El sector empresarial espera un segundo semestre «sin sobresaltos» en ventas, inversión y empleo,
mientras para el próximo año no prevé una recomposición de su rentabilidad y más de la mitad cree que «continuará disminuyendo».

«El pesimismo mostrado en la medición de fines del 2014 no se vio convalidado en la realidad de este período», subrayó el sondeo que consultó online a 182 ejecutivos.

Arrojó que «se espera un segundo semestre sin sobresaltos y con retorno a la normalidad», ya que el 32% estima que será «moderadamente peor» y un 30% cree que seguirá «igual».

El estudio indicó también que «para el próximo año se prevé estabilidad de los principales factores que afectan a la empresa con un ligero incremento de las ventas en el mercado interno» y remarcó que «los principales factores de mejora siguen siendo los internos a cada compañía».

«Los empresarios no esperan una recomposición de su rentabilidad en el próximo año. Más aún, la mitad de ellos cree que la misma continuará disminuyendo», alertó el estudio.

A su vez, señaló que creció «la brecha de la capacidad disponible como consecuencia de la retracción de semestres anteriores en las ventas».

«Una de cada cuatro empresas opera por sobre el 85% de su capacidad: hace 5 años atrás, esta situación se daba en la mitad de las compañías consultadas», precisó la encuesta.

Con relación a las inversiones sobre las ventas, el sector empresarial consultado opinó que se mantienen estables en el 10%, luego de que en los últimos años oscilara entre un 10% y 13%.

De cara al futuro, los encuestados indicaron que los tres factores predominantes para promocionar las inversiones son eliminación de impuestos distorsivos, clarificación de las reglas del juego y reforma impositiva.

Los empresarios consideraron, por otro lado, que en los principales temas de desafío siguen predominando los salarios y la retención de talentos, mientras creció la importancia del factor tecnológico.

Respecto de la competitividad, el informe señaló que en las empresas esa cuestión «parecería estar más determinada por el tipo de cambio que por factores estructurales», al tiempo que evaluó: «Se entiende que, en general, es relativamente baja».

La competitividad, además, estaría regida por las características impositivas del mercado local», aclaró el
trabajo.

«Si bien existen dudas y omisiones, para una tercera parte de las empresas consultadas la competitividad esta además vinculada con el ´buen gobierno corporativo´», destacó el informe.

Remarcó que «se requiere a los candidatos presidenciales su definición, especialmente, sobre educación, justicia, seguridad y política impositiva».