Por Esteban Guida*

Cuando el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció hace pocos días el paquete de medidas económicas, dijo que “habiendo empezado a estabilizar la cuestión cambiaria, llegó el momento de traer un poco de alivio a los argentinos”.

Como ya es costumbre, la realidad vuelve a confrontar los dichos del gobierno. Al poner ahora el foco de la política antiinflacionaria en el tipo de cambio, el gobierno vuelve a encerrarse con el gato: si la estabilidad cambiaria no existe, el “alivio” tampoco llegará. En efecto, cuando se realizó el anuncio el dólar minorista rozaba los 43 pesos; ocho días después, alcanzó un nuevo máximo de 47,50 pesos.

Junto con el dólar, también subió el riesgo país que superó los 1.000 puntos. El presidente sostuvo que “el riesgo país sube porque en el mundo hay miedo de que los argentinos quieran volver atrás”. Su interpretación es que el miedo surge a partir de las escasas chances que tiene Macri de lograr su reelección, cosa que se desprende de su fenomenal caída en la intención de voto que arrojan las encuestas. Los más fanáticos llegaron a vincular la volatilidad cambiaria con la publicación del libro de la ex presidente, Cristina Fernández, cosa que subestima notablemente la profundidad de la crisis y lo grave de creer que se puede salir airoso haciendo más pobres a los argentinos.

Los datos de la economía argentina aportan más fundamentos y justificativos de los desequilibrios macroeconómicos y particularmente de la inestabilidad del tipo de cambio. El último informe cambiario del BCRA reveló que la Formación de Activos Externos (fuga de capitales) por parte del Sector Privado no Financiero (SPNF) persiste en niveles preocupantes. En marzo de 2019 la compra neta de billetes por parte del Sector Privado no Financiero ascendió a 1.771 millones de dólares, lo que indica que con una feroz devaluación del orden del 100%, la caída de la compra de dólares sólo se contrajo un 40% con respecto a igual mes del año anterior.

Los datos del primer trimestre del 2019 muestran la misma situación, alcanzando los 4.695 millones de dólares (sólo un 30% menor que el 2018). Parece que comprar dólares en alza sigue siendo la opción elegida por muchos, a pesar de las tasas que superan el 70%, la mayor oferta de dólares que prestó el Fondo Monetaria y confirmada la tan ansiada “cosecha record” que sigue sin aportar los dólares que esperaba el gobierno.

La inflación por su parte, retroalimenta las expectativas de devaluación. Si es que las exportaciones son el único elemento de evolución positiva que el gobierno previó para el 2019, al mismo tiempo que la única fuente genuina de financiamiento para evitar el default, sería ingenuo esperar otra cosa que más inestabilidad cambiaria.

Estos números aportan un elemento más a la comprensión de los hechos. El esquema económico impuesto por Cambiemos no sólo se ha mostrado incapaz de lograr el crecimiento y el desarrollo económico, sino que tampoco puede lograr estabilidad en la paz de los sepulcros a la que nos está llevando.

El gobierno de Mauricio Macri ha sacrificado la industria, el trabajo y toda aspiración de soberanía nacional en el altar de la oligarquía financiera; pero habiendo servido eficientemente a sus deseos, ahora se aprestan a darle la espalda.

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