El ministro de Economía, Martín Guzmán, consideró este miércoles que «una solución para la deuda argentina traerá estabilidad a la región» y aseguró que su gestión buscó «redefinir las prioridades y hacer el esfuerzo de tratar de resolver la crisis en la forma más ordenada».

Al disertar en el Seminario «Nuevas Formas de Solidaridad» organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales en el Vaticano, el funcionario se refirió a «los problemas de la arquitectura financiera internacional para la resolución de crisis de deudas soberanas y el caso argentino».

Asimismo, el funcionario aprovechó para resaltar un factor hasta ahora no abordado por negociadores ni miembros de este gobierno ni el anterior: la “insustentabilidad” del acuerdo de pago con el Club de París, en especial por su alta tasa de interés.

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“Argentina pagará una tasa de interés del 9% sobre la deuda de 2020 a 2021 con el Club de París y eso no solo es insostenible, sino que marca un ancla muy mala para el resto de la reestructuración”, señaló el ministro, situado entre la directora del organismo, Kristalina Georgieva, y su mentor, el académico Joseph Stiglitz.

El Club de París agrupa a los 22 países acreedores más grandes (Alemania, España, Italia, entre ellos), con sede en Francia y bajo tutela de funcionarios franceses.

Acorde al cronograma publicado por el el Instituto de Finanzas Internacionales, en mayo vencería una deuda por 1962 de dólares millones con el Club de París.

En su momento esa negociación fue llevada adelante por el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires (entonces ministro de Economía de la Nación), Axel Kicillof, con la intención de lograr acceso a los mercados financieros en un contexto de clásica restricción externa (escasez de dólares).

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«Definitivamente, no es ‘pari passu’ (tratados por igual) lo que estamos tratando de hacer. Entendemos las complejidades del Club de París, pero si vamos a hacer las cosas bien, también necesitamos cooperación y necesitamos la cooperación de los bonistas», puntualizó, ante la atenta mirada de su par francés, Bruno Le Maire.

Impacto regional: ¿democracias fallidas?

Guzmán sostuvo que el presidente Alberto Fernández está «trayendo un gran liderazgo» para toda América Latina y remarcó que la Argentina está «sufriendo una profunda crisis de deuda soberana».

«Vemos que hay una arquitectura financiera internacional altamente ineficiente para resolver las situaciones de deuda insostenible», subrayó.

En tanto, analizó que «hacer austeridad fiscal para pagar la deuda en una situación de deuda insostenible no funciona, y por el contrario, es contraproducente y empeora la situación».

«Lo que hicimos fue redefinir las prioridades y hacer el esfuerzo de tratar de resolver la crisis en la forma más ordenada», enfatizó.

Guzmán indicó que «básicamente» quiere darle a cada bonista la «oportunidad de sentarse a la mesa y trabajar en conjunto para resolver esto de manera constructiva y evitar una situación en la que todos pierden».

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Respecto del FMI, evaluó que el organismo cuenta con una «postura constructiva» y apuntó: «Estamos felices por eso, pero no es suficiente. Necesitamos más».

En el encuentro, en el que también participó la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, el titular del Palacio de Hacienda afirmó que «una solución para la deuda argentina traerá estabilidad a la región».

En ese sentido, también habló el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, al decir que «América Latina es un ejemplo vivo de que la teoría del derrame nunca funcionó».

«Esa teoría, aplicada a la democracia, no está funcionando: 8 de cada 10 latinoamericanos no está satisfecho con cómo funciona la democracia en sus países y piensan que el gobierno está en manos de unos pocos que no trabajan por el bien común», añadió.

«Los libres movimientos de capitales de corto plazo son como los falsos profetas, que vienen con piel de cordero pero por adentro, son como lobos rapaces. En la Argentina queremos ir más allá de esta situación, utilizando herramientas que nos aseguren que nunca más tomemos deudas insostenibles. Nunca más», enfatizó el funcionario.

En ese marco, comentó que para lograr deudas «sostenibles», son necesarias «instituciones democráticas que tutelen la regla de la ley, la transparencia y la responsabilidad, a través de un Consejo Económico y Social multisectorial y un esfuerzo conjunto entre Presidencia y el Parlamento».

«El objetivo de esta iniciativa es establecer prioridades claras y entender su racionalidad», añadió.

Por otra parte, el funcionario advirtió por el «enfriamiento global de las ideas» que, a su criterio, «es una especie de estanflación conceptual: las mismas viejas recetas que usamos en las últimas décadas se volvieron burbujas sobreinfladas, pero el daño que están causando a la economía real pasan desapercibidos».

«La mejor forma de combatir la estanflación conceptual es pragmatismo. Pero pragmatismo sin valores es poco más que la ley de la jungla. Necesitamos innovación para lograr inclusión en lugar de alimentar codicia. La inteligencia artificial es incompatible con la ética artificial. Una economía sostenible es incompatible con la corrupción o con ausencia de valores», evaluó.