carne por la calle perjudicando al carnicero. No le encontramos la lógica, que se premie a los grandes frigoríficos, supermercados que ofrecen 10 kilos de corte de carne, son fotos para la tribuna y vemos como todos los días cierran carnicerías”, fustigó.