Por Fabrizio Turturici

El economista José Luis Espert se mostró optimista en entrevista exclusiva de Conclusión, tras sostener que “este año la economía argentina va a crecer entre 2 y 3 por ciento”, aunque observó con ojos a la vez desorientados y preocupados las últimas decisiones políticas que sacudieron al gabinete nacional.

El gobierno atraviesa tiempos revueltos en lo que al rumbo económico se refiere: varios portazos con la excusa de la homogeneidad en la toma de decisiones son las que sorprenden al titular de Espert Consultoría Macroeconómica, al que todas estas marchas y contramarchas le parecen “poco serias”.

En consecuencia, Espert se preguntó “cuál es la vara de Cambiemos” tras las partidas de Isela Constantini, Alfonso Prat Gay y Carlos Melconian, quien estuvo “diez años trabajando con el presidente”. Y criticó la designación de Javier González Fraga en el Banco Nación al considerar que “es un gran invento de la progresía argentina con supuesto prestigio”, dijo tras rotularlo como el gran causante del atraso cambiario de los noventa.

En el plano macroeconómico, según Espert a 2017 le espera un crecimiento “entre 2 y 3 por ciento, sin tener en cuenta el contexto internacional que es un factor de riesgo permanente”. En tanto que “la inflación no irá más allá del 25% anual”, luego de que el año pasado el gráfico de la misma alcanzara límites elevados.

—¿Será un crecimiento genuino o lo que ustedes llaman el efecto rebote?

—Primero veremos lo que pasa en 2017, porque para responder esa pregunta necesitaríamos saber qué ocurrirá en 2018, pero eso para mí es ciencia ficción. Digo esto por todo lo que se avecina: asume Trump y con ello, los riesgos internacionales son importantes. El presidente estadounidense es un factor de riesgo a tener en consideración. Si cumple con las promesas que hizo durante su campaña, el mundo se vería complicado y no sólo en materia económica. Luego habrá elecciones trascendentes en Holanda, Francia y Alemania, países donde existen serias amenazas de un populismo proteccionista bastante importante. Hasta que no tengamos dilucidadas estas cuestiones, hablar de 2018 para mí no es serio.

—Con la actual política económica de Macri, ¿quiénes ganan y quiénes pierden?

—Este año, si los salarios reales dejan de caer –a diferencia de lo que ocurrió en 2016- el consumo se verá beneficiado; es decir, la gente de a pie se verá beneficiada claramente. Al mismo tiempo, el consumo afectará positivamente a un montón de actividades. La industria mejorará, el campo seguirá yendo en alza y la construcción va a repuntar. Estos serán los sectores más beneficiados. Es que cuando la economía crece, es difícil que haya algún sector perjudicado. Veremos también una ligera recuperación del empleo privado; donde en el peor de los casos, los salarios reales dejarán de caer, tal como ocurrió en 2016.

—¿Le sorprendió la salida de Carlos Melconian del Banco Nación?

—Más que sorprenderme, me resulta demasiado extraño el manejo que se está haciendo en lo más alto del poder político con estas cuestiones. Isela Constantini se fue cuando estaba bajando el déficit de Aerolíneas Argentinas de manera sensible. El argumento fue que ella era demasiado blanda con los sindicatos; cosa extraña en un gobierno que le entregó obras sociales y plata a los piqueteros que cortan la calle y enloquecen la vida de la gente. ¿Cuál es la vara de Cambiemos? Más tarde se fue Alfonso Prat Gay, un ministro que dentro del gobierno había sido exitoso, más allá de las diferencias ideológicas que nos separen: eliminó el cepo sin déficit cambiario, nos sacó del default e hizo un gran blanqueo de capitales. Tuvo que viajar a Villa Langostura para que el rey Macri lo despida. Ahora se va Melconian, una persona que estuvo diez años trabajando a la par de Macri y que en el Banco Nación había hecho una buena labor, en palabras de su reemplazante Javier González Fraga. No se entiende lo que está ocurriendo en el poder ejecutivo, pero es poco serio.

—La explicación oficial fue la de acortar distancias ideológicas dentro del gabinete para encontrar homogeneidad en el rumbo económico…

—¿Una persona que hace diez años trabaja con el presidente no llegó a encastrar por completo en el equipo de gobierno? No me parece serio. Mi sospecha –y es nada más que una apreciación- es que Melconian se vio ministro de economía dos veces, frustrándose con las designaciones de Prat Gay en su momento y Nicolás Dujovne ahora.

—¿Y qué opinión le merece Javier González Fraga?

—La actividad del Banco Nación es básicamente dar crédito subsidiados, y aquí la actividad profesional de macroeconomista no se ve. A lo mejor González Fraga es un excelente banquero, y le deseo la mejor de las suertes. Pero como macroeconomista, González Fraga es un gran invento de la progresía argentina con supuesto prestigio. Estuvo en el BCRA algunos meses durante los noventa y dejó un atraso cambiario que hirió de muerte a la convertibilidad: un pecado original, un dólar barato. Fue el gran causante del atraso cambiario. Como si fuera poco, en los primeros años del kirchnerismo fue un enfático defensor de las políticas de los Kirchner; cuando estaba cerca de la UIA y la misma estaba cazando en el gallinero, vendiéndonos caro lo que afuera se podía comprar barato, porque la economía estaba cerrada al comercio.

—Mediante un decreto, el presidente ordenó al Ministerio de Hacienda tomar deuda por veinte mil millones de dólares.

—Cuando uno quiere tener todo el déficit posible y más en un año electoral, como ha decidido Cambiemos, tiene dos maneras de financiarlo: o emite dinero (al estilo kirchnerista) o coloca deuda. Ellos se desviaron por el segundo camino. Es que el hecho de tomar deuda es consecuencia de una decisión superior que es tener déficit. Y eso es lo que yo condeno. En caso de mantenerse esta estrategia a lo largo de los años, no sólo será peligroso sino también insostenible. Este año, en principio, no habrá problemas. Y digo en principio porque a nivel internacional están los factores de riesgo que antes mencionaba.

—Por último, usted se define como economista liberal, por eso quisiera preguntarle si –como vocifera la oposición- el gobierno de Macri es de perfil neoliberal.

—De ninguna manera. Macri está en las antípodas del liberalismo: sigue con una economía demasiado cerrada al comercio, donde no existe competencia desde el exterior. Además, tenemos un tamaño del Estado que asfixia al sector privado, así que no se cumplen ningunas de las reglas del liberalismo.

 

Foto: gentileza La Nación.