Por Marina Vidal

Rosario se caracteriza por ser una ciudad con una variada oferta gastronómica con barrios que concentran la mayoría de los locales con ofertas de diversa índole. Pichincha, Paseo Pelllegrini, la Costanera, bulevard Oroño, son algunos de los corredores que el rosarino elige para disfrutar. Sin embargo, tampoco es novedad ni sorpresa ver carteles de locales cerrados, vacíos, en venta, o alquiler y todos saben que salir a comer es «darse un gusto».

En este marco, Conclusión dialogó con el titular de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines de Rosario, Carlos Mellano, para analizar en que situación está el sector ante el furor de la cervecería artesanal y por otro lado el cierre de locales que no funcionan.

«Cierres masivos no hemos tenido, lo que se ve tanto en época de crisis como ahora, como en otros momentos es lo que nosotros le decimos pase de manos; o sea, cambios de titulares que venden los fondos de comercios ya que por lo general la actividad gastronómica continúa en la propiedad»

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Analizando la situación, el referente explicó que «la gente tomó el habito de salir pero la cuestión es en qué momento sale y que es lo que consume».

La gente optó por salir menos veces y con tickets más baratos.  Sobre todo en resto bares donde se desayuna o almuerza o merienda o cena. En parrillas y restaurantes igualmente ha bajado un 25 por ciento de acuerdo a las cuantificaciones que tenemos.

Respecto al boom de las cervecerías, Mellano puntualizó que «se ubican para un mercado descontracturado, juvenil, con una oferta gastronómica reducida incluso más que en un restobar».

A la gente por ahí de mas edad le sigue gustando que la atiendan y no levantarse a buscar la cerveza o hacer cola o estar parados. Pero, hoy si la gastronomía no sorprende, no tiene dinámica, no funciona

«Está cuantificado que ese público de las cervecerías artesanales fue matando o trasladando lo que nosotros decimos la nocturnidad.

La gastronomía hoy tiene un gran problema de rentabilidad, los números no nos cierran. Hoy hay que ser mago para mantener un negocio gastronómico los abierto los 365 días, con un marco inflacionario, con un marco impositivo, con un marco de insumos y servicios que han aumentado. Estamos hablando de una pyme que tiene 15 o 18 empleados en blanco.

El titular empresario sostuvo que hoy en día, «la gente estira su dinero de acuerdo a las necesidades que tiene la familia y no se gasta en salir a comer diariamente».

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Casos particulares en Rosario

«En el caso de los locales Chinchibira o Piel de Toro lo que ofrecen es una reconversión. Chinchibira tenía una coctelería de alta gama que posicionaban su negocio en un mercado muy determinado y con un coctelero conocido e importante. Pero la gente quizá optó más por elegir comer que ir a algún lugar particular», detalló.

Y agregó: «Nunca vamos a ver masivamente vacíos porque siempre va a encontrar a alguien que quiera continuar con esta situación. Ocurrió en el local ubicado en Catamarca y Moreno que hace 15 años que es una esquina gastronómica, hubo restaurantes por años, cambio de dueño, hubo bares, y ahora una cervecería artesanal, pero siempre fue un local gastronómico».

En realidad el 80 por ciento de los locales gastronómicos están a la venta, pero nadie lo blanquea; ahora, si viene un «novio» y le dice te doy tanto y al dueño le cierra, lo vende.

«Lo mismo ocurrió con el local de Dorrego y Catamarca, o lo que ahora es El Peñón que antes otros dueños se fueron y ahora funciona excelente. No ocurre lo mismo cuando cierran locales y los venden por un negocio inmobiliario, como ocurre en la esquina de Mendoza y Avellaneda donde funcionaba La Morada, o en Urquiza y Paraguay», finalizó.