El ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó esta tarde que la Argentina «intensificará el compromiso» con acreedores «sobre la base de la transparencia».

El funcionario subrayó que el país «intensificará el compromiso» con los tenedores de bonos «sobre la base de la transparencia y esfuerzos de buena fe», para alcanzar un proceso de «colaboración para restablecer la sostenibilidad de la deuda».

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Además, advirtió: «Estamos viviendo en tiempos de incertidumbre». No obstante, el funcionario sostuvo que «aún tenemos tiempo para llevar un proceso de reestructuración de deuda ordenado, pero ese tiempo no puede durar para siempre», en función de las reservas internacionales que tiene el país.

En una presentación vía webcast, indicó que todos los indicadores muestran que el país está en una crisis macroeconómica, al tiempo que realizó un análisis sobre las principales variables.

El funcionario subrayó que el costo de refinanciamiento de la deuda debe estar «en línea con los objetivos de superávit y crecimiento».

En esa línea, en la primera parte de su ponencia, Guzmán dejó en claro que «no hay más espacio para el ajuste fiscal primario» porque en los últimos años ya se hizo.

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El ministro no titubeó en asegurar que está al tanto del crecimiento de la pobreza no sólo de los últimos años, sino que es algo que continuó en estos primeros meses de gobierno debido a la delicada situación económica y financiera del país, que se propone encaminar.

Minutos antes de la conferencia en el Palacio de Hacienda en Buenos Aires, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer un comunicado en el que se dirigió a los tenedores privados de bonos de deuda argentina para advertirles la necesidad de un “alivio sustancial” para esos compromisos.

En otras palabras, el organismo de crédito pidió una quita cuantiosa, que según expuso debería ubicarse entre los 55 mil y los 85 mil millones de dólares.

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Más allá del aparente buen entendimiento entre el ministro de Economía argentino y la nueva directora gerente del FMI, la intención del prestamista de última instancia no es congraciarse con el país sino cobrar la deuda millonaria existente y sin quitas, por lo que si la hay “deben” hacerla los bonistas.